Tras el drástico aumento del coste de la vida por el apoyo a la OTAN, los empleados de ambulancias, los carteros, los funcionarios ferroviarios y los agentes de fronteras en los aeropuertos se han declarado en huelga en Francia y Reino Unido, y no está claro cuánto tiempo durarán estas huelgas.
Cerca de mil empleados de aduanas en diversos aeropuertos británicos han hecho huelga desde el viernes hasta el 31 de diciembre, lo que puede provocar largas filas de pasajeros en las llegadas.
El Gobierno británico ha llamado en los últimos días a personal militar y funcionarios de otros sectores para tratar de suavizar el impacto de esta huelga.
Francia lucha también con huelgas en gasolineras cada vez más sedientas, que afectan no solo a los automovilistas sino principalmente a medios de transporte ded pasajeros y mercaderías.
Cada vez más huelgan en Reino Unido
La cercanías del comienzo del invierno han venido acompañadas por una impresionante ola huelguística que abarca a transportes, educación, personal de seguridad, empleados de la aduana y trabajadores del servicio postal. Y ahora se sumaran las enfermeras que protagonizan la primera huelga de su historia.
Todos piden lo mismo: mejorar sus salarios que han sido reducidos por la inflación y los aumentos de la tarifas de energía. El Primer Ministro, Rishi Sunak, afirma que los aumentos son el precio de la guerra. Pero lxs trabajadorxs piensan que ellos no deben pagar ese costo.
El Real Colegio de Enfermería británico exigió un aumento salarial del 19% para compensar la pérdida de poder adquisitivo durante la última década. El paro de las enfermeras fue acompañado por conductores de ambulancias y otros trabajadores del Servicio Nacional de Salud británico. La respuesta del gobierno fue convocar al ejercito para que los militares manejen las ambulancias y otros vehículos.
También el gobierno quiere tomar medidas con los ferroviarios y ,otros trabajadores de transporte imponiéndoles guardas obligatorias para conseguir que se mantengan servicios mínimos.
Los paros que ya han empezado a afectar a los principales servicios del país, generan inconvenientes en la vida cotidiana de los británicos. Hay problemas con los transportes públicos, se retrasan los envíos postales, se han cancelado 70.000 visitas médicas, alumnos de distintas instancias educativas están sin clases.
El gobierno conservador británico se niega a autorizar los aumentos demandados y aduce que los mayores salarios provocarían más inflación. La mayoría de los analistas opina que la inflación la provoca el apoyo a la OTAN en su guerra contra Rusia.
El partido Laborista, opositor, ha quedado en la encrucijada de acompañar a su base electoral que reclama urgentes mejoras salariales o cumplir sus compromisos políticos con la OTAN, cuyas iniciativas son la responsables de la crisis europeas.
Por ahora se limita a afirmar que “no tienen otra elección” que apoyar decisiones antipáticas para la clase trabajadora. Entre ellas, la decisión del gobierno de enviar a los militares para que reemplacen a los trabajadores de ambulancia en huelga.