El presidente venezolano, Nicolás Maduro, calificó este lunes a Palestina como «la patria humana» y aseveró que su liberación constituye hoy «la batalla más importante que tiene la humanidad».
«Palestina es la patria humana, pudiéramos definirlo así. Así como nosotros defendemos nuestra patria, Venezuela, la patria bolivariana, la patria latinoamericana, pudiéramos decir que la batalla más importante que tiene la humanidad es por la patria humana, es por la liberación de Palestina, por la liberación de Jerusalén», dijo el mandatario en su programa Con Maduro+.
En el contexto de una extensa reflexión a propósito del primer aniversario de la más reciente escalada de Israel contra el pueblo palestino, consideró que esa es la tierra «de los profetas, de los enviados de Dios» y que, en el futuro, tendría que ser «una tierra para la paz, la armonía, el diálogo de religiones, de civilizaciones, como fue siempre».
Una idea noble que salió mal
A ese respecto, relató que aunque la región fue «siempre el epicentro de la convivencia cultural y religiosa», ello llegó a su fin cuando «se entronizó el proyecto colonialista de EE.UU., el Reino Unido y Europa luego de la II Guerra Mundial», en la que el régimen nazi liderado por Adolf Hitler «asesinó a seis millones de judíos».
Pese a ello, afirmó, «ningún país de Europa quería tener a los judíos en su territorio» y los sobrevivientes, muchos procedentes de campos de concentración liberados por el Ejército Rojo de la Unión Soviética, «fueron puestos en guetos» y sometidos al desprecio.
Ante esa circunstancia, explicó, «la Unión Soviética, en un gesto de nobleza sin límites, acompañó la idea de que fueran recogidos en Palestina los judíos que eran perseguidos y despreciados por Europa. Así llegaron los primeros judíos [a Palestina] y Naciones Unidas aprobó una resolución que desde el primer día de su aprobación empezó a ser violada por quienes tomaron el poder político de este proyecto de ocupación de Palestina».
No es una guerra religiosa
En criterio de Maduro, tras la creación del Estado de Israel, el conflicto se ha convertido en uno muy grande «al que tratan de darle un barniz religioso», pero no es el caso. «No es un conflicto religioso, no es una lucha entre judíos y musulmanes […], es un conflicto suscitado por el proyecto colonialista de EE.UU., el Reino Unido y Europa para controlar un enclave de un Estado militarizado y poder expandir todas sus capacidades de influencia, de dominación y de hegemonía hacia el resto de la región», apuntó.
«Se tiene que hablar de la guerra de exterminio más horrorosa que se haya conocido desde la época de Hitler. ¿O es que los 27.000 niños y niñas que murieron bajo las bombas de alta precisión de Netanyahu eran de Hamás? ¿Es que los 42.000 hombres y mujeres eran de Hamás? ¿Es que las más de 10.000 mujeres que murieron cocinando en su hogar eran de Hamás? ¿Es que el 80 % de los edificios y casas de vivienda destruidas […] eran cuarteles de Hamás? No, es una guerra de exterminio contra el pueblo árabe palestino», valoró.
Sobre estas bases, argumentó que es inaceptable que Israel use su tecnología para lanzar «las bombas más destructivas del mundo contra edificios de apartamentos», pues ya no se trata de una guerra sino de un «genocidio», una «guerra de exterminio» contra palestinos y libaneses, que amenaza con extenderse hacia Siria, Irán y otros pueblos árabes, aunque eso sea ocultado «por los medios occidentales de manera vulgar».
«El proyecto de [Benjamín] Netanyahu es inviable, es demencial, es criminal y ha llevado al desprestigio total de la lucha que ustedes –los judíos– tuvieron contra el exterminio de Hitler. Se los digo como nieto y bisnieto de hombres y mujeres judíos sefardíes», completó.