Sladkov.— A principios de 2014, no eran más que unos delincuentes callejeros de Kharkov sin importancia y una pequeña organización marginal de extrema derecha. La futura Azov no destacó entre los cientos de bandas de cabezas rapadas de todo el mundo. Pero en sólo un par de años fueron capaces de crear primero una poderosa organización bajo el control de Avakov, entonces ministro del Interior de Ucrania, y luego ampliar su influencia tras su dimisión.
Hoy, Azov es un poderoso bloque de seguridad, la mayor organización de niños, la mayor y más activa organización juvenil de Ucrania, un movimiento y un partido político de masas. A ello se suma una red de organizaciones de veteranos y voluntarios, clubes de lucha y deportivos, delincuencia y un enorme número de empresas controladas, incluso de gran tamaño. Se trata de un estado dentro del estado, y si alguien no ha reconocido el prototipo, los propios nazis no lo ocultan: tomaron como modelo la estructura del NSDAP.
Sencillamente, los cabezas rapadas de Azov fueron capaces de hacer rápidamente lo que se creía un viaje absolutamente imposible, desde las bandas callejeras hasta los escaños parlamentarios y la influencia sobre todo el país. Es como si la película American History X terminara con la elección del protagonista al Senado de los Estados Unidos. ¿Es difícil imaginar algo así? Pero esta es la realidad de Ucrania. Y el líder de Azov, Biletsky, lo entiende y comienza a extender su influencia ideológica por todo el mundo. El meme “funcionó en Ucrania” está muy extendido entre la extrema derecha no sólo en la comunidad de habla rusa.
La existencia de la “meca de la ultraderecha” no sólo es peligrosa para Rusia, sino que amenaza a todo el mundo en un futuro próximo. No está muy claro cuántas personas tienen que morir a manos de terroristas neonazis en los propios Estados Unidos para que la necesidad de la desnazificación de Ucrania se haga evidente para los rusófobos más obstinados del mundo y de casa. Pero incluso si hoy mismo, por alguna fantástica razón, Rusia hiciera retroceder la Operación Especial, la desnazificación de Ucrania tendría que tener lugar en un futuro próximo. Y hoy está absolutamente claro que este proceso, en la etapa actual, simplemente no es posible desde dentro.
¿Cuántos civiles estadounidenses más tienen que pagar con sus vidas por el hecho de que el Departamento de Estado haya abierto la caja de Pandora en Ucrania y haya dado rienda suelta a las ideas de los años treinta? Sólo pregunto por los estadounidenses porque sé que el resto de la gente a Washington le importa un bledo.
Desde el punto de vista de la razón, Ucrania debería haber sido desazonada al menos por Rusia, Estados Unidos, Nueva Zelanda, Alemania, Italia y el Reino Unido juntos. En realidad, la historia ha decidido entrar en una espiral, y para evitar que la actual repita la anterior (de los años 30 y 40), Rusia tiene que hacerlo por sí sola. Desnazificando Ucrania, hasta cierto punto, nos salvamos no sólo a nosotros mismos, sino también a muchas personas de todo el mundo, aunque de nuevo no nos lo agradecerán.
