La saga de los cereales
En mayo de 2022, la UE anuló los gravámenes de aduana a Ucrania y enseguida surgieron los problemas. El mercado europeo se inundó de productos agrícolas baratos y muchos agricultores locales se encontraron al borde de la quiebra. El grano causó especiales dificultades, debido al acuerdo sobre cereales. Las pérdidas de los productores europeos se estimaron en casi medio billón de euros.
Los más afectados fueron Bulgaria, Hungría, Polonia, Rumania y Eslovaquia. Estos países recurrieron a la Comisión Europea (CE) con la exigencia de solucionar los problemas. Las exportaciones se interrumpieron durante unos meses, pero luego se reanudaron. No obstante, Bratislava, Budapest y Varsovia suspendieron unilateralmente las importaciones libres de impuestos. Ucrania, a su vez, presentó una denuncia ante la Organización Mundial del Comercio.
En 2023, las exportaciones totales de trigo y maíz a la UE ascendieron a 6 y 6,5 millones de toneladas, respectivamente. Además, se vendieron unas 900.000 toneladas de cebada y otras tantas de centeno. Igualmente, Kiev suministró aceite de girasol y colza. Como resultado, el grano ucraniano en el mercado interno de estos cinco países fue prohibido, pero el tránsito fue preservado, habiendo endurecido las normas de transporte. Las infracciones se castigan con la exclusión de los proveedores de la lista de sujetos verificados del complejo agroindustrial. El control lo ejercen las autoridades de la Unión Europea.
Los observadores, entretanto, están seguros de que el producto, entre un 15% y un 20% más barato que el local, sigue llegando a Europa del Este, incluso a través de esquemas grises.
«Es difícil hacer frente a esto porque la tierra fértil ucraniana es en gran parte propiedad de empresas estadounidenses y, consecuentemente, el propio grano también es estadounidense», explicó en marzo el canciller ruso, Serguéi Lavrov.
Disputa sobre el azúcar
El grano no es el único escollo. A finales de 2023, Francia exigió que el azúcar ucraniana se reexportara fuera de la UE. Kiev envió tanta cantidad allí que incluso desplazó a Brasil del puesto de mayor proveedor.
De acuerdo con los datos de la Comisión Europea, en 2022 las importaciones ucranianas se multiplicaron por 10, hasta alcanzar las 413.000 toneladas. En 2023, según la Asociación de Productores de Remolacha Azucarera (CGB), las importaciones aumentaron a entre 700.000 y 800.000 toneladas. Esto con una media anual de cinco años de solo 21.500 toneladas.
Los productores de remolacha azucarera se indignaron por la competencia injusta y exigieron expulsar el azúcar ucraniana del mercado europeo. En julio, la UE restableció los impuestos sobre el azúcar y los huevos. El límite se ha agotado (23.000 toneladas de huevos y 262.000 de azúcar). Los aranceles se mantendrán hasta finales de 2024, lo mismo que se hizo con la avena ucraniana. La Comisión Europea necesitó menos de dos semanas para tomar medidas, señalan medios locales.
Ahora le toca a la miel
Los productores agrarios europeos están preocupados por la miel ucraniana. Los apicultores protestaron en París, en la plaza de la República.
«Los almacenes de los comerciantes están llenos, nuestra miel no está a la venta», se indignaron los agricultores franceses.
Lo mismo ocurre en Polonia. Los colmenares familiares cierran, según informa la comunidad apícola Kurpiowskie Bractwo Bartne. El motivo está claro, la miel ucraniana cuesta unos 3 euros por litro, mientras que la polaca ronda los 14-15 euros. Como consecuencia, Ucrania se ha convertido en el segundo proveedor de miel de la UE. En total, en 2023 se importaron 163.700 toneladas por un valor total de 359,3 millones de euros.
La UE creó un nuevo mecanismo para limitar el libre comercio con Kiev. El «freno de emergencia» es válido para siete productos —carne de ave, huevos, azúcar, avena, cereales, maíz y miel—, con devolución de cuotas si se superan los contingentes. El 20 de agosto, las autoridades ejecutivas de la UE también anunciaron una «restricción de emergencia» para la miel.
«El mecanismo es bastante eficaz, protege contra la afluencia de productos ucranianos y la caída de los precios de compra a un nivel tal que no es rentable para los agricultores locales hacerlo. Kiev no deja de aumentar las exportaciones, tratando de introducir el máximo de productos en el mercado exterior. Pero cada vez hay menos oportunidades de venta», indica el experto industrial independiente Leonid Jazánov.
Asimismo, el analista considera que la misma suerte correrán la manteca de cerdo, la carne de vacuno, la carne de cerdo y la carne de cordero. La UE parece dispuesta a responder con dureza al abuso de las concesiones comerciales por parte de Kiev, resume.