El jueves decenas de miles de trabajadores de Beoing votaron contra una propuesta de acuerdo entre la empresa y el sindicato que habría aumentado significativamente sus salarios. Aproximadamente la plantilla de la multinacional la integran unos 150.000 trabajadores en todo el mundo.
Alrededor del 96 por cien de los miembros de la Asociación Internacional de Maquinistas y Trabajadores Aeroespaciales del Distrito 751 (IAM) votaron a favor de la huelga, muy por encima de los dos tercios necesarios para provocar un paro laboral.
La huelga es un duro golpe para Boeing, una empresa que ha pasado la mayor parte del año controlando los daños, de una crisis a otra. El paro corre el riesgo de descarrilar la recuperación del gigante aeroespacial, que se enfrenta a desafíos financieros y problemas de seguridad. Podría costarle a la empresa con problemas de liquidez alrededor de mil millones de dólares a la semana.
El impacto más directo se produce en las plantas de ensamblaje de Boeing en el estado de Washington, particularmente en Everett y Renton. Un paro laboral prolongado también podría afectar a los proveedores de Boeing y potencialmente reducir su participación en el mercado aeroespacial.
Los obreros de Seattle dijeron que la huelga estaba en el orden del día desde hacía mucho tiempo.
La dirección de Boeing dijo el viernes que volvería a la mesa de negociaciones. “El mensaje fue claro: el acuerdo de principio alcanzado con los líderes de IAM no era aceptable para los trabajadores”, reconoció la empresa en un comunicado. “Seguimos comprometidos a reparar nuestra relación con nuestros empleados y el sindicato, y estamos listos para regresar a la mesa de negociaciones para llegar a un nuevo acuerdo”, añadían.
Después de una serie de largas negociaciones durante las últimas semanas, IAM y Boeing anunciaron el 8 de septiembre que habían llegado a un acuerdo de principio por cuatro años, que incluye un aumento salarial del 25 por ciento en cuatro años y una mejora de la salud y la jubilación. Si los trabajadores hubieran votado a favor del acuerdo antes del convenio actual, Boeing se habría comprometido a construir sus próximos aviones en el estado de Washington, una demanda clave de los sindicatos.
El optimismo, sin embargo, duró poco. El lunes 9 de septiembre, Jon Holden, cabecilla del sindicato, reconoció que probablemente los trabajadores rechazarían el convenio. La oposición creció a medida que los trabajadores realizaron manifestaciones y recurrieron a las redes sociales para expresar sus frustraciones con la propuesta de Boeing. Una octavilla pedía a los afiliados rechazar el mal convenio de Boeing. Se distribuyó en muchas de las fábricas de la empresa.
“Tenemos mucha influencia, ¿por qué desperdiciarla?”, dijo Joe Philbin, un mecánico que trabaja en estructuras de aviones, afuera de la sala de votación en Renton el 12 de septiembre. Ha trabajado para la empresa durante seis meses y quiere que se cambien las normas relativas a las horas extraordinarias obligatorias.
Varios miembros del sindicato, transportados en autobús desde la cercana planta de Renton, dijeron que votarían para rechazar el comvenio porque querían mayores aumentos salariales. “Cuatro años [con el 25 por cien] no son suficientes para compensar los últimos 16 años”, dijo Roger Ligrano, un trabajador de Boeing, antes de votar. Añadió que votaría a favor de la huelga.
Harold Ruffalo, que ha trabajado en Boeing durante 28 años, dijo después de que se anunciaran los resultados de la votación que la empresa era demasiado codiciosa y que los trabajadores necesitaban más dinero para vivir en un momento en que la inflación, especialmente en alimentos y vivienda, afecta salarios reales.
El gobierno de Biden está al acecho
El gobierno de Biden está al acecho. La secretaria de Trabajo en funciones, Julie Su, está en contacto con ambas partes.
Los ejecutivos de Boeing pasaron gran parte de la semana tratando de salvar el comvenio, instando a los miembros del sindicato a dejar atrás las quejas del pasado. “Trabajando juntos, sé que podemos volver a encarrilarnos”, dijo. “Pero una huelga pondría en peligro nuestra recuperación conjunta, erosionaría aún más la confianza de nuestros clientes y perjudicaría nuestra capacidad de determinar nuestro futuro juntos”.
Pero los trabajadores rechazaron su llamamiento a la colaboración. “Quiero que la empresa sea justa con nosotros”, dijo T. E. Sue, quien ha trabajado en Boeing durante más de 35 años y dijo que era el “peor convenio” de su tiempo. «Somos el pan de cada día de la empresa».
La empresa está preocupa por la duración de la huelga. Muchos trabajadores no han olvidado rondas anteriores de negociaciones en las que Boeing obtuvo concesiones, incluido el fin del tradicional programa de pensiones, para mantener la producción de aviones en el estado de Washington.
En negociaciones anteriores, Boeing amenazó con trasladar la producción de aviones a otros estados donde hay poca o ninguna presencia sindical para obtener concesiones del sindicato.
La última huelga de los miembros de IAM fue en 2008, con una huelga de 57 días que le costó a Boeing alrededor de 1.500 millones de dólares al mes. La empresa volvió a la mesa de negociaciones en dos ocasiones, en 2011 y 2013, y obtuvo grandes concesiones de los sindicatos.
La empresa se confiesa culpable de fraude criminal
Boeing ha estado luchando por recuperarse de importantes reveses financieros, averías y litigios, que comenzaron en enero cuando un panel de la puerta de un 737 Max se separó del fuselaje en pleno vuelo, dejando un enorme agujero. Múltiples investigaciones sobre este desastre han descubierto graves deficiencias en los sistemas de control de seguridad y fabricación de la empresa. La Administración Federal de Aviación ha limitado el número de aviones 737 Max que Boeing podía construir hasta que cumpliera ciertos objetivos de calidad y seguridad.
En mayo de 2024 el Departamento de Justicia anunció que Boeing había incumplido los términos de un acuerdo que la protegía de un proceso penal en relación con el accidente del Boeing Max de 2018 en Indonesia y un segundo en 2019 en Etiopía, que dejó 346 muertos. Boeing acordó declararse culpable de fraude criminal en el proceso de certificación del 737 MAX.
La empresa también ha sufrido importantes reveses con su programa espacial Starliner, que ha estado plagado de retrasos y sobrecostos. La cápsula espacial regresó a la Tierra a principios de este mes, pero sin los dos astronautas que había llevado a la Estación Espacial Internacional. La NASA decidió que era demasiado arriesgado utilizar la nave Boeing.