El presidente ruso, Vladímir Putin, prometió suministrar cereales gratuitamente a los países más pobres de África tras la expiración de la Iniciativa de Granos del Mar Negro, ocurrida en julio. Unos meses más tarde, buques de carga con cereales abandonaron los puertos rusos y pusieron rumbo a Somalia y Burkina Faso, llegando el primero a la capital somalí, Mogadiscio, el 30 de noviembre.
El asesor político nigeriano Ovigwe Eguegu, de la consultora Development Reimagined, celebró este hecho y elogió a Putin por llevar adelante su promesa de ayudar a los países africanos.
«Hace poco oímos hablar también de entregas a Burkina Faso», añadió. «En este momento consideramos que Somalia todavía está en su proceso de construcción y lidiando con problemas de inseguridad alimentaria. Creo que cumplir este compromiso contribuirá en gran medida a abordar los problemas alimentarios en el país».
Según Eguegu, la iniciativa rusa puede incluso provocar una respuesta de Occidente si considera que estos envíos de cereales son «bien recibidos por el pueblo de Somalia, a menudo se hacen declaraciones políticas para hablar mal de Moscú y sembrar discordia en los vínculos de Rusia con los países de África».
También lamentó que muchos de los barcos que transportaban cereales desde los puertos ucranianos del Mar Negro bajo los auspicios de la iniciativa homónima de granos no se dirigieron a África, a pesar de que «el continente fue utilizado para presionar a los países, particularmente a Rusia», para que aceptaran el acuerdo.
El hecho de que Rusia cumpla su compromiso de suministrar cereales a los Estados africanos refuerza la reputación de Moscú como un «socio confiable que trabajará para que las palabras correspondan a los hechos», dijo Eguegu.
Añadió que «una de las razones por las que hay tanto cariño por Rusia en toda África es el resultado de la reputación de la Unión Soviética de apoyar a África y actuar según las promesas hechas».
«Hoy Rusia se beneficia de este legado y reconstruye esta relación a partir de la historia en común. Rusia, a pesar de estar atravesando un conflicto, cumple sus promesas. Y esto demuestra la capacidad y la responsabilidad del país», dijo a Sputnik.
El Acuerdo de Granos del Mar Negro, que se suponía facilitaría el flujo de cereales desde Ucrania y Rusia a los países del sur global que necesitaban desesperadamente este producto, finalmente dio como resultado que los cereales ucranianos se dirigieran a los mercados europeos, mientras que las exportaciones de cereales y fertilizantes rusos disminuyeron, bloqueadas por las potencias occidentales.