La convicción de que el Gobierno encabezado por el presidente Luis Arce permanece firme prevalece hoy en la opinión de los bolivianos, tras el mensaje de media gestión dirigido al pueblo por el mandatario.
Como candidato del Movimiento al Socialismo con David Choquehuanca como aspirante a vicemandatario, Arce ganó los comicios generales de 2020 con el 55,11 por ciento de los votos, y asumió el mandato el 8 de noviembre de ese mismo año en un contexto enrarecido por la crisis económica heredada del régimen de facto de Jeanine Áñez y una pandemia de COVID-19 mal gestionada, que implicó el veto del derecho a la educación.
De inmediato, dispuso el pago de un Bono contra el Hambre de mil bolivianos (143 dólares) y una serie de acciones enfocadas a reconstruir la economía.
Como resultado, el país logró un crecimiento económico sostenido, la inflación fue controlada y el cambio monetario respecto a las divisas extranjeras permanece invariable, en un contexto internacional adverso por la guerra de Ucrania y la pandemia de Covid-19, que no ha desaparecido, señaló Prensa Latina.
En los 30 meses transcurridos, asimismo, el Ejecutivo de Arce enfrentó retos impulsados por opositores enmascarados en la fachada de cívicos junto a operadores políticos, como el paro con violencia de 36 días en Santa Cruz.
La llegada al poder de la actual administración es considerada por la mayoría de los bolivianos como un triunfo y el retorno de la democracia, tras el golpe de Estado de noviembre de 2019 y masacres como las de Sacaba y Senkata, que cobraron la vida de más de 30 personas y dejaron decenas de heridos.
Según Arce, su Gobierno devolvió «al pueblo su ‘ajayu’ (espiritualidad) que había sido duramente golpeado por un año de convulsión y violencia sistemática», además de fortalecer la democracia intercultural gracias a «la unidad, lucha y conciencia del pueblo».
«Seguiremos firmes y leales a nuestros principios, trabajando por la unidad y la dignidad de nuestra Patria.
