Entre ellos había una red de jóvenes eurodiputados llamado EU40, cuyo presidenta desde 2019 no era otra que la vicepresidenta griega del Parlamento Europeo: Kaili.
EU40 suspendió rápidamente a Kaili cuando saltó la noticia. Algunos eurodiputados y otros asociados al grupo rompieron lazos con EU40, alegando que figuraban como miembros sin su conocimiento o permiso. Sin embargo, el grupo sigue activo y recientemente ha reanudado un intenso programa de actos.
Las grandes multinacionales pagaban dinero por acceder a los jóvenes europarlamentarios, conocedores de la tecnología, influyentes… El discurso oficial era que las multinaionales patrocinaban y ellos organizaban los eventos.
En el sitio web de EU40 de diciembre aparecían 71 eurodiputados en su red y seis en su junta directiva. El sitio web muestra ahora sólo 56 miembros y sólo tres empleados: Adam Mouchtar y dos subalternos.
En 2007 Mouchtar, un bruselense que ha servido al menos a una docena de eurodiputados en una carrera de 10 años en el Parlamento y que actualmente trabaja como asistente para cuatro de ellos, cofundó el grupo que se convertiría en EU40.
Por aquel entonces, el grupo era una organización llamada Campaña para la Reforma Parlamentaria, cuya misión era hacer que el Parlamento fuera “más transparente, eficaz y responsable”, según sus estatutos. El acceso estaba limitado a jóvenes eurodiputados que pagaban hasta 2.000 euros al año por afiliarse. Surgió de una reunión informal de jóvenes diputados que celebraban fiestas y actos divertidos.
En 2010 el grupo cambió de nombre y de modelo de negocio. Se creó un nuevo nivel de miembros asociados para las empresas, que pagarían una cuota anual de hasta 30.000 euros, según los estatutos de EU40. La cuota actual es de 17.000 euros. Los eurodiputados menores de 40 años se afiliarían gratuitamente, y algunos de ellos serían propuestos por Mouchtar para formar parte de la junta directiva.
El juego había cambiado: los jóvenes eurodiputados, que al principio eran clientes, se habían convertido en la mercancías. A partir de entonces, los eurodiputados se exhibían en los actos cuyo tema decidían las empresas patrocinadoras. Las grandes empresas podían organizar cenas de networking, dar discursos bajo la bandera de la UE40 y elegir a los eurodiputados se sentaban junto a sus ejecutivos.
Entre las multinacionales que apoyaban al tinglado juvenil figuran los gigantes tecnológicos estadounidenses Google y Microsoft, las farmacéuticas AstraZeneca y Johnson & Johnson y las tecnológicas chinas Huawei y TikTok.
No es casualidad que la web de EU40 mantenga en la cabecera de su web un anuncio sobre algo tan candente en Bruselas como la “Estrategia farmacéutica europea”, que se ha convertido en un escándalo de ocultación tan importante como el que llevó a Kaili a la dimisión el año pasado.
A finales de 2021 Mouchtar y su colega de la EU40 Alessandro Da Rold lanzaron el “Foro Europeo de Aldeas Inteligentes” junto al eurodiputado esloveno Frank Bogovic, que comparte dirección y estructura corporativa con la UE40.
En abril Da Rold dejó su puesto de director. Era asalariado desde 2019 y, desde septiembre del año pasado, ejercía simultáneamente como asesor a sueldo de Kaili.
EU40 ha guardado silencio sobre el papel de Kaili, sin hacer más declaraciones que un lacónico comunicado en diciembre en el que decía que la había suspendido temporalmente.