Camiones cargados del trigo sirio robado del noreste del país y decenas de cisternas llenas del crudo del pueblo sirio, cruzan casi a diario las fronteras sirio-iraquíes, con dirección hacia las bases norteamericanas en Irak. Este escenario ya es más frecuente que antes, a pesar de que ambos productos gozan de una importancia estratégica para este país, cuya economía sufre debido a los largos años de guerra.
Mientras esas cantidades de crudo están siendo robadas, las cifras oficiales indican que la producción de petróleo de Siria se ha reducido a 85 000 barriles por día, lo que no satisface ni una pequeña parte de las necesidades básicas del país. Todo ello ha causado el aumento de los horarios del corte de electricidad, sin olvidar la crisis de gasolina que afectó seriamente al sector de transporte.
Con el acercamiento de la etapa de la cosecha del trigo, EE.UU. a través de sus agentes obliga a los agricultores de las zonas ocupadas en el noreste a vender su producción para llevarla a sus bases en Irak, privando así a los sirios de su pan en plena crisis alimentaria que atraviesa el mundo.
Bashar Barazi, Damasco.