El paro internacional para lograr un convenio laboral para sus mecánicos suecos sigue sumando apoyos, mientras Elon Musk se ve obligado a llevar trabajadores extranjeros al país
Primero superó los 94 días y se convirtió en la huelga más larga de la historia de Suecia. En abril llegó a los seis meses, ahora ha superado julio y agosto y se encamina ya hacia su aniversario. “No hay plazos. La huelga continuará hasta que se llegue a un acuerdo”, recalcan fuentes de IF Metall (Sindicato Industrial del metal), el sindicato que ha levantado a media Suecia y parte de Escandinavia contra Tesla, en un inédito conflicto laboral internacional que comenzó por tan solo un centenar de trabajadores.
Se trata del equipo de mecánicos de Tesla en Suecia, con quien la empresa de Elon Musk se niega a firmar un convenio colectivo. Es una decisión trascendental porque estos marcos sectoriales definen buena parte de los derechos de los trabajadores en los países nórdicos, donde funcionan como columna vertebral del mercado laboral.
IF Metall, uno de los sindicatos más grandes de Suecia, y que representa a los empleados industriales, particularmente en la metalurgia e ingeniería, decidió no dejarlo pasar. El 27 de octubre de 2023 convocó a todos sus miembros a sumarse al paro para presionar a Musk y comenzó un conflicto que se ha convertido en una guerra de desgaste con un fuerte componente ideológico. “De momento no hay conversaciones ni negociaciones en curso, pero tenemos medios para ponernos en contacto con nuestra contraparte”, continúa su portavoz, Jesper Pettersson.
Pese a su duración, la huelga no está en punto muerto. Este verano y comienzos del otoño IF Metall ha seguido sumando apoyos a su causa, entre los que destaca el sindicato Unionen. Es otro de los más grandes de Suecia y representa principalmente a trabajadores de oficina del sector privado. Es decir: gerentes, administrativos, ingenieros, asesores y otros profesionales técnicos. A partir de ahora todos los que trabajen en Tesla podrán sumarse a la huelga, mientras que los de otras empresas tendrán el derecho a no participar en ninguna actividad relacionada con el fabricante de coches eléctricos, si así lo desean.
Este paro por solidaridad es otro mecanismo particular de los mercados escandinavos. A él se han sumado los carteros suecos, que no recogen ni reparten su correo; los empleados de limpieza y mantenimiento, que no arreglan sus instalaciones; los electricistas, que no atienden sus estaciones de carga; los taxistas, que no compran Teslas; los empleados de recolección de residuos, que no se llevan su basura; los estibadores, que no descargan ninguno de sus vehículos; o los transportistas, que no los cargan en sus camiones ni surten de piezas sus talleres.
“Si lo dejamos pasar se abrirá una grieta en todo el sistema”, dijo el responsable del sindicato de trabajadores del transporte cuando sumó a su organización a los paros. “No se trata solo de los sindicatos de trabajadores del metal y del transporte. Esto es importante porque está en juego todo el modelo sueco”, afirmaba.
De hecho, no solo el sueco. Prueba de ello es que IF Metall también ha conseguido que los estibadores y los transportistas de Noruega, Dinamarca y Finlandia se unan a la huelga.
Musk tampoco cede
Cada uno de estos movimientos ha tenido una réplica por parte de Tesla. El conflicto va más allá de lo comercial para Musk, conocido por su animadversión a los sindicatos. El magnate no ha tenido reparos en ordenar que sus coches se lleven a Suecia por carretera desde otros países, multiplicando los costes, o pedir a sus empleados en el país que se lleven la basura de la oficina a su casa para tirarla allí.
Su último movimiento, ha publicado la prensa sueca y denunciado por IF Metall, ha sido llevar a trabajadores de otros países de la UE a Suecia para ampliar su plantilla de mecánicos en el país. En agosto había registrado ante los reguladores a 55 de estos empleados extranjeros “en comisión de servicio” en Suecia. “A principios de mayo se envió trabajadores extranjeros a los talleres de Malmö, Uppsala y Umeå. Desde entonces, Örebro y Huddinge también han recibido ayuda de otros países”, ha denunciado el periódico Dagens Arbete (El Trabajo Hoy), un medio financiado por IF Metall y otros sindicatos.
“Más del 90% de nuestros empleados han decidido permanecer en sus puestos, listos para recibir a nuestros clientes en nuestros centros de entrega, centros de servicio y tiendas. Estamos profundamente comprometidos en el desarrollo de Tesla en Suecia con nuevos Centros, más oportunidades de pruebas de conducción y la expansión de nuestra red pública de Supercargadores”, dice el comunicado enviado por la compañía.
La acción de llevar trabajadores extranjeros “viola completamente el modelo sueco de mercado laboral”, denuncia el portavoz de IF Metall en su conversación con este medio. “Desde 1938, está prohibido reventar la huelga de forma organizada. Ese respeto ha existido entre sindicatos y empresarios, es decir, las partes del mercado laboral. Si Tesla no respeta que el trabajo en los talleres se ha parado, sino que continúa la operación, entonces es completamente único. Tesla intensifica el conflicto por iniciativa propia. No sólo se oponen a IF Metall, sino a todo el movimiento sindical sueco”, añade.
Más mecánicos a la huelga
La llegada de mecánicos de otros países en “comisión de servicio” a Suecia puede ser una consecuencia de que el sindicato haya convencido a un mayor número de ellos de la importancia de la huelga. Esto era uno de los puntos débiles en el discurso de IF Metall: pese al enorme esfuerzo de la organización para conseguir un convenio colectivo para ellos, solo unos 40 se habían sumado a la huelga hasta abril.
Esto había sido aprovechado por Tesla para atacar públicamente al sindicato y denunciar una desproporcionalidad en sus acciones. Sin embargo, en los últimos meses IF Metall ha conseguido sumar más mecánicos a su causa hasta lograr la mayoría de la plantilla de los talleres del fabricante estadounidense.
“Durante el verano y comienzos del otoño, cada vez más trabajadores de Tesla han decidido unirse a IF Metall y participar en la huelga. Ahora tenemos 50 miembros en huelga en Tesla, y eso es un poco más de la mitad de los empleados de Tesla en nuestro campo de operaciones (es decir, los mecánicos)”, revela Jesper Pettersson.
Con la huelga acercándose a su primer aniversario, lo único que parece claro es que tanto Tesla como IF Metall están comprometidos en una batalla que podría tener repercusiones duraderas para el futuro del trabajo en Suecia y más allá. El país escandinavo es solo uno más de los frentes geopolíticos abiertos por Musk. De incendio en incendio, el magnate ha preferido el bloqueo de X en Brasil antes que colaborar con la justicia del país. Algo que llega solo unas semanas después de la indignación del Gobierno británico por sus declaraciones sobre que el Reino Unido estaba “al borde de la guerra civil” mientras la policía trataba de contener los disturbios xenófobos en las calles, con manifestantes de ultraderecha atacando mezquitas y hoteles que alojaban a refugiados.
El diario / La Haine