En Brasil, los empleados públicos dieron un toque de atención al presidente Jair Bolsonaro con un paro laboral. Miles de trabajadores públicos y funcionarios federales realizaron un paro nacional para exigir ajuste salarial.
Desde el Foro Nacional Permanente de Carreras Típicas del Estado (Fonacate), exigen un incremento salarial a sus agremiados de al menos un 28 por ciento para compensar las pérdidas inflacionarias de los últimos años.
En este paro participaron también centenares de trabajadores del Sindicato Nacional de Empleados del Banco Central (Sinal).
Los indignados luego se congregaron frente a la sede del Ministerio de Economía para llamar al diálogo y entregar una carta al ministro de Economía, Paulo Guedes, con las demandas, que beneficiarían aproximadamente 1 millón de servidores públicos.
De hecho, el paro tiene lugar semanas después que el mandatario ultraderechista anunciara una subida salarial para los policías, considerados parte de su base de apoyo.
El descontento entre los trabajadores del sector público abre un nuevo frente a Bolsonaro, que ya está bajo presión por la inflación, el desempleo, las reticencias de los inversores internacionales y la holgada ventaja de Lula da Silva en las encuestas para los comicios de octubre próximo, entre otras cosas.