Manuel Salamanca.— Una jornada del Primero de Mayo que se puede calificar como «histórica» se ha vivido en Francia en estos comienzos de primavera. Al llamado unitario del conjunto de centrales sindicales, algo que no ocurría desde 1968 para un Día Internacional de la Clase Trabajadora, más de 2.3 millones de personas desfilaron en unas 300 manifestaciones a lo largo y ancho del territorio galo, en una muestra contundente del rechazo a la reforma al sistema de pensiones que impulsa el presidente Emmanuel Macron.
En París, fueron unos 600 mil manifestantes los que desfilaron bajo un fuerte control policiaco. Macron se ve cada vez más aislado y recurre al uso desmesurado de la fuerza pública generando un clima de violencia frente a la expresión democrática.
2023 de movilización
En respuesta a la protesta, el gobierno opta por prohibir y controlar todo acto de oposición. Es el caso de la final de fútbol de la copa de Francia que tenía lugar el pasado 29 de abril, la intersindical se proponía repartir en cercanías del estadio de Francia 30 mil tarjetas rojas y 10 mil pitos en un acto simbólico de repudio a la política de Macron.
Recordemos que, desde el 19 de enero, Francia ha vivido multitudinarias manifestaciones y expresiones de rechazo a la reforma pensional, que aún hoy continúan. Se multiplican los cacerolazos cotidianos que impiden el desarrollo de las visitas ministeriales en Francia y al exterior, siendo un ejemplo la visita de Macron en Dinamarca que se vio perturbada por activistas solidarios con el movimiento social francés.
Además, los trabajadores de la energía generan apagones selectivos en eventos gubernamentales. Varios sectores de la industria mantienen paros y al rechazo a la reforma pensional se suma a la exigencia de aumento de salarios ante una inflación que oscila en torno al 6%.
Serán determinantes
La situación parece paralizada, el gobierno y Macron se muestran sordos ante la expresión popular, a pesar del grado de impopularidad. Por otro lado, los sindicatos y el movimiento social que gozan de un fuerte apoyo en la población continúan exigiendo el retiro de la reforma de pensional.
El país se encuentra en un verdadero impase. Macron pretende «pasar a otra cosa», pero su grado de impopularidad lo tiene contra el muro. Las próximas semanas serán determinantes.