La política en ese engendro que llamamos España es REALmente repugnante, nauseabunda. La mediocridad de sus actores, de todos los asalariados del sistema es sin duda manifiesta.
Así, un chulesco individuo, heredero del franquismo y líder de una organización criminal (lo dijo el juez) llamado Pablo Casado asegura que el ministro de consumo, Alberto Garzón, es comunista. Por su parte, el aludido se erige como tal sin serlo.
Es verdad que Garzón pertenece a PCE, pero tanto Casado como el mismo Garzón saben que este partido de comunista no tiene nada, que todo lo rojo que tuvo está completamente desteñido. Pero ahí andan, cada uno por diferentes motivos (aunque en el fondo parecidos), agitando el fantasma del comunismo.
Ambos políticos, defensores del régimen de 1939 en su versión de 1978, viven estos días enfrascados con el tema de las macrogranjas. El líder del PP, Pablo Casado, ha asegurado hoy que su partido apoya “toda la ganadería de España” y ha pedido al jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, que se asuman responsabilidades y cese al ministro de Consumo, Alberto Garzón, porque “no hay precedentes” de un Gobierno que hable “mal” de su país. Además, ha defendido la campaña que ha lanzado el PP alegando que están en contra del “intervencionismo comunista” por la “miseria” de esta ideología.
Al parecer el PP lleva a cabo una campaña en redes sociales bajo el lema “Más ganadería, menos comunismo”. El partido que heredó el franquismo asegura que el comunismo es “una ideología política que está en el Consejo de Ministros porque Alberto Garzón es el líder del Partido Comunista de España”.
Lo dicho, el nivel de la “alta” política española está así de tremendamente elevada; una parte ahí arriba, a la derecha de Dios, y la otra, también arriba, «asaltando los cielos».