Mailenys Oliva Ferrales, Nuria Barbosa León, Leidys María Labrador Herrera.— Cuando la verdad de una nación es contundente y sus argumentos son palpables ante los ojos del mundo, no existe infamia posible –sin importar cuál sea el poderío del imperio que la promueva– que pueda acallar su voz.
Esa fue la esencia de lo que se vivió este jueves durante la segunda y última sesión de debate en la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU), al ratificarse, por 31 ocasión consecutiva, el mayoritario respaldo internacional a la necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por EE. UU. a Cuba.
«Por más de 30 años, Estados Unidos ha desconocido, ignorado e irrespetado a la comunidad internacional representada en la AGNU, al mantener y reforzar el bloqueo genocida contra Cuba, pese a la condena universal. Seguiremos acudiendo y seguiremos insistiendo», dijo en la red social x el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.
Precisamente, en el plenario de la ONU los presentes recordaron cómo a más de tres décadas el Gobierno estadounidense persiste en ignorar los pronunciamientos que llaman a eliminar su política fallida, unilateral y criminal contra la Mayor de la Antillas.
En tal sentido, el Jefe de Estado cubano instó a respetar la voz de los pueblos que abogaron en la Asamblea General por el fin del bloqueo. «El mundo se ha pronunciado con palabras enaltecedoras y firmes, para reconocer la obra solidaria y de justicia social de Cuba y condenar el bloqueo genocida de Estados Unidos», destacó.
Tras conocerse los resultados de la votación, Díaz-Canel catalogó la decisión mayoritaria de la Asamblea General de la ONU como «una nueva victoria del pueblo cubano y de su Revolución».
También, en la propia red, el Presidente calificó de ridículo el discurso del representante de EE. UU. al justificar su voto. Dijo que su alegato estuvo lleno de mentiras, calumnias e hipocresía.
«Vergüenza debía darle ante la condena inmensamente mayoritaria contra su política genocida, injusta y criminal. Nuestra honda es la de David», aseguró.
ESTADOS UNIDOS MIENTE
El representante de Estados Unidos dijo cínicamente que apoya la determinación del pueblo cubano a vivir en democracia y que no se violen los derechos humanos. Para justificar esa afirmación expresó que aproximadamente más de mil personas están prisioneras por temas políticos, entre ellos unos 700 después de los sucesos del 11 de julio de 2021, incluidos menores. Allí pidió por la liberación de los presos políticos, sin hacer mención a que todos fueron juzgados y sancionados, respetando sus derechos judiciales, tras demostrarse su participación en ataques a hospitales, centros comerciales y otros sitios civiles.
Además, aseguró categóricamente, y sin conocimiento de la realidad de la Isla, que en la nación cubana no se respetan la libertad de reunión, ni de creencia, entre otras; señalando que: «queremos fomentar las libertades para el pueblo de Cuba».
Con desvergüenza alegó que las sanciones de su Gobierno incluyen exenciones con respecto a alimentos, medicinas y otros productos, cuando eso se realiza bajo condicionamientos de pago y restricciones. Afirmó, descaradamente, que EE. UU. sigue siendo uno de los principales socios comerciales de Cuba, burlándose de las evidencias mostradas por el Canciller cubano y de los casi 50 oradores que le antecedieron.
Por estas razones, dijo que se opone a la Resolución aprobada recientemente por 187 países y pidió que la Asamblea General haga a Cuba cumplir con los derechos humanos. Su discurso concluyó con una frase, por demás, fuera de lugar: «Queremos que el Gobierno cubano escuche a su pueblo».
LA VERDAD
Al intervenir en la plenaria, el miembro del Buró Político del Partido y canciller cubano, Bruno Rodríguez Parrilla, afirmó que el bloqueo de EE. UU. viola el derecho a la vida, a la salud, al progreso y al bienestar de las familias cubanas.
Solo entre marzo de 2022 y febrero de 2023, sus daños y perjuicios al país se estimaron en el orden de los 4 867 millones de dólares, y de no haber existido esa política criminal, el producto interno bruto (pib) de Cuba podría haber crecido un 9 % en 2022.
Rechazó igualmente el impacto recrudecido del bloqueo sobre las exportaciones cubanas y la permanente persecución a las operaciones bancario-financieras del país, al tiempo que expuso ejemplos de familias cubanas afectadas directamente por esa política genocida, pues no han podido acceder a tratamientos y fármacos necesarios para tratar padecimientos de cáncer.
También denunció el recrudecimiento del bloqueo durante el momento más crítico de la pandemia de la COVID-19, cuando negó el acceso a los ventiladores pulmonares y al oxígeno medicinal.
Recalcó que el Gobierno de EE. UU. no ha cesado en sus propósitos de provocar el colapso económico de Cuba, sigue promoviendo campañas mediáticas con fines desestabilizadores, e intenta deliberadamente infligir perjuicios a la población.
No existe una sola política de Cuba dirigida a amenazar la seguridad nacional de EE. UU., ni que interfiera en sus asuntos internos o afecte el bienestar de sus ciudadanos, subrayó.
Rodríguez Parrilla también se refirió a la arbitraria inclusión de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo, lo cual intensifica los efectos del bloqueo. No hay un solo argumento válido ni razonable para la permanencia de Cuba en esa lista espuria, denunció.
«El bloqueo califica como genocidio», aseveró.