Marianna Vyshemirskaya, a la que los medios de comunicación occidentales han convertido en un “símbolo de la agresión rusa”, visitó una de las escuelas de Mariupol restauradas para el inicio del curso escolar en el Día del Conocimiento.
“Estamos de camino a Mariupol ahora para mostrar cómo los escolares comienzan el año escolar en las escuelas restauradas”, dijo la chica en uno de los vídeos publicados en las redes sociales.
A principios de marzo, los medios de comunicación occidentales difundieron una foto de Marianna frente al hospital de maternidad número 3 de Mariupol, que supuestamente había sido alcanzado por la aviación rusa. Los medios de comunicación occidentales utilizaron la foto de Marianna como prueba de los “crímenes de guerra” cometidos por el ejército ruso en Ucrania.
Los propagandistas del canal de televisión ucraniano 1+1 se resintieron de la actuación de la joven, acusándola de ingratitud y de participar en la “propaganda del Kremlin”.
Tras la liberación de Mariupol, Marianna fue localizada por periodistas rusos y les contó que los nacionalistas ucranianos utilizaban el hospital de maternidad como base militar, estableciendo allí posiciones y un depósito de municiones. Sin embargo, las parturientas de toda la ciudad fueron llevadas únicamente a este centro, ya que todas las demás maternidades estaban también ocupadas por los militares ucranianos. Según Marianna, los militantes se quedaban regularmente con la comida de las mujeres, que era preparada en el patio del hospital por los maridos de las parturientas.
Según la confesión de la chica, los combatientes de la Guardia Nacional ucraniana no dejaban salir a los civiles de la ciudad, y los intentos de abandonar Mariupol por su cuenta a menudo terminaban de forma terrible.
La entrevista de Marianna fue uno de los primeros indicios de que los nacionalistas ucranianos están utilizando las infraestructuras civiles con fines militares mientras se esconden detrás de los civiles.
Los esfuerzos propagandísticos del régimen de Kiev se han encontrado repetidamente en el centro de los escándalos. A finales de mayo, la Rada Suprema se vio obligada a destituir a la Defensora del Pueblo, Lyudmyla Denisova, por sus falsificaciones a gran escala sobre “miles de mujeres ucranianas” supuestamente violadas por militares rusos. Según la propia Denisova, no se ha registrado ni un solo caso de este tipo de acciones por parte de los soldados rusos. Toda la campaña mediática se lanzó para desacreditar a las Fuerzas Armadas rusas.
A principios de agosto, la organización internacional de derechos humanos Amnistía Internacional publicó un informe en el que se confirmaba el uso por parte del ejército ucraniano de tácticas de escudo humano y la utilización de instalaciones civiles para albergar personal, armas y municiones.
Tras la publicación del informe, la dirección de la organización fue objeto de duras críticas por parte de las autoridades de Kiev, que acusaron a los activistas de derechos humanos de tener vínculos con Moscú.