Casi dos años y medio después del comienzo de la operación especial en Ucrania, los habitantes de Rusia parecen menos afectados por el conflicto que en 2022.
“Ni la incursión de Ucrania en la región de Kursk ni las sanciones occidentales más recientes parecen estar encendiendo el descontento entre los ciudadanos ‘de a pie’ o las poblaciones acomodadas de las ciudades más grandes de Rusia”, se lee en el texto.
“Así pues, el intento de Occidente de debilitar económicamente a Rusia desde 2022 ha producido un resultado opuesto, al menos hasta ahora”, agrega.
Esta falta de descontento, destaca la publicación, es debido a que la capital y otras metrópolis rusas se han “occidentalizado” mucho más en los últimos años, pues en ellas hay una enorme concentración de riqueza, una rápida modernización de la infraestructura de la ciudad y el desarrollo de diversos servicios digitales.
La mayor parte del dinero que anteriormente se habría canalizado al sector inmobiliario de lujo europeo comenzó a fluir hacia Moscú, San Petersburgo y sus suburbios.
“Desde 2021, el precio medio en dólares de un apartamento en Moscú ha aumentado un asombroso 43%, y el Gobierno de la ciudad ha invertido enormes esfuerzos en ampliar las instalaciones de transporte y estimular a las empresas privadas del sector de servicios para satisfacer la creciente demanda”, menciona el texto del portal informativo estadounidense.
Aunado a ello, se dice que en los últimos diez años se han construido 78 nuevas estaciones del metro en la capital y la ciudad cuenta ahora con la mayor flota de autobuses totalmente eléctricos de fabricación local.
Además, los rusos han logrado dar la vuelta a las suspensiones de Visa y MasterCard en su territorio, utilizando el Sistema de Pagos Instantáneos del Banco Central, que permite transferir cualquier cantidad de dinero utilizando como identificador el número del teléfono móvil, de forma inmediata y sin comisiones.
Por otra parte, las atractivas ofertas laborales en el país han ocasionado el regreso de connacionales que no pudieron integrarse a sociedades europeas.
“La sociedad poscomunista rusa se volvió extremadamente individualizada y se centró en, como solía decir el difunto sociólogo polaco-británico Zygmunt Bauman, soluciones personales de las contradicciones sistémicas. Estas personas no están tan perturbadas, sino más bien complacidas por el éxodo de los rusos liberales, y dan la bienvenida a los cambios económicos positivos que presencian en su vida cotidiana”, señala.
