Se espera que el canciller alemán, Olaf Scholz, visite la Casa Blanca el 3 de marzo de 2023. Con el presidente estadounidense, Joe Biden, tienen previsto discutir su apoyo a Ucrania, las sanciones antirrusas y las formas de reforzar la seguridad transatlántica, según el comunicado de prensa de la Casa Blanca.
Sin embargo, las sanciones que EEUU obligó a sus aliados de la OTAN a imponer a Rusia, afectaron la economía alemana drásticamente.
¡No comprarás el gas ruso!
Alemania, que desde los años setenta compraba a Moscú gas barato por gasoducto, redujo considerablemente sus compras de este combustible a Rusia en 2022. Tanto las pequeñas y medianas empresas de Alemania —que no tienen capacidad para responder a un aumento repentino de los costes de producción— como las grandes industrias se enfrentaron a graves problemas.
Por ejemplo, el gigante químico alemán BASF anunció el 24 de febrero que suprimirá 3.300 puestos de trabajo, detendrá la recompra de acciones y aumentará la inversión para mejorar la competitividad, ya que prevé un nuevo descenso de los beneficios debido al aumento de los costes. Esta escalada se debió a los altos precios europeos del gas natural, que empezaron a subir antes de la operación militar especial rusa y se amplificaron después con las sanciones antirrusas de la UE, que casi inmediatamente rebotaron contra el bloque. El director ejecutivo de BASF resaltó que el gas ruso es «la base de la competitividad de nuestra industria».
La destrucción de los gasoductos Nord Stream el 26 de septiembre de 2022 agravó aún más el problema, obligando a Berlín a recurrir en gran medida al costoso gas natural licuado (GNL) procedente de EEUU. A pesar de que los precios se han estabilizado desde agosto de 2022, hasta la fecha, los costes energéticos siguen estando muy por encima de las medias históricas, admitió la prensa occidental.
¡No cooperarás con China!
En octubre de 2022, BASF anunció que reducirá «permanentemente» sus operaciones en Europa y las trasladará a China. Un 9% de las pequeñas y medianas empresas industriales alemanas señalaron entonces que también trasladarán su producción al extranjero, según la encuesta de la Fundación para las Empresas Familiares en Alemania y Europa.
Notablemente, en noviembre de 2022, Scholz viajó a Pekín, acompañado por una delegación empresarial de directores generales alemanes, para reunirse con el presidente chino, Xi Jinping. Fue el primer dirigente europeo en hacerlo en tres años.
Según The Diplomat, antes de su viaje aprobó la compra de una participación en el puerto de Hamburgo por parte de China Ocean Shipping Company (COSCO). Scholz fue duramente criticado por los medios estadounidenses y de Europa Occidental por su ‘ofensiva de encanto’ en Pekín. Sus homólogos occidentales advirtieron a Berlín del peligro de depender cada vez más de Rusia o China. Además, los miembros de la coalición de Scholz presentaron su estrategia de política exterior y comercial con China, que preveía eliminar los incentivos a las empresas alemanas que hicieran negocios con China y buscar lazos más estrechos con la isla de Taiwán.
EEUU le tuerce la mano a Alemania
Mientras los dirigentes alemanes enviaban emisarios a otros países asiáticos en busca de las muy necesitadas oportunidades de negocio, EEUU no se lo puso fácil a su aliado al venderle su GNL por todo lo alto. Berlín y París pidieron repetidamente a Biden que reduzca los precios del gas natural para los países europeos, a los que Washington lo vendía varias veces más caro que en su mercado interior. Sin embargo, el presidente estadounidense no hizo caso a sus súplicas, subrayando que no puede dictar las condiciones del mercado a las empresas estadounidenses.
«Sin el gas ruso por gasoducto, se prevé que la demanda europea de GNL aumente un 150% entre 2021 y 2040, ya que la demanda global de gas natural disminuye más lentamente que la producción nacional y las importaciones no rusas por gasoducto. Se prevé que el GNL satisfaga aproximadamente el 50% de la demanda de gas natural de Europa hasta 2030.
(…) Aunque el GNL estadounidense ya está fluyendo a Europa a niveles récord, se necesitará mucho más para reequilibrar completamente los mercados europeos de gas», indica un informe del Instituto Americano del Petróleo.
Al mismo tiempo, Biden promulgó la ley de Reducción de la Inflación en agosto de 2022. La ley ofrece créditos fiscales para los coches eléctricos fabricados en Norteamérica y da prioridad a las cadenas de suministro de baterías estadounidenses. Además, la política promete grandes subvenciones, incentivando a los productores europeos a trasladar sus empresas a EEUU.
Los Estados miembros de la UE se quejaban repetidamente de que la ley podría crear nuevas barreras comerciales para los fabricantes europeos de vehículos eléctricos y una ventaja «injusta» para los productores norteamericanos. Según los observadores económicos, la industria automovilística alemana es especialmente vulnerable a la legislación, lo que podría llevar a la potencia industrial europea a enfrentarse a una pérdida de competitividad y a la desindustrialización.
Mientras tanto, Alemania entró en recesión técnica este invierno boreal, indica el análisis del Grupo ING. Según la firma financiera holandesa, «hay muy pocas señales que apunten a una recuperación saludable de la economía alemana en un futuro cercano». Alemania se enfrenta a una serie de retos estructurales y sigue sin estar claro si Berlín logrará asegurarse suficiente gas natural para la temporada del próximo invierno boreal.
Para colmo, EEUU está presionando a Alemania para que gaste más en la guerra indirecta de la OTAN en Ucrania contra Rusia. Por su parte, la prensa europea informa de que las FFAA alemanas se enfrentan a escasez financiera y necesitan urgentemente reformas y modernización que llevan mucho tiempo pendientes.
Investigación del sabotaje del Nord Stream
El artículo del periodista estadounidense Seymour Hersh sobre el Nord Stream echó aún más sal en las heridas de Alemania. En la investigación, el ganador de Premio Pulitzer alega que buzos estadounidenses colocaron explosivos bajo los gasoductos Nord Stream y Nord Stream 2 durante el ejercicio Baltops-2022 y que los noruegos los detonaron tres meses después. Aunque el Gobierno alemán sigue sin pronunciarse sobre los resultados de la investigación del sabotaje del 26 de septiembre, los legisladores alemanes no se cruzan de brazos.
Según los medios conservadores europeos, a raíz de la revelación de Hersh, legisladores de Die Linke (el Partido de Izquierda), y de Alternativa por Alemania —AfD, por sus siglas en alemán—, de derecha, pidieron la creación de comisiones de investigación en relación con el ataque a las infraestructuras críticas de gas alemanas.
A principios de febrero, el copresidente de AfD, Tino Chrupalla, pronunció un discurso en el Bundestag en el que pedía a la coalición de Gobierno que arrojara luz sobre el ataque. Según él, la cuestión central del debate es si los aliados de Alemania en la OTAN atacaron las infraestructuras críticas del país. De ser así, «habría que preguntarse si la alianza garantiza la seguridad en Europa o más bien la pone en peligro», enfatizó, y añadió que «la consecuencia sería la retirada de todas las tropas estadounidenses».
«Las sospechas del ganador del Premio Pulitzer deben ser absolutamente investigadas», insistió Chrupalla.
Die Linke expresó su solidaridad con AfD en este asunto. Por ejemplo, Sahra Wagenknecht, de ese partido, cuestionó el silencio de las autoridades del país en relación con el sabotaje y el papel de EEUU y Noruega en el mismo, y planteó la pregunta de a qué intereses representa el Gobierno alemán.
Al comentar el desarrollo del debate sobre la exposición de Hersh, algunos observadores conservadores estadounidenses sugirieron que si el periodista tiene razón, eso significaría que Washington nunca confió realmente en su aliado de Europa Occidental. Además, significaría que EEUU lleva mucho tiempo intentando socavar la capacidad de maniobra de Alemania entre Occidente y Oriente, señalaron, refiriéndose al concepto de Ostpolitik del canciller alemán Willy Brandt.
Tras la Segunda Guerra Mundial, Alemania Occidental y la URSS lograron arreglar sus diferencias y cerrar su primer acuerdo sobre gasoductos en la década de 1970. Tras el colapso de la Unión Soviética, la colaboración ruso-alemana se profundizó. Del mismo modo, Berlín desarrolló relaciones de trabajo con China a lo largo de los años. Sin embargo, parece que Washington intenta limitar el margen de maniobra de Berlín y despojarla de su autonomía estratégica.
Mientras tanto, la popularidad de AfD en Alemania está creciendo: según la encuesta de febrero de la firma británica de análisis de datos YouGov, el partido conservador alemán alcanzó el 17% en una encuesta por primera vez en años. La AfD ocupa el tercer lugar en popularidad, por detrás de los CDU/CSU (27%) y el SPD del canciller Scholz (19%). El tiempo dirá si los responsables políticos de Washington coaccionarán completamente a los alemanes para que se sometan o si la nación de Europa Occidental abrazará finalmente la multipolaridad y una auténtica autonomía estratégica.