Cuatro claves para entender la guerra mediática y dos estrategias para enfrentarla

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El camino emprendido por Venezuela, Cuba, Nicaragua, Bolivia, países miembros de teleSUR en la actualidad, hace 16 años, ha permitido a la región y en no pocas ocasiones, al mundo, enterarse de acontecimientos que debían haber quedado ocultos ante las grandes audiencias

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«Nuevamente  el Presidente Pedro Castillo enfrenta un pedido de vacancia para sacarlo del poder. Una de las razones, tiene que ver con una declaración al Canal CNN en español; en ella, según ese medio, el Presidente se habría comprometido a dar algún tipo de solución para que Bolivia logre una salida al mar», escribió Patricia Villegas M, presidenta de TeleSur, en un artículo que es una clase práctica de cómo funciona la guerra mediática en América Latina.

 

La periodista añade que, días después de ese diálogo, tuvo la oportunidad de conversar con la ahora exministra de la Mujer de ese país y preguntarle si conocía las razones por las cuales se había dado ese encuentro televisivo y le mostró una nota recientemente publicada en la que se indicaba cómo justo CNN en su versión original, había perdido 80 % de sus espectadores.

«Cuento este episodio, porque aún hoy, hay algunos sectores en nuestra región que caminan descreídos del escenario de guerra que se libra en los medios de Comunicación y otorgan, como en este ejemplo, un rol de periodismo, a quienes desde hace rato abandonaron la profesión, pero se amparan en ella, y son en realidad agentes de desestabilización de todo lo que esté por fuera de la estrategia del PODER. Los medios pues, NO solo son armas de guerra, son el escenario mismo de la guerra», añade Villegas.

«Aún recuerdo a ese mismo «periodista» (con el que habló el Presidente Castillo, que, por cierto, logró por mínima diferencia, vencer este episodio destituyente), recibiendo premios de los golpistas bolivianos, tras haber logrado un cambio de régimen en ese país en el año 2019.

«Por tanto, lo primero que hay que decir, sin que lo dudemos, es que en ese Canal de TV que a Ud. le gusta, ese periódico que Ud. suele leer, esa radio en la que ponen la música que le transporta, ha sido escogido para que Ud. defienda esos intereses y haga parte de la estrategia de sumarlo a un bando de la historia en determinada coyuntura.

Así es como opera la guerra de la sobreinformación, la fragmentación, el ocultamiento, la farandulización y la mentira, indica la reportera, quien, a su vez, describe la metodología.

1. SOBREINFORMACIÓN.
Como un «bombardeo de datos», en el que «cada mirada al teléfono se convierte en un tsunami de imágenes, colores, palabras, idiomas» describe Villegas la sobreinformación a que estamos expuestos los ciudadanos globales.
«Las historias deben caber en pocos caracteres, es el privilegio de la imagen sobre los textos, la misma imagen, el mismo texto, puesto en varios colores, presentado en varios formatos, por diversos presentadores, en varios idiomas, que te dicen lo mismo, cada hora, sin añadir un dato, un ángulo, un contexto, una contribución a la memoria. Son fábricas de contenidos, sacando noticias “calientes”, como el pan, cada segundo. Tik, tak, tik, tak, cada segundo», añade.
Narra, además, la manera en que Telesur demostró que la prueba del bombardeo del gobierno de Gadafi a su pueblo en plaza verde de Tripoli, en realidad no existía. «Todos lo dieron por hecho, pero pasados unos días, un multimedio latinoamericano (teleSUR) emitía en vivo, en directo, desde ese mismo lugar, mostrando que no había evidencias de ataque y menos víctimas. 20 años después, un informe realizado para el Parlmento Británico, corrobora que efectivamente no hubo ataques a gran escala contra civiles libios y que Gadafi había recuperado ciudades de los denominados “rebeledes” sin atacar a los civiles a principios de Febrero de 2011».
«Meses después una influyente cadena árabe recreaba el ataque a esa misma capital, que a la postre, terminó cayendo, horas después, cuándo todos los medios daban por hecho, algo que en la práctica ya habían anunciado, sin que ocurriera», escribe.
2. FRAGMENTACIÓN.
Vinculado a este fenómeno está la fragmentación de la información, indica la periodista, que ejemplifica con el COVID-19.
«¿Por qué? Cuándo el COVID llega a Europa, que no antes en China, todos los medios se volcaron a informarnos y educarnos sobre el particular. En pocos días nos volvimos epidemiólogos, aprendimos términos como curva, exponencial, PCR, Pruebas rápidas, bioseguridad. Cualquiera diría que por fin el periodismo científico y el periodismo de salud, llegaba al pódium con medalla de oro, pero NO.
«La información cierta y seria se quedó atrás y los titulares se concentraron en la muerte y la enfermedad como número», indica.
3. OCULTAMIENTO.
Patricia Villegas añade que la avalancha de noticias sobre la enfermedad (COVID), guerra (Ucrania), violencia en los Oscar, «nos ha impedido el relato de las otras agendas».
Como ejemplo dice que «En el caso de la pandemia, de los hechos más relevantes es que se ha ocultado deliberadamente las causas estructurales que nos trajeron a este escenario y la afectación de los sectores más vulnerables de nuestras sociedades.
«En Colombia el Presidente Duque hacía un programa de no menos de una hora diaria, donde habla del COVID, pero ni una sola referencia a los otros problemas sociales del país. Las masacres ocurren diariamente, el asesinato de líderes y desmovilizados de las FARC, nunca entró en cuarentena».
Añade que «Como invisibilizada ha estado, con pequeñísimas excepciones, la labor de la medicina cubana, que no solo envió brigadas a más de 60 países para apoyar los sistemas de salud locales, sino que también ha generado la ÚNICA vacuna latinoamericana contra la enfermedad».

4. FARANDULIZACIÓN.

«Las claves de la escritura periodística están hoy basadas en el mismo esquema de escritura de la fuente de farándula», puntualiza pues con la idea de activar el interés en lo emocional, «asistimos a unos “marcos” o guías generales, para la redacción de textos y presentación de la información, cualquiera que sea el tópico que abordemos».

«Da igual si lo que necesitamos es saber sobre la economía polaca o los colores de moda en los trajes de verano en Buenos Aires, porque todo viene escrito de la misma forma. Los 10 puntos para comprender cómo entender a tu suegra o las 10 razones para amar a tu gato o los 10 ejercicios de Zendaya para tener un vientre plano», agrega.
«NO hay matices, ni grises. Se construyen personajes y sobre esos roles, se desarrollan las historias. Si esto fuera en el género de ficción, no habría problema, pero cuándo la historia es el relato de la realidad, estamos en peligro», concluye.

DOS ESTRATEGIAS PARA ACTUAR

La presidenta de Telesur añade que ante la pregunta de qué hacer hay dos acciones claras.

1. GENERAR MÁS MEDIOS Y MÁS AUTOPISTAS DE DISTRIBUCIÓN.

En su opinión hoy más que nunca son necesarios los medios públicos. «El esfuerzo deliberado del neoliberalismo en América Latina y de los gobiernos de derecha de los últimos años, dejaron a nuestra región con serias debilidades en la producción de contenidos informativos», dice.
De acuerdo con su pensamiento «El camino emprendido por Venezuela, Cuba, Nicaragua, Bolivia, países miembros de teleSUR en la actualidad, hace 16 años, ha permitido a la región y en no pocas ocasiones, al mundo, enterarse de acontecimientos que debían haber quedado ocultos ante las grandes audiencias.
«Esta apuesta audaz se ha convertido en un modelo, para no pocos emprendimientos comunicacionales alternativos y contra hegemónicos. Ha jugado un rol estelar en la creación de una comunidad de ciudadanos críticos, que no tenían un punto de encuentro, dónde compartir y contrastar visiones sobre la coyuntura global. teleSUR ha sido una gran factoría de contenidos latinoamericanos y ha trabajado arduamente en la recuperación de la memoria de nuestra región. Hoy teleSUR habla inglés, español y produce contenidos en portugués. Su impacto es proporcional a los ataques recibidos en estos arduos años de consolidación», argumenta.

2. ALFABETIZAR AL CIUDADANO.

«No solo tenemos la tarea urgente de democratizar la información, de construir más medios y más autopistas propias para distribuirlos», explica la reportera pues es un «imperativo trabajar en los procesos de formación de audiencias críticas, que al leer que el cloro, puede curar el COVID, ¡no se les ocurra, probarlo!», concluye.

Fuente: granma.cu
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