Los impulsores geoeconómicos de la sinergia OCS/BRICS

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Mientras el Hegemón despliega una guerra de terror en varios frentes la indivisibilidad de la seguridad aún no puede adoptarse en toda Eurasia, sin embargo, la conectividad transfronteriza de beneficio mutuo sigue avanzando

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Pepe Escobar.— Una semana antes de la crucial cumbre BRICS en Kazán , la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) celebró una cumbre en Islamabad.

 

Esta convergencia es importante en más de un sentido. La cumbre de Pakistán contó con la participación del Consejo de Jefes de Gobierno de los Estados miembros de la OCS, y de ella surgió un comunicado conjunto en el que se subrayaba la necesidad de aplicar las decisiones adoptadas en la cumbre anual de la OCS celebrada el pasado mes de julio en Astaná, donde se reunieron los jefes de Estado, incluido el nuevo miembro de pleno derecho de la OCS, Irán.

China, ha asumido oficialmente la presidencia de la OCS para el período 2024-2025 después que su aliado  Pakistán ocupara la presidencia rotatoria de la OCS (ahora bajo una dudosa administración,respaldada por los matones militares que mantienen en prisión al ultrapopular ex primer ministro Imran Khan), Y, como era de esperar, el juego serán  losnegocios.

El lema de la presidencia china es –¿cómo no?– “acción”. Por eso, Pekín no tardó en empezar a promover una mayor y más rápida sinergia entre la Iniciativa del Cinturón y la Ruta (BRI) y la Unión Económica Euroasiática (UEE), cuya potencia predominante es Rusia.

Esto nos lleva a la rápida evolución de la asociación estratégica entre Rusia y China, que se está construyendo a través de corredores económicos euroasiáticos, con un par de subtramas de conectividad que se destacaron en la cumbre de Islamabad.

Cabalgando por la estepa

Empecemos por la fascinante Ruta de la Estepa, una idea mongola que se está concretando como corredor económico modernizado. Mongolia es un observador de la OCS,y no un miembro de pleno derecho: las razones para ello son bastante complejas. Aun así, el primer ministro ruso, Mijail Mishustin, habló maravillas de la Ruta de la Estepa con sus interlocutores de la OCS.

Los mongoles idearon la idea de un Taliin Zam (“Camino de la Estepa” en mongol) en 2014, que contiene nada menos que “Cinco Grandes Pasajes”: un laberinto de infraestructura de transporte y energía que se construirá con inversiones totales de al menos 50 mil millones de dólares.

Entre ellas se incluyen una autopista transnacional de 997 kilómetros de longitud que unirá Rusia con China; 1.100 kilómetros de infraestructura ferroviaria electrificada; la ampliación del Ferrocarril Transmongoliano (ya en funcionamiento)desde Sukhbaatar, en el norte, hasta Zamyn-Uud, en el sur; y, por supuesto, Ductistán, con nuevos oleoductos y gasoductos que unirán Altanbulag, en el norte, con Zamyn-Uud.

El primer ministro de Mongolia,Oyun-Erdene Luvsannamsrai, se mostró tan entusiasmado como Mishustin y anunció que Mongolia ya ha finalizado 33 proyectos de carreteras de estepa.

Estos proyectos se alinean perfectamente con el Corredor Transeurasiático de Rusia, un laberinto de conectividad que incluye el Ferrocarril Transiberiano, el Ferrocarril Transmanchuriano, el Ferrocarril Transmongoliano y la línea principal Baikal-Amur (BAM).

En julio, en la cumbre de la OCS, Putin y el presidente mongol, Ukhnaagiin Khurelsukh, pasaron bastante tiempo discutiendo los puntos estratégicos más sutiles de la logística euroasiática.

A principios de septiembre, Putin visitó Mongolia para conmemorar el 85 aniversario de la victoria conjunta soviético-mongol sobre los japoneses en el río Jaljin-Gol. Putin fue recibido como una estrella de rock.

Todo esto tiene un sentido estratégico perfecto. La frontera entre Rusia y Mongolia tiene 3.485 kilómetros de longitud.

La URSS y la República Popular de Mongolia establecieron relaciones diplomáticas hace más de un siglo, en 1921. Han estado trabajando juntas en proyectos como el gasoducto Transmongoliano (otra conexión entre Rusia y China); la modernización de la empresa conjunta ferroviaria de Ulaanbaatar; el suministro de combustible por parte de Rusia al nuevo aeropuerto internacional Gengis Kan; y la construcción por parte de Rosatom de una planta de energía nuclear.

Mongolia alberga una proverbial riqueza en materia de recursos naturales, desde tierras raras (cuyas reservas pueden alcanzar la asombrosa cifra de 31 millones de toneladas) hasta uranio (con reservas prospectivas de 1,3 millones de toneladas). Aunque aplica lo que se denomina la estrategia del Tercer Vecino, Mongolia necesita mantener un cuidadoso equilibrio, ya que está en la mira de Estados Unidos y la Unión Europea, que presionan permanentemente para que haya menos cooperación euroasiática con Rusia y China.

Naturalmente, Rusia posee una importante ventaja estratégica sobre Occidente, ya que Moscú no sólo trata a Mongolia como un socio igualitario, sino que también puede satisfacer las necesidades de su vecino en materia de seguridad energética.

Todo esto es aún más atractivo ya que Beijing considera que la Ruta de la Estepa es “altamente coherente” con la BRI, con todo un entusiasmo proverbial que elogia la sinergia y la “cooperación de beneficio mutuo” entre ambos proyectos.

Esta no es una alianza militar

Como complemento a la iniciativa de la Ruta de la Estepa, el primer ministro chino, Li Qiang, fue a Pakistán no solo para la cumbre de la OCS, sino con una prioridad de conectividad: avanzar en la siguiente etapa del Corredor Económico China-Pakistán (CPEC) de 65 mil millones de dólares, posiblemente el proyecto insignia de la BRI.

Li y su homólogo paquistaní, Sharif, finalmente inauguraron el estratégico Aeropuerto Internacional de Gwadar, financiado por China, en el suroeste de Baluchistán, esto  contra las intermitentes incursiones de las guerrillas separatistas baluchis financiadas por la CIA.

CPEC es un proyecto de desarrollo de infraestructura multinivel extremadamente ambicioso que abarca varios nodos comenzando desde la frontera entre China y Pakistán en el paso Khunjerab, bajando por la carretera Karakoram (mejorada) y descendiendo hacia el sur a través de Baluchistán hasta el Mar Arábigo.

En el futuro, el CPEC podría incluso incluir un gasoducto desde Gwadar hasta Xinjiang, lo que aliviaría aún más la dependencia de China de la energía transportada a través del estrecho de Malaca, que el Hegemón podría bloquear en poco tiempo.

La cumbre de la OCS efectuada antes de la cumbre BRICS  reiteró una vez más la sinergia que deben desarrollar  ambos organismos multilaterales. Los Estados miembros de la OCS –desde los países de Asia Central hasta la India y Pakistán– comprenden abrumadoramente el razonamiento ruso cuando se trata de la inevitabilidad de la Operación Militar Especial (SMO).

La posición china, oficialmente, es un prodigio de equilibrio y suave ambigüedad: aunque Pekín subraya su apoyo al principio de soberanía nacional, no ha condenado a Rusia y, al mismo tiempo, nunca ha culpado directamente a la OTAN por la guerra de facto.

La conectividad geoeconómica es una prioridad para las principales potencias de la OCS y sus dos socios estratégicos: Rusia y China. Desde principios de los años 2000, la OCS ha evolucionado desde la lucha contra el terrorismo a la cooperación geoeconómica. De hecho en Islamabad quedó claro que la OCS no se convertirá en una alianza militar al estilo de la OTAN.

Sin embargo lo más importante para todos los miembros de la OCS, aparte de la cooperación geoeconómica, es combatir la guerra contra el terrorismo de Occidente, que seguramente se intensificará ante el inminente y humillante fracaso del Proyecto Ucrania.

Un mecanismo que podría consolidar aún más la OCS y allanar el camino para una fusión con los BRICS más adelante -un difícil camino- es el concepto chino de Iniciativa de Seguridad Global, que coincide con el concepto ruso presentado a  Estados Unidos en diciembre de 2021, pero rechazado por el Imperio a solo dos meses antes de la inevitabilidad de la SMO.

China propone “defender el principio de seguridad indivisible”, así como “construir una arquitectura de seguridad equilibrada, eficaz y sostenible” y propone oponerse firmemente a “construir la seguridad nacional sobre la base de la inseguridad de otros países”. Esto es algo que todos los miembros de la OCS –sin mencionar a los BRICS– suscriben.

En pocas palabras, la indivisibilidad de la seguridad que pretenden Rusia y China equivale a la aplicación de facto de la Carta de las Naciones Unidas. El resultado sería la paz a nivel mundial y, por implicación, la sentencia de muerte de la OTAN.

Si bien la indivisibilidad de la seguridad aún no puede adoptarse en toda Eurasia (mientras el Hegemón despliega una guerra de terror en varios frentes para socavar el surgimiento de un mundo multinodal), la conectividad transfronteriza de beneficio mutuo sigue avanzando, desde la Ruta de la Estepa hasta los corredores de la Nueva Ruta de la Seda.

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