El portavoz de las fuerzas yemeníes dijo en una conferencia de prensa que el Ejército y Ansarulá llevaron a cabo una operación a gran escala contra objetivos militares y vitales del “enemigo saudí” en Riad, Yeddah, Taif, Yizan, Nayran y Asir.
Según algunos informes de los medios de comunicación, los vuelos al aeropuerto de Riad se suspendieron tras el ataque.
“La operación del 7 de diciembre se llevó a cabo con varios misiles balísticos y 25 drones”, dijo el general Yahia Sarii.
“Seis drones de tipo Samad 2 y Samad 3 apuntaron a la base aérea Rey Fahd en Taif y la instalación petrolera de Aramco en Yeddah. Otros cinco drones del tipo Samad 1 y Samad 2 atacaron emplazamientos militares en las regiones de Abha, Yizan y Asir”.
“Ocho drones Qasef 2K y una gran cantidad de misiles balísticos impactaron en sitios sensibles y cruciales en Abha, Yizan y Nayran”, agregó Sarii.
Además, hizo un llamamiento “a todos los ciudadanos y residentes en las áreas objetivo para que se mantengan alejados de los sitios militares, que están en el punto de mira de nuestras fuerzas”.
Y el general Sarii concluyó: “Enfrentaremos cualquier escalada con una escalada similar y realizaremos más operaciones militares como parte de nuestra autodefensa en respuesta a la agresión y el bloqueo contra nuestro pueblo”.
La operación de represalia se produce cuando el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed bin Salman, partió el lunes por la noche en un viaje a los estados árabes del Golfo Pérsico y llegó a Mascate, la capital de Omán.
En los últimos cinco días, aviones de combate saudíes han bombardeado 130 veces Sanaa, la capital de Yemen, y otras ocho provincias del país. Cerca de cincuenta civiles murieron y resultaron heridos.
Cuatro barrios de Saná fueron objeto de 26 ataques, el último de los cuales tuvo como objetivo un garaje para camiones y un depósito de combustible.
De hecho, la Fuerza Aérea de Arabia Saudí ha intensificado sus ataques contra civiles en los últimos días en medio del silencio ensordecedor de la comunidad internacional.