El trabajo diario, sistemático y continuo del partido de la clase obrera entre las masas

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Como Lenin subrayaba a menudo, “el problema fundamental de toda revolución es la cuestión del poder del Estado”[1].  La organización de la clase obrera como clase dominante mediante la toma del poder político es el requisito previo para establecer el nuevo orden social (la sociedad comunista), a través del cual se emancipará. Por esta razón, la lucha de emancipación de la clase obrera debe ser, en primer lugar, una lucha política centrada en la toma del poder del Estado, y la conciencia de los trabajadores debe elevarse al nivel de la conciencia política. La formación y maduración de las condiciones objetivas no es suficiente para la victoria de la revolución y la toma del poder por la clase obrera. Además, hay que formar y preparar las condiciones subjetivas. Las condiciones subjetivas no maduran por sí mismas. El partido es el elemento más fundamental y el preparador de las condiciones subjetivas.

 

Como las posiciones de los países en el sistema capitalista-imperialista, el nivel y la forma de desarrollo del capitalismo y, en consecuencia, las relaciones y contradicciones entre las diversas clases sociales, las condiciones de la lucha de clases, etc. difieren, la tarea urgente que tiene ante sí la clase obrera, la estrategia y la táctica a seguir también varían según los países y la época. La clase (o alianza de clases) que hay que derrocar, los aliados de la clase obrera, las fuerzas que hay que neutralizar y ganar (las fuerzas principales y de reserva de la revolución) difieren de un país a otro. Sin embargo, que la clase obrera se organice como clase dominante tomando el poder, construyendo la sociedad comunista, dependerá de que el movimiento obrero no pierda su orientación en las complejas y siempre cambiantes condiciones de la lucha de clases, se desarrolle mediante una estrategia y una línea táctica correctas, reciba el apoyo de otras clases oprimidas y explotadas y dirija su movimiento, y neutralice las fuerzas sociales vacilantes. Por ello, la preparación para la revolución y el factor subjetivo implican la preparación de la clase obrera, así como de sus aliados, en cada período histórico y ganarlos para la lucha revolucionaria, y el desarrollo de su movimiento en una línea correcta.

Como ha demostrado la experiencia histórica, la clase obrera no puede superar estas tareas en el estrecho campo del movimiento espontáneo. La condición para su realización es la fusión de la teoría revolucionaria con el movimiento obrero, y el progreso de su acción y lucha bajo la dirección de esta teoría.

Sólo un partido dotado de teoría revolucionaria puede desarrollar la estrategia y la táctica correctas y organizar el trabajo necesario para la preparación de la condición subjetiva de la revolución entre las más amplias masas. La clase obrera no puede alcanzar su objetivo de acabar con la dominación del capital a menos que el partido gane a los segmentos crecientes de la clase obrera, que es la fuerza principal de la revolución, así como a las otras clases oprimidas y explotadas -constituidas principalmente por el semiproletariado urbano y rural, el campesinado pobre y las naciones oprimidas, así como sus mujeres y jóvenes- que forman parte de las fuerzas motrices de la revolución, las fuerzas de reserva  que pueden cambiar de país a país, en la lucha política revolucionaria. La existencia y el desarrollo de un fuerte movimiento obrero bajo la dirección de su partido es, también, una condición para ganar a todas las masas oprimidas y explotadas y para que su lucha unida avance en la línea correcta.

El partido revolucionario de la clase obrera debe organizar y dirigir a la clase obrera y al pueblo en la lucha contra la clase capitalista, que detenta el poder político y organiza el Estado como instrumento de su hegemonía para la protección de sus intereses.

El Estado capitalista es la expresión de la dictadura de la burguesía sobre la clase obrera y todas las clases trabajadoras. Esta dictadura adopta diversas formas, como la democracia liberal, los regímenes autoritarios, las formas reaccionarias dirigidas por gobiernos neoliberales, socialdemócratas y fascistas, y las dictaduras militares. Sea cual sea la forma que adopte la hegemonía capitalista-imperialista, el partido revolucionario de la clase obrera debe ser el luchador más decidido en la confrontación diaria de la clase obrera y de las demás clases trabajadoras con el Estado capitalista y su política, por la conquista de las libertades y la democracia, los derechos sindicales y políticos contra la opresión y la tiranía; debe oponerse a la reacción y al fascismo en todas las condiciones; debe levantar las banderas de la lucha por la soberanía nacional y contra la dominación imperialista en los países dependientes.

En la lucha sindical, en la lucha política por la libertad y la democracia, en el desenmascaramiento del capitalismo con todos sus males e injusticias, y en la difusión y promoción del socialismo y de sus fundamentos materiales y morales, como la solidaridad de clase y el colectivismo, la clase obrera, bajo la dirección de su partido revolucionario, avanzará comprendiendo e interiorizando el socialismo científico.

Vivimos en la época del imperialismo y de las revoluciones proletarias. El dominio del sistema capitalista-imperialista es a escala mundial. A pesar de la derrota temporal del socialismo, en todo el planeta se dan las condiciones objetivas para la lucha por la emancipación de la clase obrera y para acabar con la dominación de la burguesía y del imperialismo derivada de la existencia del capitalismo.

La lucha contra el capitalismo-imperialismo requiere la unidad nacional e internacional de la clase obrera, que la burguesía y el imperialismo tratan de dividir y provocar unos contra otros, así como su unidad con los pueblos oprimidos; requiere la unificación de la lucha del proletariado de los países capitalistas avanzados con la lucha de los trabajadores y pueblos de los países dependientes.

I. La fusión del socialismo con el movimiento obrero

1. Como subraya Lenin, el partido revolucionario de la clase obrera es la “combinación del movimiento obrero y el socialismo”, aunque no con cualquier socialismo, no con el socialismo burgués o pequeñoburgués, sino con el socialismo proletario, con el socialismo marxista. En cuanto a su requisito histórico previo, los dos elementos de esta unidad -el surgimiento y desarrollo del capitalismo y de la clase obrera- tienen una base compartida, pero surgen y se desarrollan por separado el uno del otro.

2. En todos los países, quienes se encuentran primero con el marxismo y tienen la oportunidad de aprenderlo sistemáticamente suelen ser los sectores educados de la sociedad, que pueden adquirir, aprender y utilizar todo tipo de conocimientos científicos. Entre ellos, hay algunos que buscan un mundo nuevo, un nuevo orden social sin clases ni explotación, y tienden a aprender y aplicar esta teoría. Por lo tanto, como afirma Lenin “En cada país ha habido un período en el que el movimiento obrero existía aparte del socialismo, cada uno siguiendo su propio camino”. Y mientras se desarrollaron por separado y no pudieron combinarse o fusionarse, “en todos los países,  este aislamiento ha debilitado tanto al socialismo como al movimiento obrero. Sólo la fusión del socialismo con el movimiento obrero ha creado en todos los países una base duradera para ambos.” [2]

3. Esta combinación y fusión no se produce de forma espontánea y, como ha demostrado la experiencia histórica, no avanza como un proceso ininterrumpido, una unidad que, una vez realizada, se desarrolla reproduciéndose de forma continua, que no se agita ni se separa de nuevo. Es un proceso desafiante, con sus altibajos, que se realiza de diferentes formas y adquiere características específicas en cada país y en diferentes períodos y condiciones históricas. Al igual que el proceso de formación y desarrollo de la teoría marxista y del socialismo, el proceso de su combinación con el movimiento obrero es, entre otras cosas, la historia de una lucha decidida y continua contra todas las corrientes burguesas, desde las más liberales hasta las más reaccionarias, contra el socialismo burgués y pequeñoburgués en dos frentes.

4. Hacia la década de 1890, con el marxismo “obteniendo una victoria incuestionable sobre todas las demás ideologías en el movimiento obrero” (Lenin), las principales corrientes del socialismo burgués y pequeñoburgués que retrocedían frente al marxismo,  tendían a mantener su existencia y su lucha contra el marxismo bajo la apariencia del marxismo, en sus filas y en sus terrenos en general y en apariencia. Fue también una época -inspirada por las tesis desarrolladas en los círculos académicos burgueses-capitalistas- en la que vemos surgir, y desarrollarse en condiciones favorables, en el movimiento socialista proletario, las tendencias y corrientes que se inclinan a revisar el marxismo con perspectiva burguesa y pequeñoburguesa y a destruir su esencia revolucionaria-proletaria en nombre del marxismo, utilizando para ello los cambios y nuevos desarrollos. Estas tendencias y corrientes fueron más allá y dominaron el movimiento obrero revolucionario en los años que llevaron a la Segunda Internacional al colapso y en la segunda mitad del siglo pasado.

5. El proceso de desposesión y proletarización lleva a sectores de otras clases y capas sociales a integrarse en las filas de la clase obrera con sus propias perspectivas y características. Los elevados beneficios del monopolio amplían las posibilidades de la actividad compradora y degeneradora sistemática de la burguesía en la etapa monopolista del capitalismo y el desarrollo de la aristocracia y la burocracia del trabajo que constituyen las capas burguesas de la clase obrera. Además de todo esto, las condiciones sociales de existencia de la clase obrera, la presión polifacética de la burguesía sobre la clase obrera y su movimiento, etc., se encuentran entre los principales factores que permiten que el socialismo burgués y pequeñoburgués, incluso con apariencia marxista, y otras corrientes e ideologías reaccionarias, existan y se extiendan dentro de la clase obrera y su movimiento.

6. Con las lecciones de las luchas de clase, desde la Comuna de París hasta la Revolución de Octubre y otras revoluciones proletarias, la burguesía ha utilizado y sigue utilizando todas las oportunidades e instrumentos para impedir la fusión del socialismo proletario con el movimiento obrero, y para destruir esa unidad si ya se ha producido. Para ello, la burguesía utiliza todo tipo de instrumentos económicos, políticos y militares de forma coordinada y de acuerdo con las condiciones de las luchas de clases y las prioridades determinadas por estas luchas, y estos instrumentos incluyen todas las formas de terror desde las más brutales hasta las más sofisticadas, una sistemática y continua compra y corrupción, tratando de crear puntales dentro de la clase obrera y su movimiento, etc.

7. Fue con la aparición y desarrollo de las tendencias oportunistas y su dominio en la II Internacional cuando, a nivel internacional y por primera vez, se interrumpió, aunque parcial y temporalmente, el proceso de combinación del movimiento obrero y el socialismo marxista y de avance de la clase obrera organizándose como fuerza social independiente. Sin embargo, esta unidad sacudida y en retroceso se restableció sobre bases más sólidas, se reforzó y avanzó mediante la aplicación creativa y el avance del marxismo en la etapa final del capitalismo (el leninismo y la experiencia del partido bolchevique), la lucha decidida contra todas las formas de oportunismo y desviación, especialmente el oportunismo y el revisionismo de la II Internacional, la victoria de la Revolución de Octubre y la formación de un nuevo tipo de partidos ML de la clase obrera y de la Comintern. Este avance continuó durante algún tiempo tras la destrucción causada por la Primera Guerra Mundial y las luchas posteriores, a lo largo de los años 20, cuando la economía mundial capitalista entró en un proceso de crecimiento relativo, y de los años 30, cuando el sistema capitalista-imperialista sufrió una de sus peores crisis y se establecieron dictaduras fascistas en muchos países, así como durante la Segunda Guerra Mundial y sus consecuencias.

8. En la primera mitad del siglo XX, con la influencia de la Revolución de Octubre -por la que la clase obrera se embarcó en la construcción del socialismo- se materializó el proceso de combinación del socialismo científico y el movimiento obrero a un nivel mucho más avanzado, pero éste se vio sacudido e interrumpido a escala masiva una vez más tras la hegemonía del revisionismo moderno sobre el movimiento obrero. Dado que las condiciones históricas que dieron lugar al oportunismo de la II Internacional y al revisionismo moderno, así como las características determinadas y configuradas por estas condiciones, fueron significativamente diferentes entre sí, sus efectos y repercusiones en el movimiento obrero también fueron diferentes.[3]  El revisionismo moderno ha provocado una destrucción y una derrota sin precedentes por parte de la clase obrera y de su movimiento, cuyos efectos todavía se sienten hoy.

9. A pesar de que los partidos, organizaciones y círculos marxista-leninistas, especialmente Enver Hoxha y el PTA, lanzaron y libraron una decidida lucha contra el revisionismo moderno, no se pudo impedir su hegemonía sobre el movimiento revolucionario de la clase obrera; además, esta hegemonía se prolongó desde finales de los años 80 hasta principios de los 90, aunque se debilitó con el tiempo. Una de las consecuencias de este período considerablemente largo de hegemonía fue que la combinación entre el marxismo-leninismo y el movimiento obrero, que se estableció y desarrolló tras la victoria de la Revolución de Octubre y la fundación de la Comintern, se ha deshecho en gran medida, y ambos se han separado y debilitado.

II. La actividad diaria del partido basada en la clase obrera

10. El CIPOML, fundada en 1994, es “la heredera y el organismo que lleva a cabo los principios revolucionarios y las realizaciones de los períodos revolucionarios de la Primera y la Segunda Internacional, de la Tercera Internacional (Comintern) y del período revolucionario de la Cominform”[4], de todas las conquistas teóricas y prácticas de la lucha por la emancipación de la clase obrera; la continuación ininterrumpida de la lucha lanzada y llevada a cabo sobre la base del marxismo-leninismo contra el revisionismo moderno y todo tipo de oportunismo y reacción. La CIPOML, a diferencia de otras tendencias con la reivindicación del socialismo y el comunismo, se presentó con una plataforma y una línea ideológica, política y organizativa marxista-leninista abierta y clara, y en el período siguiente la clarificó y desarrolló aún más, y sigue haciéndolo, a pesar de sus debilidades y carencias.

11. Aunque se está ampliando y fortaleciendo con la incorporación de nuevos partidos y organizaciones, la CIPOML sigue estando organizada en un número limitado de países. No hay partidos ni organizaciones miembros de la CIPOML en los países capitalistas más avanzados y/o con gran concentración de la clase obrera, como Japón, Gran Bretaña, Canadá, China, Argentina, Sudáfrica, etc.; en los países donde está representada, nuestros partidos y organizaciones tienen débiles vínculos con la clase obrera y su movimiento. Salvo en un número limitado de países, la CIPOML y sus partidos y organizaciones afiliadas no constituyen todavía un centro de atracción o un punto de convergencia fuerte ni para los elementos avanzados de la sociedad que se inclinan hacia el socialismo, ni para los sectores avanzados de la clase obrera, y mucho menos para su mayoría o su grueso principal. El nivel de sindicalización es bajo en muchos países en los que estamos representados y los sindicatos están controlados por la burocracia sindical y la aristocracia obrera, que suelen adoptar una línea de colaboración de clases. A pesar de las diferencias entre nuestros partidos, la actividad y la influencia de la CIPOML entre los sindicatos y otras organizaciones de masas de trabajadores es todavía débil. En los países en los que surgen condiciones revolucionarias y se desarrollan movimientos de masas que se convierten en levantamientos, en los que nuestros partidos juegan un papel importante en estos movimientos, nuestros partidos no están en posición de mando, movilizando al grueso de la clase obrera, especialmente a los trabajadores industriales, a través de las organizaciones de fábrica y de los centros de trabajo.[5]

12. Lenin subraya a menudo que no debemos avergonzarnos ni tener miedo de exponer abiertamente los errores y “aprender, sobre la base de los errores cometidos, cómo organizar mejor la lucha”[6] . Escribió: “La actitud de un partido político hacia sus propios errores es una de las formas más importantes y seguras de juzgar el grado de seriedad del partido y cómo cumple en la práctica sus obligaciones hacia su clase y el pueblo trabajador. Reconocer con franqueza un error, determinar las razones del mismo, analizar las condiciones que lo han provocado y buscar los medios para su rectificación, eso es lo que caracteriza a un partido serio; así es como debe cumplir con sus obligaciones, y como debe educar y formar a su clase, y luego a las masas”[7].  El camino para superar nuestras debilidades, carencias y errores, pasa en primer lugar por revelarlos con toda su sencillez, con sus razones y aprendiendo las lecciones, y tenemos que hacerlo para avanzar.

13. La adopción de la teoría marxista-leninista, su aplicación a las condiciones concretas y el desarrollo de estrategias y tácticas en consecuencia, es sólo un comienzo y una de las condiciones para convertirse en el partido revolucionario de la clase obrera. Este partido también tendrá que llevar a cabo una actividad revolucionaria diaria, sistemática e ininterrumpida entre las masas, especialmente los trabajadores industriales, y tener la estructura organizativa y las funciones adecuadas para convertirse en el partido revolucionario de la clase obrera. En la medida en que cumpla todo esto, el partido se convertirá en la unidad organizada de los elementos más avanzados, abnegados y consecuentes de la clase, dotados de teoría revolucionaria, con una férrea disciplina y con el apoyo y la confianza de sectores cada vez más amplios de la clase, además de formar parte de ella en cuanto a sus cuadros y vínculos con las masas, convirtiéndose en la vanguardia de la clase.

14. En sus primeros años, la “gran mayoría” de los partidos de la Comintern no eran todavía “verdaderos partidos comunistas”. En su carta a los comunistas alemanes de agosto de 1921, Lenin lo dijo claramente y continuó diciendo que “en la inmensa mayoría de los países, nuestros partidos están todavía muy lejos de ser lo que deben ser los verdaderos partidos comunistas; están lejos de ser verdaderas vanguardias de la clase genuinamente revolucionaria y única revolucionaria, con cada uno de sus miembros participando en la lucha, en el movimiento, en la vida cotidiana de las masas. Pero somos conscientes de este defecto, lo pusimos de manifiesto de forma muy llamativa en la resolución del Tercer Congreso sobre el trabajo del Partido. Y superaremos este defecto”[8].

15. Este defecto se superó mediante un trabajo revolucionario decidido y paciente, “uniendo la lucha, el movimiento y la vida cotidiana de las masas con cada uno de los miembros del partido”, y en combinación con la construcción de partidos sobre la base de las experiencias internacionales de la clase obrera, principalmente la Revolución de Octubre y el Partido Bolchevique, la teoría marxista-leninista y -uno de sus componentes- las enseñanzas leninistas sobre el partido. Con el tiempo, un número cada vez mayor de partidos se convirtieron en partidos de masas de la clase obrera, que hacían avanzar y organizaban a los miembros más devotos, decididos y conscientes de la clase; que formaban parte de la clase obrera en cuanto a la combinación de clases de sus organizaciones y miembros; que se ganaban la confianza de la clase obrera y, en consecuencia, la de otros trabajadores, organizándose entre ellos y avanzando.[9] Sin embargo, esto no fue sencillo ni simple, fue un proceso con dificultades, altibajos, desviaciones, errores y carencias, así como la crítica y superación de los mismos. La fusión de la clase obrera con el socialismo, que no sólo se vio sacudida sino que retrocedió por la traición del oportunismo de la Segunda Internacional, se restableció a un nivel más avanzado mediante un trabajo revolucionario diario, decidido y dedicado, multidimensional e ininterrumpido, realizado en los centros de trabajo, y principalmente en las fábricas, con un número concentrado de obreros y trabajadores. Aunque vivimos en circunstancias muy diferentes a las de la victoria de la Revolución de Octubre y a las de los años de la fundación y desarrollo de la Comintern, es esencial que examinemos esta gran experiencia y aprendamos las lecciones para superar nuestras debilidades y deficiencias mencionadas anteriormente, y en cuanto a nuestro desarrollo y progreso.

16. Las condiciones materiales de la revolución proletaria y de la clase obrera como su componente se han desarrollado cualitativa y cuantitativamente a niveles tales que no pueden compararse con los años de la Revolución de Octubre y de la fundación de la Comintern, ni con el período durante y después de la Segunda Guerra Mundial, cuando el sistema imperialista-capitalista fue roto en nuevos frentes, cuando los partidos revolucionarios de la clase obrera se convirtieron en partidos de masas alternativos en muchos países, incluyendo algunos de los países capitalistas más avanzados. Sin embargo, el nivel de conciencia política y de organización de la clase obrera está muy por detrás de aquellos años; esta contradicción entre las condiciones objetivas de la clase obrera y su movimiento y su situación subjetiva sigue siendo una cuestión que hay que resolver no sólo para lograr la victoria de la revolución proletaria, sino incluso para satisfacer las actuales demandas políticas sociales de la clase obrera y los pueblos. Sólo podremos superar esta contradicción organizando un trabajo decidido y abnegado entre las masas, especialmente la clase obrera, y combinándolo con una lucha ideológico-teórica basada en la teoría marxista-leninista.

17. Para ello, una serie de orientaciones planteadas por el III Congreso de la Internacional Comunista sirven de guía para “ganar una influencia decisiva sobre la mayoría de la clase obrera y dirigir a sus sectores decisivos en la lucha” y para extender la influencia de estos sectores hacia otras clases y sectores oprimidos y “convertirse en la expresión clara, completa e intransigente de sus problemas y necesidades”.

Este Congreso expresó la necesidad de “establecer contactos con las capas pequeño-burguesas proletarizadas”; subrayó la importancia de trabajar entre el ejército de desempleados que “constituyen una gran fuerza revolucionaria”; y, refiriéndose a la experiencia de la Revolución Rusa de 1917, que organizó el poder del proletariado a través de los soviets de obreros, campesinos y soldados, subrayó la necesidad de trabajar entre los campesinos, “un factor decisivo en la lucha revolucionaria junto a la clase obrera”. El mismo Congreso, al analizar la situación en los países europeos, subrayó la necesidad de “ganar y organizar a los trabajadores agrícolas como una de las condiciones previas más importantes para la victoria de la dictadura proletaria, ya que ganar al pequeño campesinado para las ideas del comunismo permitiría que la revolución se extendiera desde los centros industriales al campo”; insistió en la importancia de trabajar entre los “amplios sectores de la pequeña burguesía urbana, que constituyen una parte importante del pueblo trabajador y que, bajo la presión de la inflación, la falta de vivienda y la inseguridad de sus vidas, generan un fermento que los saca de la inactividad política y los atrae a la lucha entre la revolución y la contrarrevolución”. El congreso también expresó la necesidad de “ganar a capas sustanciales de los empleados comerciales y técnicos, de los funcionarios de nivel inferior y medio y de los intelectuales, lo que facilitaría a la dictadura proletaria el dominio del desafío técnico y organizativo de la administración económica y gubernamental durante la transición del capitalismo al comunismo”, señalando que esto causaría confusión en las filas del enemigo y pondría fin al aislamiento del proletariado a los ojos de la opinión pública:

“Los partidos comunistas deben prestar mucha atención a la efervescencia entre las capas pequeñoburguesas y encontrar los medios adecuados para utilizar esas fuerzas, aunque no estén libres de ilusiones pequeñoburguesas. Los intelectuales y empleados de oficina que estén libres de tales ilusiones deben ser reclutados para el frente proletario y utilizados para atraer a las masas pequeño-burguesas descontentas.[10]

III. Los cambios en la situación de los obreros y trabajadores y el trabajo del partido

18. Los años en que el revisionismo moderno ha dominado el movimiento comunista internacional y sus secuelas, ha sido también un proceso en el que se han producido nuevos desarrollos, con resultados multidimensionales, que no han cambiado la esencia y las tendencias históricas del proceso de desarrollo capitalista, sino que han profundizado sus contradicciones antagónicas. Una de las características fundamentales del modo de producción capitalista es la renovación y el avance del proceso de producción, especialmente de su base técnica, aunque esto se interrumpa temporalmente de vez en cuando en tal o cual país. Esta característica continúa en la etapa monopolista, la etapa final del capitalismo, ya que el monopolio, a pesar de su efecto limitador del progreso de las fuerzas productivas, no elimina la competencia y mantiene su existencia al lado y por encima de la competencia. El desarrollo desigual es una ley absoluta del capitalismo en todos los aspectos y se hace aún más prominente en la etapa monopolista. El proceso de producción, principalmente su base técnica, se desarrolla de tal manera que incluye desniveles y rebotes.

19. La evolución del proceso de producción conlleva inevitablemente consecuencias que afectan a todos los sectores de la economía, desde los transportes a las comunicaciones, desde el comercio a las finanzas, desde la educación a la sanidad, a la base y a la superestructura, a todas las clases sociales y a las relaciones entre ellas. En los momentos en que estos desarrollos adquieren una característica de rebote, como la revolución científica y tecnológica, sus efectos y sus múltiples consecuencias se hacen más profundos, más llamativos y más visibles. La revolución industrial, los desarrollos de la segunda mitad, sobre todo del último cuarto, del siglo XIX, y la revolución científica y tecnológica durante la Segunda Guerra Mundial y en sus secuelas y sus consecuencias actuales son ejemplos llamativos a este respecto.

20. Los desarrollos que han llevado a cambios en la combinación de la clase obrera han provocado resultados múltiples en términos de otras clases y estratos sociales, además de la clase obrera. Una de las consecuencias del alargamiento de la jornada laboral diaria, semanal o mensual; del aumento de la intensificación de la mano de obra y de la productividad, así como de la renovación y el avance de la producción, incluidos los transportes y las comunicaciones, fue el traslado de la producción, sobre todo de algunas secciones intensivas en mano de obra, en casi todos los sectores, a aquellos países que tienen las posibilidades de mayores beneficios y la ventaja de la cercanía a los mercados y a las materias primas, etc.

Además de los mencionados, debido al avance de la base técnica de la producción, la especialización y el desarrollo de la división del trabajo, algunas de las tareas que antes formaban parte de la organización del lugar de trabajo de la fábrica -investigación y desarrollo, mantenimiento y reparación, seguridad, etc.- se convirtieron en nuevos campos de trabajo separados. Estos campos y trabajos, que forman parte de la producción y la organización industrial, se consideran parte de otros sectores. Además, algunas divisiones de las empresas industriales se trasladan a otros sectores y se consideran parte de ellos con el fin de debilitar y dividir el movimiento y la organización de los trabajadores industriales. Por otra parte, además del aumento de la productividad del trabajo debido al progreso técnico, la jornada laboral se ha ampliado en los últimos 30 años, la intensidad del trabajo también ha aumentado y se produce más con menos trabajadores. Como resultado de todos estos desarrollos y prácticas, aunque la proporción de trabajadores industriales en el empleo total disminuyó en algunos países, en muchos otros, y lo que es más importante, a escala mundial, la parte de los trabajadores industriales en el empleo total siguió creciendo, por no decir que disminuyó, numérica y proporcionalmente. Según los datos de la OIT, en el período de 30 años entre 1990 y 2019, la parte de la industria en el empleo total aumentó, a pesar de las fluctuaciones debidas a la recesión y las crisis, del 22% (498,6 millones) al 23% (749,6 millones), la parte del sector de los servicios del 34% al 51%, mientras que la parte de la agricultura disminuyó del 44% al 27%.

Además de la agricultura, los transportes y las comunicaciones, en casi todas las ramas del sector servicios, desde las finanzas hasta el comercio, desde los almacenes hasta los servicios locales, desde la sanidad hasta la educación, la mecanización y el uso de maquinaria se han generalizado. A medida que los sectores cada vez más amplios de los trabajadores se convertían en una extensión de las máquinas al igual que los proletarios industriales, el proceso de proletarización avanzaba. Estas zonas se convirtieron en áreas en las que se invirtió capital a gran escala y en las que se obtuvieron enormes beneficios mediante la intensificación de la explotación. Mientras que los transportes y las comunicaciones han ganado en importancia en el proceso de producción, con el añadido de las políticas de privatización, los profesores y el personal sanitario, por ejemplo, se han convertido en gran medida en trabajadores asalariados. Gracias a los avances técnicos y a otros desarrollos, se produce la misma cantidad de productos básicos con menos trabajadores, mientras que el uso de productos industriales se amplía y la industria penetra más en todas las ramas de la economía.

Por otra parte, mientras el campesinado se ha ido desintegrando rápidamente y se ha debilitado en cuanto a su número y proporción en la población general, las contradicciones y divisiones de clase se han hecho más prominentes. Junto a la clase obrera, ha aumentado el número de masas semiproletarias que se dirigen a las zonas urbanas. La migración masiva entre países y continentes ha alcanzado niveles sin precedentes, lo que hace más importante que los trabajadores de diferentes nacionalidades de los distintos países se organicen juntos, y provoca consecuencias significativas en lo que respecta a los países capitalistas avanzados. Por lo tanto, nuestros partidos y organizaciones deben revisar su trabajo en vista de estos desarrollos y sus efectos, avanzando en sus actividades sobre la base de un análisis concreto de las condiciones concretas. Así es, en parte, como podemos avanzar en nuestro trabajo.

21. A finales de los años 80 y principios de los 90, la larga hegemonía del revisionismo moderno sobre el movimiento obrero[11] terminó con la desintegración de los partidos revisionistas y del bloque revisionista dirigido por la URSS, y con la desintegración y el debilitamiento de los partidos y corrientes revisionistas de todas las formas ganando velocidad. Mientras que algunos de ellos se desintegraron y sus restos se han convertido en partidos y corrientes socialdemócratas reformistas de derecha o de izquierda, otros han mantenido su existencia renovando sus plataformas. Esta desintegración, que también fue presentada como la bancarrota del socialismo por todos los círculos burgueses-capitalistas, fue percibida de esa manera no sólo por los sectores atrasados de las masas, sino también por la gran mayoría de los sectores avanzados de los trabajadores, en parte debido al hecho de que los revisionistas modernos habían continuado con su sistema, que también era capitalista burgués en esencia, con la apariencia de un socialismo marxista hasta el último momento. La burguesía mundial y todas las corrientes y círculos reaccionarios, utilizando todos los medios en sus manos, lanzaron y atacaron con la campaña anticomunista más eficaz en cuanto a sus resultados para eliminar todas las conquistas de la clase obrera y de los pueblos, para denunciar y desarraigar todo lo relacionado con la revolución y el comunismo. Por otra parte, la renovación y el avance de la base técnica de la producción, incluidos los transportes y las comunicaciones, en este proceso ha tenido repercusiones que afectaron también al proceso de desarrollo de, junto a la clase obrera, las demás clases y capas sociales y de sus relaciones entre sí. Una de las consecuencias más significativas a corto plazo de todo esto, junto con otros factores y desarrollos, fue que el socialismo con todas sus corrientes, y los pensamientos y corrientes antiimperialistas y democrático-progresistas, incluso la socialdemocracia con todas sus formas, se debilitaron; y que, entre los obreros y trabajadores, la ideología y las corrientes políticas burguesas, desde las formas liberales y neoliberales hasta las más reaccionarias, incluyendo las corrientes y sectas religiosas medievales, se fortalecieron, se extendieron y aumentaron su influencia. En las condiciones de la derrota histórica temporal del socialismo y del movimiento obrero y del cerco ideológico de la clase obrera, el desarrollo de nuestros partidos depende, en cierta medida, tanto de la renovación y el avance del trabajo que realizan entre las masas sobre la base de todos estos desarrollos y de las condiciones concretas de sus países, como de sus plataformas ideológico-teóricas.

IV. La prioridad es el trabajo entre la clase obrera, especialmente en las fábricas y en los grandes centros de trabajo

22. Los ideólogos burgueses y pequeñoburgueses y los círculos académicos burgueses en los que se inspiran, basándose en las diferencias de composición de la clase obrera que acompañan al desarrollo capitalista y que tampoco son nuevas -que presentan diferencias según los países y se caracterizan en parte como conjeturales-, plantean opiniones que pretenden que se han desarrollado nuevas fuerzas sociales, que la clase obrera ya no es la fuerza dirigente y básica de la lucha contra el dominio del capitalismo y del capital, que ahora ha perdido su carácter de desempeñar su papel histórico revolucionario que Marx identificó, etc. Muy al contrario de estas afirmaciones reiteradas hasta la saciedad en cada momento oportuno, no sólo avanza el proceso de expropiación, sino que junto a él y como consecuencia del mismo, la clase obrera también se desarrolla en todos los países y, por no hablar de la reducción, su papel en las luchas de clases en continuo progreso es cada vez mayor. La clase obrera, además de ser la clase más decidida, más consecuente y más revolucionaria de la lucha contra todo tipo de reacción en cada vez un mayor número de países, también cuantitativamente, constituye la fuerza principal y básica de esta lucha y tanto como el proceso de desarrollo cuantitativo y cualitativo de la clase obrera, la necesidad de ésta en la lucha contra la reacción sigue desarrollándose y creciendo a escala mundial.

23. Debido a que la etapa y la forma del desarrollo capitalista presenta grandes diferencias de un país a otro, la etapa de desarrollo de los sectores de la clase obrera concentrados en diferentes sectores como la industria, la agricultura, la minería, los servicios, y la composición y estructura determinada por ello también presenta grandes diferencias en cada país y también está sujeta a un proceso de cambio. Sin embargo, a pesar de todos estos desarrollos y diferencias, el proletariado industrial, al igual que ayer, también hoy, presenta la “mayor compatibilidad” con las “ideas marxista-leninistas, tiene la mayor madurez intelectual y política”, y constituye el sector más desarrollado de la clase obrera en todos los aspectos, incluyendo su espíritu de solidaridad y unidad, su organización política, económica, cultural y de todo tipo, su movilización colectiva, su capacidad y habilidad para la lucha, etc. Además, en la gran mayoría de los países, “por su número y concentración, es determinante en los principales focos de atención política del país”. Por ello, no sólo en los países en los que la industria y el proletariado industrial se han desarrollado, sino también en los países en los que éste es débil, “la creación de una firme organización revolucionaria entre los obreros de las fábricas”, la movilización de nuestras fuerzas y oportunidades en función de ésta es la “primera y más urgente tarea” de nuestros partidos.[12]

24. Hoy, sobre todo los de reciente creación, una parte de nuestros partidos y organizaciones se encuentran, según la expresión de Lenin, en el “período inicial” del proceso de combinación del movimiento obrero y el socialismo proletario, cuando “tenemos que dedicarnos por completo a trabajar entre los obreros y estar resueltos a negar con vehemencia la menor desviación de esta vía”[13].  Por otra parte, nuestros partidos con los lazos y organizaciones más desarrollados y fuertes en el seno de la clase obrera, no se encuentran en una posición en la que hayan conquistado casi la mayoría, si no la mayoría, de los trabajadores y en particular del proletariado industrial, organizado a los sectores más avanzados de éste entre sus filas o se hayan convertido en una parte de la clase en términos también de la composición de clase de sus organizaciones y miembros desde sus órganos ejecutivos hasta sus organizaciones de base. A pesar de la presencia de ejemplos positivos, no se puede afirmar que hayamos establecido organizaciones firmes y permanentes en las fábricas y lugares de trabajo que son críticos para el desarrollo del movimiento obrero, o que hayamos convertido estos lugares en fortalezas que no pueden ser desarraigadas fácilmente. Por lo tanto, nuestros partidos y organizaciones deben tomar el trabajo entre la clase obrera y especialmente los trabajadores industriales modernos como el centro de todo su trabajo, deben asignar la distribución de sus fuerzas y tareas en consecuencia y deben tratar y conducir los tres aspectos principales de la lucha, es decir, la lucha teórico-ideológica, política y económica, con esta perspectiva.

25. La debilidad de nuestros lazos con la clase obrera, al mismo tiempo, constituye una de las razones principales de la escasa inclinación de otras clases y capas sociales hacia nuestros partidos y de nuestra limitada influencia dentro de estos sectores y de que no pueda desarrollarse. En la medida en que nuestros partidos avancen en su trabajo dentro de la clase obrera, especialmente del proletariado industrial, y establezcan organizaciones firmes, en la medida en que se ganen la confianza y el apoyo de sus sectores crecientes y se conviertan en una parte de la clase obrera en todos los aspectos, su influencia aumentará entre los intelectuales, otras clases trabajadoras y especialmente las masas semiproletarias, y las oportunidades para su organización y trabajo entre estos sectores también se ampliarán.

Además, los distintos sectores de la clase obrera no llevan una vida sólo entre ellos, aislados de otras clases y capas sociales. El fortalecimiento del partido entre los trabajadores y el establecimiento de organizaciones entre los trabajadores en las que involucre a todos sus miembros llevando a cabo una lucha de masas diaria e ininterrumpida, conducirá inevitablemente al crecimiento de su influencia y al desarrollo de sus relaciones en todos los ámbitos de la vida y las relaciones sociales. Por lo tanto, el hecho de que el partido sitúe el trabajo entre los obreros y especialmente los obreros industriales de las grandes fábricas en el centro de todo su trabajo, tomando esto como base y desplegando y organizando sus fuerzas como corresponde, no significa que desprecie y deje de lado a los otros sectores de la clase obrera y a los trabajadores o el trabajo entre ellos. Por el contrario, este es también el camino a través del cual se ampliará la posibilidad de que el partido se organice y trabaje y crezca su influencia en estos campos. El trabajo en la clase obrera, sin duda, debe llevarse a cabo incorporando también los sectores de trabajo de producción y distribución de energía, comunicación y transporte, que adquirieron una importancia estratégica a escala internacional.

26. Por otra parte, en casi todos los países, nuestros partidos tienen fuerzas, círculos partidarios y miembros sin posibilidad de “ir entre los trabajadores”, de realizar un trabajo directo en el seno de la clase obrera y especialmente de los trabajadores industriales, en las grandes fábricas. Junto a sus posiciones y relaciones sociales, teniendo en cuenta sus capacidades y las necesidades del partido, el partido debe asignar y organizar estas fuerzas para que realicen un trabajo en los ámbitos en que se encuentran -lugares de trabajo, instituciones, localidades, pueblos, etc.- e incluso en los casos en que no puedan participar directamente en el trabajo entre la clase obrera, para que contribuyan y refuercen la organización de este trabajo.

27. El partido revolucionario de la clase obrera se adhiere a la concepción del trabajo entre las masas establecida por Lenin en “¿Qué hacer?”: “El socialdemócrata, si es partidario, y no solo de palabra, del desarrollo integral de la conciencia política del proletariado , debe ‘ir entre todas las clases de la población’. [Como teóricos, como propagandistas, como agitadores y como organizadores debemos ‘ir entre todas las clases de la población’”.

El proceso de organización de la revolución, que presupone en primer lugar la acumulación de fuerzas para derrocar al gobierno, implica la necesidad de que el partido revolucionario trabaje en el seno de la clase obrera y de otras clases explotadas y oprimidas, para construir un bloque que enfrente y luche contra el régimen capitalista-imperialista y dirija a la clase obrera a tomar el poder.

28. Ningún partido puede disponer de los cuadros, medios y otras posibilidades necesarias para llevar a cabo una lucha polifacética e ininterrumpida entre todos los sectores de la clase obrera, en las grandes empresas industriales y en los principales centros de trabajo desde su formación. Lo importante y definitivo para el desarrollo de las organizaciones de nuestro partido es la utilización más eficaz y eficiente de nuestras fuerzas, una designación de las tareas y el despliegue de acuerdo con nuestro programa y prioridades, y asegurar el funcionamiento ininterrumpido y multifacético de la actividad dirigida a los campos prioritarios y centrales -con las fábricas y los centros de trabajo principalmente. En un período en el que las fuerzas a nuestra disposición son extremadamente limitadas, es necesario no dispersar las fuerzas y centrarse en los trabajadores y en el trabajo de las fábricas.

29. Si el partido no concentra sus fuerzas y medios, sobre la base de una evaluación precisa de los mismos, en las fábricas y lugares de trabajo prioritarios identificados de acuerdo con esta evaluación, y se dirige a extender “su red de organizaciones del partido” y su trabajo inmediatamente a toda una región, tratando de llegar a todas partes y a todas las resistencias, no podrá “ni siquiera lograr construir una base firme”, ni podrá cumplir con el desarrollo de un trabajo del partido estable y permanente y de las relaciones con las masas ni con la conquista de nuevos elementos. Debe quedar claro por qué esa forma de trabajo no podrá realizar plenamente ninguno de los objetivos a corto y largo plazo de una minoría bien intencionada, que tendrá dificultades para entrar siquiera entre las masas y mucho menos para unirse a ellas, y que ese trabajo adquirirá un carácter que se repite constantemente y se generaliza.

V. Exposición económica y política, agitación y propaganda

30. Para que nuestros partidos cumplan con las tareas y responsabilidades que asumen para con la clase obrera y los pueblos, no bastará con adoptar la idea del correcto despliegue de nuestras fuerzas y tomar decisiones como corresponde. Lo que es tan importante y determinante es la puesta en práctica de estas decisiones y que todos los miembros y organizaciones de nuestros partidos organicen su vida y sus relaciones sociales de acuerdo con las tareas que han asumido, que sean “los verdaderos dirigentes que participan en las luchas, el movimiento y la vida cotidiana de las masas”, como afirmaba Lenin, y que hagan avanzar su trabajo de acuerdo con las condiciones y desarrollos concretos en cuanto al contenido, la prevalencia, la profundidad, la continuidad, etc., y que lo eleven al nivel requerido por la doctrina marxista-leninista.[14]

31. La clase obrera se diferencia de las demás clases no sólo por su posición frente a los medios de producción y su lugar en el proceso de producción, sino también por las cosas que surgen a partir de ellas, como sus relaciones cotidianas, su vida, su enfoque de los acontecimientos, su cultura, etc. El tipo de trabajo que haría avanzar a los trabajadores en todos los ámbitos no puede llevarse a cabo permaneciendo al margen de la clase obrera o dirigiéndose a ella desde fuera. Las organizaciones y los miembros del partido deben estar dentro de la clase obrera también con su vida y relaciones cotidianas, como parte consciente de la clase de las masas, no alienada o separada de ella. Esta es la condición para llevar a cabo un trabajo y desarrollar una táctica que haga avanzar a los trabajadores en todos los aspectos, y que minimice la posibilidad de cometer errores en cuanto a la comprensión de sus pensamientos e inclinaciones, la formulación de sus demandas y la conexión entre ambos, etc.

32. Es sabido que la clase obrera no puede adquirir la conciencia de clase dentro del estrecho campo del movimiento espontáneo. Ya a principios del siglo XX, Lenin llamó la atención sobre este aspecto del problema, subrayando la necesidad de llevar a cabo los tres aspectos de la lucha, a saber, la lucha ideológica-teórica, la política y la económica, de forma armoniosa, sistemática y continuada. Es cierto que la conciencia política de clase se importa a la clase obrera desde “fuera“, pero esto no significa que se dé desde fuera completamente de la clase, por ejemplo por los intelectuales burgueses. El significado de importar la conciencia desde fuera es claro: “La conciencia política de clase sólo puede ser llevada a los trabajadores desde fuera, es decir, sólo desde fuera de la lucha económica, desde fuera de la esfera de las relaciones entre trabajadores y empresarios. La esfera desde la que sólo es posible obtener este conocimiento es la esfera de las relaciones de todas las clases y estamentos con el Estado y el gobierno, la esfera de las interrelaciones entre todas las clases.”[15]  Esto sólo puede hacerlo su partido que realiza un trabajo diario sistemático en el seno de las masas obreras.

33. A pesar de que en el estrecho campo del movimiento espontáneo los obreros no pueden alcanzar la conciencia política socialista espontánea ni el nivel de organización que les llevaría a la victoria en su lucha contra la burguesía y a la emancipación, su lucha en torno a reivindicaciones parciales enciende las primeras chispas de conciencia y abre el camino a las posibilidades de avance a través de sus propias experiencias. La forma en que estos primeros chispazos crecerían depende de muchos factores, como la forma de las luchas que se desarrollan espontáneamente, el proceso de su desarrollo -una huelga en un centro de trabajo, una huelga general o un levantamiento crearían diferentes resultados en términos de trabajadores- o del trabajo multidimensional y sistemático de los trabajadores con conciencia de clase y sus organizaciones.

34. Por lo tanto, el partido ML no debe subestimar el desarrollo de las luchas obreras aunque se basen en las más pequeñas reivindicaciones de clase, movilizar todas sus posibilidades para hacer avanzar estas luchas dirigiendo y participando en ellas. Sin embargo, esto no significa que el partido deba concentrar inmediatamente todas sus fuerzas allí donde haya una huelga o resistencia, arrastrando sus limitadas fuerzas de una huelga y resistencia a otra, lo que llevaría al debilitamiento y dispersión de sus organizaciones básicas y del trabajo en las fábricas, centros de trabajo, escuelas, barrios, etc. Esto seguramente caería en el peor tipo de seguidismo de las masas y del movimiento espontáneo en nombre de dirigir de los estallidos espontáneos. Sin embargo, el partido, por otro lado, no puede quedarse de brazos cruzados ante las huelgas y actos de resistencia importantes en los que no tiene organizaciones ni vínculos, o ante las luchas de otras clases y capas oprimidas y explotadas por sus justas reivindicaciones o los ataques a estas luchas, observándolas desde lejos. Debe tratar de intervenir en ellas a través de sus organizaciones de base, sin dispersarlas, formando organizaciones especiales temporales si es necesario. Debe realizar actividades en todos los ámbitos en los que están presentes sus organizaciones y su trabajo, especialmente en las fábricas y centros de trabajo, con el objetivo de sumarse a estas luchas, apoyarlas, establecer y desarrollar vínculos. Sólo cuando los trabajadores se oponen a todas las formas de opresión y explotación sobre otras clases y pueblos explotados y oprimidos, luchan con ellos por reivindicaciones comunes como el antiimperialismo, la paz, las libertades democráticas, la educación, la salud, la protección del medio ambiente, etc., defienden todas sus justas reivindicaciones, entonces pueden convertirse en la vanguardia de todas esas clases.

35. La organización y el avance de las luchas de las masas por sus urgentes reivindicaciones cotidianas, así como el trabajo de agitación y organización que requiere, son vitales para desarrollar vínculos con los sectores más amplios de la clase obrera y de los trabajadores y para apoyarlos en el avance a través de sus propias experiencias. Las organizaciones que no lleven a cabo esto ininterrumpidamente no desarrollarán relaciones de amplio alcance ni lograrán la unidad con ellos. La crítica de Lenin al economicismo es utilizada, especialmente por algunas corrientes dentro del socialismo pequeñoburgués, para menospreciar y trivializar la lucha por las reivindicaciones urgentes -y especialmente económicas- de los trabajadores. Nuestros partidos deben luchar contra las tendencias que infravaloran tanto el movimiento espontáneo que les resulta indiferente, así como contra las tendencias que lo sobrevaloran y lo veneran, olvidando sus tareas primordiales, y no deben dejar que estas tendencias afecten a su trabajo. Debemos unirnos a la lucha de las masas por las reivindicaciones urgentes, pero no limitar nuestra actividad entre las masas con eso. Nuestra actividad no sólo debe formular plenamente las reivindicaciones de los trabajadores y ser los elementos participantes más avanzados de estas luchas, sino que también debe unir la agitación económica entre los trabajadores, utilizando todas las herramientas a nuestro alcance, con nuestro trabajo de exposición-agitación y propaganda basado en ejemplos reales y concretos, realizado durante y en concordancia con estas actividades. El trabajo de exposición y agitación política debe incluir sin duda la difusión de las reivindicaciones políticas y del programa político del partido, el derrocamiento del poder burgués y la organización de la clase obrera como clase dominante. Si el partido no organiza un trabajo sistemático e ininterrumpido de exposición política, agitación y propaganda entre los trabajadores, no podrá elevar la conciencia y la acción de la clase obrera al nivel de conciencia política y de lucha necesario para su emancipación.

36. Una consecuencia directa de la necesidad de llevar a cabo un trabajo de exposición y agitación económica y política basado en las urgentes demandas de las masas, y no ser indiferente a su movimiento, es estar presente allí donde estén las masas, llevar a cabo el trabajo del partido en las organizaciones de masas, especialmente en los sindicatos, asociaciones, federaciones, etc. Es imperativo que el partido sostenga su trabajo en las organizaciones de masas, especialmente en los sindicatos, incluso en los que están bajo el control de las fuerzas reaccionarias, porque estas organizaciones sirven como correas de transmisión del partido para unir a las masas trabajadoras y movilizarlas educándolas y organizándolas como base y acumulando fuerzas para la revolución.

Por lo tanto, es cada vez más importante que el trabajo sindical sea uno de los aspectos fundamentales del trabajo del partido en las fábricas y otros lugares de trabajo, y que este trabajo se combine con nuestro trabajo del partido en los sindicatos y otras organizaciones de masas. Las organizaciones del partido en las fábricas y otros lugares de trabajo y el trabajo que llevará a cabo es la base y el factor determinante para ganar posiciones permanentes y sólidas en los sindicatos. En su trabajo en los lugares de trabajo y en los sindicatos, el partido debe basarse en el sindicalismo de clase, sin embargo, debe desarrollar relaciones con los movimientos y tendencias sindicales de oposición y progresistas, revolucionarios, que aún no adoptan la línea del partido pero apoyan la lucha contra la patronal y el capital, debe luchar junto a ellos y beneficiarse de las contradicciones entre la aristocracia obrera y la burocracia. Debe tratar de establecer y desarrollar la más amplia unidad sindical y política de la clase obrera en la lucha contra el capital y la reacción. Esta unidad se desarrolla y se consolida en la lucha política por las reivindicaciones materiales y contra la dominación burguesa. El movimiento sindical de la clase obrera y la desorganización ideológica, política y organizativa del movimiento obrero exigen que trabajemos por la unidad de la clase obrera, construyamos esta unidad en la lucha, levantemos las reivindicaciones inmediatas de la clase obrera y unamos estas luchas, diariamente, con la lucha contra los capitalistas, los gobiernos burgueses y su política reaccionaria. Hay que lograr la más amplia unidad sindical y política de la clase obrera y la unidad de la clase obrera con otras clases trabajadoras y capas de la sociedad oprimidas para satisfacer sus reivindicaciones inmediatas, así como su participación en la lucha contra el capital y la reacción y en el proceso de la revolución proletaria.

37. Las actividades de exposición económica y política, de agitación y de organización deben estar vinculadas a las causas de los problemas y desarrollos más vitales y a la formulación de las condiciones necesarias para lograr soluciones plenas. La explicación de cómo se alcanzarán los objetivos a corto y largo plazo de los trabajadores y su emancipación plena y segura, a través de ejemplos y contradicciones reales y concretas, de la crítica del capitalismo y de la propaganda del socialismo, tendrá más avance y éxito sólo cuando se lleve a cabo junto con una actividad educativa que conduzca al avance de los trabajadores, y especialmente de sus fuerzas avanzadas, en todos los ámbitos.

38. El trabajo de propaganda que encaja con la exposición y agitación económica y política, extendiéndose progresivamente a un amplio sector de los trabajadores, debe convertirse en una parte fundamental de la actividad de nuestro partido y de nuestro trabajo diario que debemos llevar a cabo de forma ininterrumpida. Sin ello, es imposible el progreso de los trabajadores, especialmente de sus sectores avanzados, y que éstos se conviertan en los pilares del partido. Al igual que otras partes de nuestra actividad, nuestra propaganda -y la propaganda del socialismo como parte constitutiva- debe basarse en las contradicciones sociales y en los hechos concretos y vivos que son el reflejo de estas contradicciones. De lo contrario, la propaganda en general, y sobre todo la propaganda del socialismo, se convertirá en un conocimiento académico repetido, divorciado de la realidad; y esto será una vuelta a la época de la propaganda comunista anterior al marxismo, será un retroceso, y con ese trabajo no se pueden cumplir los objetivos.

39. El partido de la clase obrera debe desarrollar también la lucha de clases en el terreno ideológico, esto significa oponerse a las tesis y planteamientos de la burguesía que pretenden desviar la lucha de la clase obrera y de los pueblos de sus objetivos estratégicos centrales, explicar el carácter contrarrevolucionario del revisionismo, el trotskismo, la socialdemocracia y el oportunismo, difundir las tesis y planteamientos marxista-leninistas entre la clase obrera y las fuerzas motrices de la revolución. La lucha contra todas las formas de ideologías burguesas y pequeñoburguesas, contra las corrientes y tendencias antimarxistas, la difusión y el dominio del marxismo-leninismo –principalmente entre los trabajadores avanzados- constituye un elemento de la actividad de propaganda. Las actividades educativas entre los obreros, los trabajadores y sus secciones femeninas y juveniles, prestando especial atención a sus diferentes necesidades en términos de conocimiento y conciencia, es un componente complementario y de avance del trabajo del partido entre las masas.

40. Asimismo, los periódicos, la televisión, la radio, etc., como medios de organización y propaganda, con actividades regulares en el ámbito local y nacional, los avisos, folletos y carteles se encuentran entre los instrumentos más eficaces de la actividad de exposición y agitación. Los folletos, los libros y las revistas son también instrumentos eficaces de propaganda. Con la renovación de las bases tecnológicas de la producción, especialmente en el transporte y la comunicación, los radioteléfonos, teléfonos fijos y radio se han sumado la televisión, internet, teléfonos móviles y el uso de plataformas digitales; sus capacidades técnicas se mejoran cada día y su uso se extiende. Nuestros partidos deben utilizar estas tecnologías actuales con eficacia y profesionalidad, así como los medios de publicación y comunicación anteriores, que son en sí mismos medios de exposición, agitación y propaganda. Los instrumentos de divulgación, agitación y propaganda impresos, como periódicos, revistas, folletos, libros y carteles, deben ampliarse y desarrollarse utilizando todos los métodos y medios disponibles, y deben ir de la mano de la agitación, la propaganda y el trabajo de organización verbal y presencial entre las masas. Los nuevos métodos y su utilización eficaz no pueden sustituir a nuestro trabajo de agitación, propaganda y organización verbal y presencial entre las masas, ni a las conferencias, mesas redondas y otras actividades individuales y de grupo, pero tampoco pueden ser una alternativa a ellas. No pueden ser una razón para evitar el trabajo necesario para formar parte de las masas, sino una parte consciente de clase con su vida pública y sus relaciones diarias, para desarrollar relaciones con sus sectores más amplios y para utilizar todas las herramientas necesarias para lograrlo.

VI. Trabajo diario ininterrumpido del partido

41. El partido no puede desarrollarse en el seno de las masas y no puede establecer organizaciones duraderas principalmente en las fábricas, con un trabajo realizado en los períodos en que el movimiento obrero gana ritmo o cuando las acciones obreras comienzan o se extienden o con un trabajo que se revitaliza para luego marchitarse. Al igual que en los momentos más altos del movimiento obrero, también en los períodos en que éste se repliega a los niveles más bajos, el partido no debe separarse de las masas y actuar junto a ellas, sino que, como sus verdaderos dirigentes, debe desarrollar la forma y los métodos de su organización, de sus relaciones y de su trabajo renovándolos de acuerdo con las condiciones. Este es uno de los requisitos indispensables para llevar a cabo un trabajo revolucionario ininterrumpido entre las masas en las condiciones más oscuras de represión y terror, así como durante los períodos en que el movimiento está en alza y cuando se ha retirado. El trabajo revolucionario que Lenin subraya con frecuencia no es sólo el que se realiza durante los períodos revolucionarios, sino también el que se lleva a cabo cuando el movimiento se ha retirado, incluso derrotado, y en condiciones de represión y terror que pueden considerarse los más oscuros. El trabajo del partido puede llevarse a cabo como una actividad ininterrumpida si la totalidad de los miembros y de las organizaciones del partido son capaces de renovar las formas de trabajo y de organización según las condiciones, no separándose de las masas y permaneciendo dentro de ellas, por graves que sean las condiciones. Así como es un requisito necesario para ello, su primer paso es también construir nuestros partidos sobre la base de las organizaciones/células de unidades de trabajo principalmente en las fábricas, minas, empresas agrícolas y en todos los sectores que van desde la salud a la educación, desde el transporte a la comunicación, y convertir estas organizaciones en la base del partido.

42. El trabajo del partido entre las masas debe ser tratado como un elemento y medio fundamental de nuestro trabajo de agitación y propaganda, y no debe reducirse a la distribución y lectura o a la redacción de las publicaciones regulares o irregulares, nacionales, regionales o de fábrica. Si las organizaciones de base del partido unieran este trabajo con el que permitiera utilizar eficazmente todos los medios y métodos escritos-visuales y verbales, como folletos, panfletos, carteles, periódicos murales, reuniones obreras estrechas y grandes, etc., podrían realizar un trabajo concreto que se basara en los hechos de la vida. Sólo cuando esta unidad se materialice sin interrupciones, de acuerdo con las condiciones concretas y de forma que responda a las necesidades de la lucha, el trabajo del partido podrá adquirir el carácter de un trabajo cotidiano y multifuncional que eleve el nivel de conciencia, organización y lucha de las masas. Otra condición para que el trabajo del partido entre las masas se amplíe progresivamente, sin interrupción, de manera cotidiana y multifuncional, es que las organizaciones de base y los miembros en las fábricas, minas, empresas agrícolas, instituciones, etc. tengan una división adecuada del trabajo, movilicen los círculos del partido y otras relaciones de manera organizada asignando tareas y deberes de acuerdo con sus capacidades, y utilicen todos los instrumentos centrales y locales de manera armoniosa y eficiente.43. Las condiciones de la lucha de clases, la lucha en curso entre la burguesía y el proletariado, cambian en función de muchos factores y acontecimientos a escala nacional e internacional y seguirán haciéndolo en el futuro. El partido debe tener la capacidad de actuar en cualquier situación que se presente, desarrollar medios y formas de trabajo y lucha para mantener su influencia en el movimiento de masas y en la vida política del país; debe saber combinar todas las formas de lucha y de trabajo legal e ilegal de acuerdo con las condiciones concretas en las que actúa. El partido, desde las condiciones más democráticas hasta los años más oscuros de la reacción, desde los periodos de auge del movimiento hasta los periodos de su repliegue y derrota, en todas las condiciones, debe estar en medio de las masas y debe realizar un trabajo ininterrumpido y diario que llegue a los sectores más amplios de las masas utilizando todos los medios. Este es también un aspecto implícito en la ininterrupción. El cumplimiento de esto requiere la combinación de los métodos legales e ilegales, diversas formas y medios de trabajo, tales como todo tipo de publicaciones y la participación en las elecciones y la lucha parlamentaria de acuerdo con las condiciones que involucran a todas las organizaciones y todos los niveles del partido desde sus organizaciones más básicas hasta su órgano más alto, y el desarrollo constante de esta relación a través de la renovación de acuerdo con el cambio de las condiciones. Nuestros partidos, en todas las condiciones, incluso en las repúblicas democráticas burguesas, tienen que dirigir su trabajo de manera que el enemigo de clase y los aparatos de dominación puedan tener el menor conocimiento sobre las organizaciones y las relaciones del partido. Esto es necesario no sólo para neutralizar, rechazar o mantener al mínimo las pérdidas de los ataques de la dictadura, que pueden llegar a ser posibles o intensificarse en el futuro, sino también para rechazar los ataques de los capitalistas, como los despidos, etc., y establecer organizaciones duraderas y firmes. La combinación del método, la forma y los medios del trabajo del partido de manera adecuada en todas las condiciones requiere la organización de un trabajo colectivo basado en la división del trabajo en los órganos superiores del partido tanto como en su organización más básica. El establecimiento de organizaciones del partido en todos los lugares donde se encuentran las masas, principalmente en las grandes fábricas, es uno de los requisitos previos y pilares principales no sólo para llevar a cabo una actividad ininterrumpida entre las masas, ser parte de ellas, determinar así con precisión su estado de ánimo, mantener y medir su pulso de la manera más eficaz para seguir una táctica correcta, sino también para rechazar los ataques del enemigo y poder realizar el trabajo en las condiciones más adversas. 43. Las condiciones de la lucha de clases, la lucha en curso entre la burguesía y el proletariado, cambian en función de muchos factores y acontecimientos a escala nacional e internacional y seguirán haciéndolo en el futuro. El partido debe tener la capacidad de actuar en cualquier situación que se presente, desarrollar medios y formas de trabajo y lucha para mantener su influencia en el movimiento de masas y en la vida política del país; debe saber combinar todas las formas de lucha y de trabajo legal e ilegal de acuerdo con las condiciones concretas en las que actúa. El partido, desde las condiciones más democráticas hasta los años más oscuros de la reacción, desde los periodos de auge del movimiento hasta los periodos de su repliegue y derrota, en todas las condiciones, debe estar en medio de las masas y debe realizar un trabajo ininterrumpido y diario que llegue a los sectores más amplios de las masas utilizando todos los medios. Este es también un aspecto implícito en la ininterrupción. El cumplimiento de esto requiere la combinación de los métodos legales e ilegales, diversas formas y medios de trabajo, tales como todo tipo de publicaciones y la participación en las elecciones y la lucha parlamentaria de acuerdo con las condiciones que involucran a todas las organizaciones y todos los niveles del partido desde sus organizaciones más básicas hasta su órgano más alto, y el desarrollo constante de esta relación a través de la renovación de acuerdo con el cambio de las condiciones. Nuestros partidos, en todas las condiciones, incluso en las repúblicas democráticas burguesas, tienen que dirigir su trabajo de manera que el enemigo de clase y los aparatos de dominación puedan tener el menor conocimiento sobre las organizaciones y las relaciones del partido. Esto es necesario no sólo para neutralizar, rechazar o mantener al mínimo las pérdidas de los ataques de la dictadura, que pueden llegar a ser posibles o intensificarse en el futuro, sino también para rechazar los ataques de los capitalistas, como los despidos, etc., y establecer organizaciones duraderas y firmes. La combinación del método, la forma y los medios del trabajo del partido de manera adecuada en todas las condiciones requiere la organización de un trabajo colectivo basado en la división del trabajo en los órganos superiores del partido tanto como en su organización más básica. El establecimiento de organizaciones del partido en todos los lugares donde se encuentran las masas, principalmente en las grandes fábricas, es uno de los requisitos previos y pilares principales no sólo para llevar a cabo una actividad ininterrumpida entre las masas, ser parte de ellas, determinar así con precisión su estado de ánimo, mantener y medir su pulso de la manera más eficaz para seguir una táctica correcta, sino también para rechazar los ataques del enemigo y poder realizar el trabajo en las condiciones más adversas.


[1] Lenin, Obras escogidas, Vol. 6, p.40

[2] Lenin, Obras escogidas, vol. 2, “Las tareas urgentes de nuestro movimiento, dieimbre 1900

[3] En cuanto a las diferencias entre ambos, y en explicación de la razón por la que la destructividad del revisionismo moderno ha sido mayor y ha durado más tiempo, se puede decir lo siguiente:

El oportunismo de la II Internacional surgió y se desarrolló en las siguientes condiciones a) el mundo capitalista fue arrastrado a una nueva guerra por la redivisión del mundo que llevó a la agudización de sus contradicciones y a la destrucción de muchos lados; b) por lo tanto, la cara real de la traición fue vista por las masas con relativa rapidez a través de sus propias experiencias; c) la ira, el descontento y la tendencia a la lucha se desarrollaron entre los trabajadores cuyas condiciones de vida y de trabajo se habían deteriorado en condiciones de guerra, y surgieron levantamientos obreros en muchos países, especialmente en Alemania; d) con la Revolución de Octubre, el sistema imperialista-capitalista sufrió un golpe en Rusia, y la URSS movilizó todas las fuerzas para la organización del partido revolucionario de la clase obrera y del movimiento obrero.

Por otra parte, las condiciones en que surgió y se desarrolló el revisionismo moderno fueron las siguientes a) la economía mundial capitalista entró en un período de crecimiento sobre los escombros de la segunda guerra de redivisión, a pesar de las crisis cíclicas por las que pasó, que no causaron trastornos masivos, y de que el cerco imperialista-capitalista sufrió nuevas rupturas; b) aunque las luchas de las naciones y pueblos oprimidos, que llevaron a la desintegración del sistema colonial, continuaron, el movimiento obrero retrocedió y, para apaciguar a los trabajadores, especialmente en los países capitalistas avanzados, se generalizó la política del “estado de bienestar”; c) se hizo posible que los imperialistas libraran una lucha unida bajo el mando de los EE.UU., que salieron de la guerra como la única potencia dominante en el mundo capitalista; d) los demás países socialistas, con excepción de Albania, dejaron de ser las patrias del movimiento obrero y se convirtieron en los pilares de la reacción, utilizando el gran prestigio que tenían para movilizar todas las oportunidades económicas, políticas y militares para la hegemonía del revisionismo moderno.

[4] Plataforma de Lucha de la CIPOML: “Sobre el capitalismo, la clase obero y la lucha por el comunismo”.

[5] Junto a la Primavera Árabe, las luchas obreras y populares que se desarrollaron de vez en cuando en muchos países como Sudán, Haití, Francia, Grecia, India, Bangladesh, etc., y las situaciones revolucionarias que surgieron en muchos otros, se apagaron con ganancias temporales y limitadas o sufrieron una fuerte derrota, y mucho menos llegaron a ser victoriosas. La razón principal de esto es el hecho de que el grueso de la clase obrera no pudo participar en estas luchas como una fuerza independiente y organizada bajo la dirección de su partido, y que estas luchas no pudieron desarrollarse bajo la dirección y el dominio de la clase obrera.

[6] Lenin, Discurso en el Tercer Congreso de la Internacional Comunista.

[7] Lenin, La enfermedad infantil del comunismo

[8] Lenin, Obras escogidas,Vol. 10, “Carta a los comunistas alemanes”.

[9] En su artículo “La bolchevización de los partidos” en la Internacional Comunista, publicación de la Comintern, D. Manuilsky, delegado de la URSS y Secretario del Comité Ejecutivo de la Comintern, afirma un aspecto fundamental de la bolchevización de la siguiente manera: “La tarea fundamental de nuestros partidos hermanos, el objetivo principal de sus esfuerzos, debe ser formar el mayor número posible de cuadros de revolucionarios de fábrica y de taller, dedicados en cuerpo y alma a la causa de la revolución. Tal es el objetivo que persigue ahora la reorganización de los partidos europeos sobre la base de los núcleos de fábrica y de taller”.

Continúa diciendo que “… hay una tarea común frente a todas nuestras secciones. Es necesario que todas nuestras secciones se acerquen a los trabajadores de los bancos. La reorganización de los partidos sobre la base de los núcleos de fábricas y talleres no es una reforma mecánica que reconstruya sólo las relaciones exteriores. Significa trasladar todo el centro del trabajo del partido al campo de los núcleos inferiores de las fábricas. Sólo un partido que convierte sus núcleos comunistas de los talleres en cuadros de combate para dirigir la lucha revolucionaria de las masas proletarias, puede decir realmente que se está bolchevizando”. Y llama la atención sobre los progresos del PCF en este sentido y dice: “La Internacional Comunista puede realmente constatar con orgullo el gran paso adelante que el Partido Comunista Francés ha dado en este camino. De los 237 delegados al Congreso francés, más de 200 camaradas eran obreros”. (Internacional Comunista, vol. 1, nº 10, 1924)

[10] https://www.marxists.org/history/international/comintern/3rd-congress/riddell-translations/Tactics-and-strategy.htm

[11] Como todos los tipos de oportunismo y revisionismo tienen en esencia la misma visión burguesa del mundo, junto a sus líneas y a la desilusión y desviaciones que crean entre las masas, crean las condiciones para la difusión y consolidación de todas las formas de ideología y corrientes burguesas, incluidas las más reaccionarias.

[12] Lenin, Obras escogidas, Vol. I, artículo escrito 1897, “Las tareas de los socialdemócratas rusos”

[13] Lenin, Obras escogidas, Vol. II.

[14] El Reglamento de la Liga Comunista, redactado con la participación activa de Marx y Engels en su Primer Congreso de 1847, que fue la primera iniciativa para fundar el partido revolucionario de la clase obrera, y adoptado en su Segundo Congreso, establecía como primer punto los objetivos de la Liga, y en el segundo punto, las condiciones de afiliación a la Liga. La primera condición para ser miembro era “llevar un estilo de vida y de acción” en consonancia con el objetivo enunciado en el primer punto. Desde los primeros años en que establecieron su teoría como guía de acción para la lucha de emancipación de la clase obrera, Marx y Engels llevaron un “estilo de vida y acción” en línea con el objetivo establecido muy claramente en el primer punto del Reglamento de la Liga Comunista, así como en el Manifiesto Comunista. Al igual que en otros ámbitos, Lenin desarrolló los puntos de vista de Marx y Engels sobre el partido revolucionario de la clase obrera y las condiciones de adhesión a él, defendiéndolos contra toda forma de oportunismo.

[15] Lenin, ¿Qué hacer?” 3.5 La clase obrera, como combatiente de vanguardia de la democracia”

Fuente: CIPOML

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