El nombramiento de Dmitro Yarosh como asesor del comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania Ivan Zaluzhny muestra claramente el curso que Zelensky pretende seguir en relación con la guerra en Donbass y la colaboración con las formaciones neonazis. El nombramiento tiene una serie de implicaciones.
Para empezar, es preciso recordar que el que fuera líder de la organización neonazi Praviy Sektor estaba en nómina del SBU antes del golpe de 2014 y que era un protegido del oligarca Ihor Kolomoisky, que más adelante aportaría financiación al Praviy Sektor y a Yarosh. A finales de 2014 y principios de 2015, Kolomoisky activamente promocionó a Yarosh para el puesto de jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Ucrania, para lo que la prensa que controlaba inició una campaña de desprestigio contra Muzhenko, que era el hombre de Poroshenko. Sustituir a Muzhenko por Yarosh era percibido por Kolomoisky como una forma de controlar las Fuerzas Armadas de Ucrania y de privar a Poroshenko de una de sus herramientas de poder, así como una oportunidad de lucrarse de la guerra en Donbass.
Pero Kolomoisky perdió la guerra contra Poroshenko, así que Yarosh no obtuvo ningún puesto relevante. En ese periodo, con la reducción de la financiación de Kolomoisky, una parte relevante de los nazis del Praviy Sektor migró a otras formaciones neonazis como Azov. Yarosh oficialmente dimitió del puesto de líder del grupo en el otoño de 2015 ante la pérdida de miembros de la organización y acusaciones de vínculos con la oligarquía.
En años posteriores, Yarosh periódicamente reapareció en la prensa con amenazas vacías de “batallón de Maidan en Kiev”, “marcha de batallones de Donbass sobre Kiev”, “celebración de un referéndum de censura de Poroshenko” y “continuación de la revolución nacional”. Debido a la falta de fondos, todo esto no fue más que retórica vacía y populismo, ya que, para finales de 2015, todas las formaciones neonazis quedaron bajo control de la administración Poroshenko, el SBU y el Ministerio del Interior y pasaron a estar en nómina, lo que descartaba l posibilidad de cualquier Maidan sin autorización (especialmente un Maidan sin autorización de Estados Unidos).
La influencia del Praviy Sektor entre los neonazis ucranianos se debilitaba y en las elecciones locales de 2015 ya no se presentaron por su cuenta sino con Svoboda, de Oleh Tyahnibok, algo que se percibió como una negación del liderazgo del Praviy Sektor entre los radicales de extrema derecha. Sin embargo, las elecciones claramente mostraron que este electorado no es grande y que su influencia se debe únicamente al apoyo del Estado. Este apoyó existía en tiempos de Poroshenko y sigue existiendo con Zelensky, que mantiene una política de organización e integración ideológica de las organizaciones y formaciones neonazis en las estructuras del Estado. Así que los intentos de Kolomoisky y su prensa afín en 2014-2015 para hacer de Yarosh un “nacionalista ucraniano respetable” fracasaron. A causa de la derrota de Kolomoisky, Yarosh fue marginado, ya que no era especialmente necesario para Poroshenko.
La situación comenzó a cambiar en 2019, cuando Zelensky, financiado por Kolomoisky, llegó al poder. Yarosh volvió a aparecer en el campo informativo y otro hombre de Kolomoisky, Jomchak, se convirtió en jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Ucrania en lugar de Muzhenko (responsable de la derrota ucraniana en Ilovaisk, donde se escondió entre los arbustos). De hecho, hubo una pequeña venganza y los matones de Poroshenko fueron sistemáticamente apartados y sustituidos por personas cercanas a Kolomoisky. En 2021, ha llegado el turno de Yarosh, al que se ha rescatado del ostracismo y se ha presentado como un “asesor efectivo” para el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania, lo que vuelve a demostrar el nivel de influencia del oligarca Kolomoisky en los nombramientos del entorno de Zelensky.
Se ha llamado a Yarosh para resolver tareas utilitarias, mostrando a los nazis ucranianos que Zelensky seguirá el curso de la “guerra con Rusia” y “no ignorará la revolución nacionalista”, reduciendo así el grado de presión de la derecha, que preocupa a Kolomoisky y Zelensky en vista de la presión de Occidente y las manifestaciones nazis esponsorizadas por Poroshenko. Hay temor en el entorno de Zelensky de que Poroshenko pudiera manejar las manifestaciones nazis para derrocar a Zelensky y que Estados Unidos podría mirar hacia otro lado. Así que se ha puesto en marcha la labor de apaciguar a los neonazis diciendo “mirad, hemos dado un cargo a Yarosh, es de los vuestros, así que nosotros somos de los vuestros, no somos el enemigo”.
El nombramiento muestra claramente que no se debe esperar ninguna “normalización” de las autoridades de Ucrania, ya que, como hasta ahora, pretenden utilizar a los neonazis para la guerra en Donbass y para acosar a la disidencia. Estados Unidos y el “civilizado” Occidente harán la vista gorda, ya que la práctica de utilizar a neonazis contra Rusia se remonta a los años de la Guerra Fría, cuando Estados Unidos apoyó abiertamente a antiguos nazis y colaboracionistas del este de Europa, vistos como una herramienta para luchar contra la Unión Soviética. La única diferencia es que el proceso de organización se realizaba en el territorio de Estados Unidos, mientras que ahora se hace en los países bálticos limítrofes y en la Ucrania controlada por Washington.
Por supuesto, en vista de estas soluciones a las cuestiones de personal, no debemos esperar ningún progreso en lo que respecta a la continuación de la guerra en Donbass. Al contrario, la retórica de escalada aumentará en paralelo a la escalada en el frente y Yarosh será uno de los portavoces (ahora oficialmente) apelando a Zelensky a un ataque contra la RPD/RPL y a favor de la guerra con Rusia. Se trata de un paso comprensible y deliberado por parte del entorno de Zelensky, que, a causa de la presión de Estados Unidos y las crecientes tensiones internas, necesita explotar el tema de la guerra en Donbass, especialmente en un momento en el que Moscú simplemente se niega a negociar con Zelensky, al que ya ven como un coche que vender como chatarra.
Así que no es sorprendente que el “presidente de paz” cuya popularidad sigue descendiendo, en lugar de solucionar el problema de la guerra en Donbass, intente hacer todo lo posible para presentarse como aún más rusófobo que Poroshenko y, como su predecesor, use la guerra en Donbass para resolver problemas domésticos y coopere con los neonazis integrados en las estructuras estatales. Está claro así que las perspectivas de un encuentro entre Zelensky y Putin o nuevas negociaciones en el Formato Normandía tienden a cero. En lugar de eso, “aquí está Yarosh para vosotros”. Un hito brillante que deja claro que el derramamiento de sangre en Ucrania continuará.
PD. Hoy [ayer martes] el ministro de Defensa de Ucrania Taran ha dimitido. Lleva hablándose de ello todo septiembre y octubre. Parece ser que la última gota ha sido la historia del uso de drones cerca de Staromarievka, cuyo uso fue negado por el Ministerio de Defensa de Ucrania, mientras que Zelensky y el comando del Ejército Ucraniano lo admitieron.