En días pasados venció un plazo para inscribirse en las oficinas de reclutamiento, después de que el Gobierno ucraniano endureciera las leyes al respecto ante la escasez de soldados que sufren las Fuerzas Armadas.
Desde el inicio de la operación militar especial de Rusia en febrero de 2022, las Fuerzas Armadas de Ucrania han perdido a casi 500.000 militares entre muertos y heridos, según el Ministerio de Defensa de Rusia.
Por eso muchos ciudadanos desean evadir una muerte casi segura. Según The Washington Post, que cita a funcionarios y hombres que han pagado por huir del país, los contrabandistas que ayudan a cruzar la frontera suelen cobrar más de 5.000 dólares.
Un ciudadano dijo al diario que él y más de 20 personas caminaron más de 20 kilómetros por un terreno difícil y pasaron junto a puestos de vigilancia, drones e incluso perros rastreadores. Uno de ellos no pudo seguir el ritmo y se quedó atrás, indica el reporte.
“Lo principal fue que en algún momento me di cuenta —lo que me asustó— de que no podría tomar mis propias decisiones sobre si movilizarme o no, que no podría decidir el destino de mi libertad”, comentó Oleksandr, de 37 años, quien pagó 8.000 dólares por ayuda para cruzar la frontera a finales de mayo.
El Parlamento ucraniano aprobó recientemente una ley de movilización que obliga a todos los hombres en edad de alistarse a renovar sus datos personales por Internet o en las oficinas militares antes del 16 de julio. La ley también rebaja la edad mínima de reclutamiento a 25 años.
Los hombres de entre 18 y 60 años tienen prohibido salir del país sin permiso desde que se instauró la ley marcial en febrero de 2022. Kiev ha tomado medidas cada vez más estrictas sobre a quién se permite salir legalmente por poco tiempo y con un propósito específico.
Incluso algunos miembros del Parlamento se han quejado de que se les denegaron sus solicitudes para viajes de negocios.
Oleksandr, que trabajaba en una empresa de tecnologías de la información, dijo al medio estadounidense que decidió marcharse tras una semana en la que tres hombres de su oficina fueron movilizados de camino al trabajo por agentes del servicio militar obligatorio que patrullaban las calles. Entonces decidió escapar. Los traficantes le dijeron que llevara agua y llegara a un punto de encuentro cerca de la frontera de Ucrania con Moldavia. Allí se abrió la parte trasera de un camión de carga. Veinte hombres ya estaban dentro, cuenta Oleksandr.
El viaje incluía una caminata de unos 20 kilómetros, por lo que el grupo recibió capturas de pantalla con las coordenadas de la ruta y se les aconsejó que descargaran mapas offline con antelación. Tras cuatro horas de caminata por densos bosques y pantanos, llegó a Transnistria.
“En la frontera hay zanjas y los llamados dientes de dragón”, dijo Oleksandr, refiriéndose a las barreras piramidales de hormigón. “Debimos de activar los sensores porque se encendieron las luces y, más allá, vimos luces que se movían hacia nosotros y oímos perros”.
“Un tipo que no podía soportar físicamente semejante aventura, el estrés, se quedó atrás en algún momento y no llegó con nosotros” añadió.
