Según el conteo de diario Naiz, la movilización contó con la participación de 68.000 personas. Una cifra nada desdeñable, sin duda. Sin embargo, lo que de un tiempo ya largo a esta parte ha bajado (se ha eliminado, más bien) ha sido la histórica reivindicación de la amnistía.
Con la irrupción de lo que se vino a llamar “nueva estrategia” (socialdemocracia), el carácter político de los presos fue eliminado. De igual manera, el reclamo de la amnistía fue dejado de lado al aceptar la ley penitenciaria que hasta entonces siempre había sido rechazada.
Si en su origen esta manifestación de enero en Bilbao por los presos políticos vascos reivindicaba la amnistía, ahora sólo se exige que se cumpla la citada ley. Y es que el gobierno, que tanto apoyan, la incumple de manera sistemática.
Las personas encargadas de leer el comunicado en euskera y castellano fueron Anaiz Funosas y Joseba Azkarraga. Este último, extraña paradoja, fue uno de los precursores de la dispersión de los presos que, al parecer, hoy defiende.
Dijeron que “con este esfuerzo estamos abriendo el camino de regreso a casa de las personas presas, exiliadas y deportadas”, “yendo de la mano, sin importarnos quién camina a nuestro lado en defensa de los derechos fundamentales que asisten a las personas presas”.
En realidad, si cada vez quedan menos presos políticos vascos en las cárceles es porque estos salen con la pena cumplida (en algunos casos con creces), no porque les haya sacado la movilización popular. Según los registrados por Etxerat, son 142 los presos que aún permanecen encarcelados.
Continuaron diciendo que “la única forma de poder avanzar hacia una sociedad en convivencia” y “cerrar el ciclo de las violencias con una pacificación real que dé paso a la convivencia y la resolución, implantando para ello una cultura de los derechos humanos y de paz”.
El portavoz de Sare, Joseba Azkarraga, calificó de “éxito” la manifestación y denunció “a quienes están utilizando las togas con un afán de venganza y utilizando la Audiencia Nacional como una plataforma de prevaricación para impedir que los presos vascos sean sujetos de la aplicación de una política penitenciaria de carácter ordinario”.
Azkarraga expresó también: “Seguiremos trabajando para sacarlos a la calle, no los hemos traído hasta aquí para que continúen en la cárcel, los hemos traído a las cárceles vascas para que vayan saliendo”.
