La ONU publicó este lunes un informe en el que advierte de la preocupante inseguridad alimentaria que en algunas partes de Afganistán llega a ser calificada como «catástrofe» humanitaria.
El estudio, realizado principalmente por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO por sus siglas en inglés), y el Programa Mundial de Alimentos, reveló que casi 19,7 millones de afganos «se enfrentan a altos niveles de inseguridad alimentaria aguda», lo que representa el 47 % de la población total de Afganistán, concentrada, sobre todo, en el noreste del país.
Según la Clasificación Integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria, 20.000 afganos han alcanzado la fase de hambruna, es decir, el nivel más peligroso de los cinco existentes. Otros 19,62 millones de personas se encuentran en la fase de crisis o de emergencia.
Además de quienes sufren estos tres niveles de inseguridad alimentaria aguda, otros 14,6 millones entran dentro de la categoría de tensionados en su relación con los alimentos.
El análisis también enumera las principales razones de la complicada situación humanitaria en el país: el deterioro económico, la sequía, los altos precios de los alimentos y el impacto global del conflicto en Ucrania, que ha encarecido los alimentos en todo el mundo.
Este es el legado de 20 años de ocupación yanqui.
Más pobreza de la que había en 2001, tras asesinar a ¿cuántos miles de afganos?
Pero eso no eran crímenes de guerra, ni nos los ponían todos los días en las TV patrias.
Pero las mentiras, bulos y propaganda la hacen los otros, los malos, los enemigos del muy civilizado occidente.
Igual que las «no guerras» en Yemen, Somalia, Mali, Libia o Siria. O la mil veces olvidada de Israel contra Palestina con la bendición de la OTAN.
Esas vuelven a estar olvidadas por el ataque (¿defensivo?) de Rusia contra Ucrania.