El meollo del pacto Irán-Arabia Saudí: Cero participación de EEUU

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El deshielo iraní-saudí, con la mediación de China, es un logro diplomático genuino en el que se convenció a dos rivales a apostar por la paz, señala un informe.

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Los halcones de Washington D.C. siempre se han jactado de que el poder militar de su país llevó orden a Asia Occidental, pero dos rivales de la región, Irán y Arabia Saudí, acercan posturas y finiquitan un acuerdo de normalización, absolutamente sin la intromisión de Estados Unidos, comenta el experto en seguridad nacional y política exterior Murtaza Husein en un artículo publicado esta semana en el portal The Intercept.

 

El falso orgullo estadounidense se vio empañado la semana pasada por el sorpresivo anuncio de que Arabia Saudí, un socio cercano de Estados Unidos, e Irán, un rival de larga data, habían negociado por cuenta propia un acuerdo de normalización para restablecer las relaciones diplomáticas. La reunión para rubricar el pacto se llevó a cabo en la capital china, Pekín.

El simbolismo de las firmas en el documento final, con el apoyo de China, sin la presencia de un solo funcionario estadounidense, hizo evidente los fracasos de un enfoque hacia Asia Occidental que priorizaba la beligerancia y la confrontación sobre la cooperación y la imparcialidad. En resumen, la política estadounidense ha terminado jugando un papel desestabilizador en la geopolítica de la región, incentivando políticas como la agresión militar, e incluso el apartheid.

Este acuerdo fortalece los argumentos de los defensores de la política exterior no intervencionista. Ahora han de ser los poderes locales los llamados a arreglar las cosas por su cuenta. “La hegemonía estadounidense en Asia Occidental ha sido un proyecto innegablemente desastroso tanto para los norteamericanos, y especialmente para los pueblos de la región (…) Si Estados Unidos retrocede y estos países se adaptan a su ausencia, es posible que surja un statu quo más sostenible”, considera el columnista.

La distensión plena entre Teherán y Riad ha de superar trabas

En años pasados, el príncipe heredero saudí, Muhamad bin Salman, parecía inclinarse por la guerra con Irán. “Él se respaldaba en la suposición de que EE.UU. haría el trabajo pesado en una guerra futura y aseguraría la defensa de Arabia Saudí”, explica el analista.

Sin embargo, en 2019, después de ataques llegados desde Yemen contra las instalaciones petroleras del reino, muchos saudíes se sorprendieron al descubrir que el Gobierno de EE.UU. no tomó acción alguna, se dieron cuenta de que estaban solos y nunca disfrutarían de garantías de seguridad como las del régimen de Israel. Este fue el detonante que impulsó años de conversaciones de paz entre funcionarios iraníes y saudíes en Irak y Omán que han llegado a su conclusión en Pekín. Para el experto, al no ver Arabia Saudí una guerra destructiva de EE.UU. contra Irán, “la paz se convirtió gradualmente en la opción más atractiva”.

El acuerdo de normalización Teherán-Riad tiene un período de implementación de dos meses antes del regreso de los embajadores a sus respectivas capitales, lo que para el analista, da tiempo a las partes externas, incluido Israel, que se ha opuesto a rajatabla al pacto iraní-saudí, a emprender actos de sabotaje.

Tanto Irán como Arabia Saudí permanecen en lados opuestos sobre el conflicto en Yemen, que aún no se ha resuelto y representa una grave amenaza para la seguridad saudí.

La decisión de Estados Unidos de salir del acuerdo nuclear con Irán en 2018 envalentonó a los enemigos de Irán a apostar por la guerra, considera Husein.

Sin embargo, estos nuevos pasos están aislando a EE.UU. en la región, incluso sus intentos por apartar a Irán del escenario regional e internacional se han topado con la resistencia de la comunidad global. China ha aprovechado la coyuntura y se ha involucrado con éxito con los principales antagonistas en Asia Occidental recomendándoles que no apoyen los deseos de EE.UU. e Israel de escalar la tensión.

Efectivamente, potencias externas como China han demostrado ser capaces de explotar el bajo nivel del desempeño diplomático de EE.UU. en la región y posicionarse como los mediadores preferidos.

Los despropósitos de EE.UU. en Asia Occidental 

Si bien los estadounidenses han sufrido bajas militares y retrocesos, la población civil de la región ha sufrido gravemente, con millones de asesinados, mutilados o desplazados por culpa de las guerras lanzadas por Estados Unidos, y cada vez más pobres por las sanciones, las ocupaciones militares y las dictaduras que apoya Washington.

Recientes acuerdos diplomáticos estadounidenses ridículos, como los llamados Acuerdos de Abraham, o el denominado acuerdo del siglo, no derivaron en ningún cese real de las hostilidades activas y ni siquiera implicaron a las partes involucradas.

Las posturas extremas de Washington en varios temas no le han hecho ningún favor. En el conflicto entre el régimen de Israel y Palestina, por ejemplo, Washington no oculta su posición sesgada. Y en temas como el acuerdo nuclear con Irán, la postura de Estados Unidos fue errática, violando el acuerdo poco después de su firma.

“Para poder servir como un mediador eficaz, debe tener una reputación de ser justo. Estados Unidos ha dejado claro que no quiere ser justo: no ha sido imparcial entre israelíes y palestinos, y no sería imparcial entre Arabia Saudí e Irán”, dicen desde el Instituto Quince (EE.UU.)

Fuente: hispantv.com

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