El contrato cubre el suministro de 4 millones de toneladas de gas natural licuado americano al año durante ese periodo, “el más largo firmado entre China y Estados Unidos en materia de gas natural licuado”, según ha declarado la primera refinería de Asia en un comunicado de prensa.
El director de Venture Global, Mike Sabel, al referirse al contrato de 30.000 millones de dólares para el suministro a Sinopec, lo calificó como el mayor acuerdo de suministro de gas natural a largo plazo de la historia de Estados Unidos.
El acuerdo es una sorpresa dentro de la guerra económica sino-estadounidenses, habitualmente salpicado de enfrentamientos mediáticos con faraónicos aranceles punitivos recíprocos desde 2018.
El gobierno de Biden no ha levantado las sanciones de Trump, pero en el contexto de una crisis energética, es evidente que no se opone a la petición de Pekín, que necesita aumentar su suministro de materias primas para volver a poner en marcha sus fábricas y abastecer al mercado mundial.
La reapertura de las minas de carbón y el aumento de las cuotas de las que ya están en funcionamiento no bastan para alimentar su demanda de energía, y la escasez y las gigantescas averías se han multiplicado en las últimas semanas. El país, que ya recurre masivamente a las importaciones en tiempos normales, se encuentra en una situación tensa.
China produce menos del 30 por ciento de sus necesidades de crudo y el 58,7 por ciento de gas natural. De hecho, es el mayor importador mundial tanto de petróleo (20 por ciento de las importaciones mundiales) como de gas natural (11 por ciento del total mundial).