Danay Galletti Hernández (Sputnik).— Esta demanda, según aseguró a Sputnik el doctor en Ciencias Históricas Oscar Julián Villar Barroso, responde a una necesidad de la isla, en un contexto de crisis económica y en momentos de transición de un mundo «unipolar, cruel y de monopolios, donde Estados Unidos y sus aliados imponen una agenda con sanciones y presiones, hacia uno nuevo que aún no termina de construirse».
El también máster en Historia Contemporánea y Relaciones Internacionales aseguró que el mecanismo, cuyo nombre es un acrónimo formado por los miembros originales: Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica, constituye una «alternativa», pues ellos impulsan iniciativas de desarrollo mediante el uso de monedas y tecnologías propias.
A juicio del académico, los países socios, como sería el caso de Cuba de ser admitida, «cooperan en todas las áreas, especialmente en cuestiones de interés mutuo y con carácter bilateral o multilateral».
En este sentido, el experto mencionó las excelentes relaciones de La Habana con las naciones del mecanismo, incluso, «muchas de ellas albergan un sentimiento de gratitud hacia la isla, por ejemplo, Etiopía, un país miembro que tiene derecho al voto y donde casi 300 cubanos perdieron la vida en un intento por tratar de conservar la independencia de ese territorio africano».
¿Beneficios para la isla caribeña?
En este sentido, las ventajas estarían en el intercambio académico, comercio, desarrollo sostenible, transferencia de tecnologías e inversiones, «ofrece muchas ventajas y posibilidades para la nación caribeña, es un escenario natural e ideal para una nación bloqueada, sancionada hasta la saciedad y perseguida, en ningún otro vamos a poder encaminar la solución a nuestros problemas».
De acuerdo con el académico, sucede similar en la Unión Económica Euroasiática (UEE), donde la isla funge como país observador y, en su consideración, resultaría pertinente, incluso, «acercarnos a la Organización de Cooperación de Shanghái».
«Ingresar en el grupo en calidad de socio representa la permanencia de una colaboración muy estrecha, provechosa desde el punto de vista económico, financiero y hasta político, sin condiciones. Nos permitiría un mayor crecimiento, independencia y una interacción más flexible con sus integrantes», explicó Villar Barroso.
Añadió que este mecanismo de integración, actualmente conformado por 10 países (además de los originales: Irán, Arabia Saudita, Emiratos Árabes, Egipto y Etiopía), responde a los presupuestos del denominado regionalismo abierto, con compromisos éticos y objetivos concretos; los Estados miembros «son más libres que en otras organizaciones internacionales, respetan las individualidades y tienen en cuenta las asimetrías».
«Si somos aceptados como socios y el Gobierno asume el tema con la agilidad que hace falta para resolver las dificultades, ello traería beneficios a corto plazo. No solo en inversiones dentro de la Zona Especial de Desarrollo del Mariel, también Cuba por su ubicación geográfica resulta la llave del Golfo y, por tanto, la puerta de entrada a América Latina y el Caribe», sentenció.
Por su parte, Mario Antonio Padilla Torres, secretario académico del Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI) y especialista en los países exsocialistas de Europa, dijo a Sputnik que la solicitud de Cuba refleja su claro posicionamiento en contra las medidas coercitivas y unilaterales de Washington.
Constituye, igualmente, «una oportunidad para compartir fortalezas, entre ellas, el alto nivel de las capacidades de sus recursos humanos, el progreso en sectores de punta como el biotecnológico, servicios médicos y turismo, y su política exterior y diplomacia; sumado al alcance de un intercambio más justo con estas naciones que son hoy un referente de la economía mundial».
La posible incorporación de la isla representa un camino de enfrentamiento al bloqueo económico, comercial y financiero, sentenció Padilla Torres; también comparte con ellos principios que son base del multilateralismo y la multipolaridad y «tenemos una gran disposición de compartir con los BRICS nuestros resultados y experiencias en beneficio de los Estados del sur».
De igual manera, agregó el profesor, la isla forma parte de proyectos de largo alcance, impulsados por algunos de los integrantes, como la iniciativa de la Franja y la Ruta y la ya mencionada categoría de observador en la UEE; y las esferas de interés común constituyen pautas dentro del plan nacional social y económico para el año 2030 y los objetivos de desarrollo sostenible.
¿Qué puede aportar Cuba a los BRICS?
El profesor Villar Barroso reconoció, asimismo, que la mayor de las Antillas construyó un sistema de enseñanza coherente, que va desde el preescolar hasta el posgrado al más alto nivel, «existe experiencia, camino recorrido, resultados y éxitos», por tanto, el territorio caribeño podría ser un puntal dentro de los BRICS de la colaboración en materia educativa.
«Gracias al programa cubano Yo sí puedo, millones de personas en el mundo pudieron alfabetizarse. De igual manera, la isla cuenta con centros de investigación y destacados científicos, con avances en áreas como la ingeniería genética, la biotecnología y la industria farmacéutica. Tenemos muchas cosas que ofertar, necesarias en varios de estos Estados», subrayó.
Mencionó el enfrentamiento de la nación caribeña a la pandemia de COVID-19 con la producción de vacunas propias, «poseemos un gran capital humano que ha sido formado durante 65 años de Revolución y puede sumarse a cualquier proyecto gestado dentro del grupo».
Para Luis René Fernández Tabío, doctor en Ciencias Económicas, profesor titular y estudioso del Centro de Investigaciones de Economía Internacional de la Universidad de La Habana, «todo lo que haga el país para profundizar las relaciones con este grupo es muy positivo y ello va en esa dirección; sin embargo, la isla tiene asignaturas pendientes».
Sobre el tema indicó que la mayor de las Antillas debe actualizar y mejorar su sistema económico para hacerlo suficientemente atractivo, estable, compatible y seguro, con el propósito de lograr la materialización de encadenamientos productivos y de servicios con empresas de esos Estados.
«Deben modernizarse además el sistema bancario y financiero cubano para estimular inversiones extranjeras directas con naciones del bloque e impulsar la creación de mecanismos destinados a las transferencias monetarias y financieras que actualmente se estudian en el BRICS», añadió el profesor.
En su consideración, en el contexto de la guerra económica de Estados Unidos contra La Habana resulta significativa la ejecución de un tipo de cambio real único dentro de ese sistema, si bien la isla, reiteró, precisa de instrumentos de inversión y un marco legal y regulatorio interno para la participación de las empresas estatales, cooperativas, privadas y mixtas.