La mesa se limpió, es decir, terminó con la dictadura somocista que estuvo aquí durante 45 años bajo la tutela de los Estados Unidos, con la Guardia Nacional y la oligarquía libero-conservadora amparada en sus beneficios históricos alrededor de ese poderío, explicó Bautista.
El también fundador de la Policía Nacional en diálogo con Prensa Latina rememoró que aquel 19 de julio de 1979, hace 45 años, hubo una alegría popular, y comenzó un cambio de las estructuras institucionales.
Era la última Revolución armada en América Latina y el Caribe después de la mexicana (1910) y la cubana (1959), cuyo principal objetivo era empoderar al pueblo y erradicar de raíz la pobreza.
“Al día siguiente del triunfo aquí no había una sola institución vigente, no había Corte de Justicia, Tribunal Electoral, Congreso de la República…, lo que había era un poder popular asumiendo el control e iniciando una nueva estructura institucional, lo cual fue extraordinario”, expresó.
Bautista, quien desde muy joven estuvo ligado a movimientos revolucionarios en la zona urbana, comentó que ese proceso no ocurrió por el arrojo de una persona, sino porque se fueron sumando voluntades, desde la bandera antimperialista, nacionalista y de dignidad de Augusto C. Sandino, hasta todos los legados de luchas acumulados.
Recordó la guerrilla del Chaparral en junio de 1959 desde donde se lanzó una primera acción militar contra la dictadura, organizada por un grupo de revolucionarios entre los que se encontraba Carlos Fonseca Amador.
“Se puede decir que ese fue el embrión del Frente Sandinista de Liberación Nacional, ese fue el embrión de ese proceso que continuó en 1961 retomando la bandera de Sandino por la soberanía y la dignidad nacional”, argumentó.
El escritor comentó que tras la victoria de julio vinieron días complejos, pero se mantuvo la bandera básica de lucha sandinista por la defensa de la soberanía, la independencia y autodeterminación, es decir, la capacidad del pueblo de construir su propio destino.
“Pero además vino otro tema, romper las estructuras económicas y sociales de dependencia, desigualdades y promover la equidad y la solidaridad”, enfatizó.
Bautista resaltó la gestión del Gobierno encabezado por el presidente Daniel Ortega, cuya aprobación es del 82,4 por ciento, y añadió que, pese a los obstáculos externos, manipulación mediática e intentos golpistas, el proceso político aquí avanza porque está cimentado en la conciencia social.
“¿Qué es lo que quiere el pueblo?, en primer lugar, respeto por la soberanía, la independencia y autodeterminación, queremos seguir viviendo en un país seguro y preservar la paz”, manifestó.
Explicó que antes de 1979 la economía en Nicaragua parecía floreciente, pero más del 50 por ciento de la población era analfabeta, casi el 60 por ciento era campesina sin derecho a tierra ni a créditos.
El crecimiento económico se concentraba en grupos muy limitados, pero la Revolución rompió con eso y hoy trata de crecer con equidad, comparte el crecimiento y distribuye las riquezas, lo cual se refleja en el acceso a la educación y salud gratuitas, seguridad social, calles y viviendas para el pueblo.
“Si comparamos la Nicaragua de ahora con la de hace 17 años atrás, son evidentes los avances y considero que vamos a seguir mejorando. La Revolución Sandinista es una realidad histórica, y no se puede obviar que aquí hubo un proceso de cambios», recalcó.