España es un modelo de represión política para los países europeos que, como Francia, van de cabeza hacia un fascismo sin máscara. En 2006 el gobierno francés creó el fantasma de la “apología del terrorismo”, lo introdujo en el Código Penal, en 2014 agravaron las penas y así acabaron con la libertad de expresión.
Ahora los juzgados se llenan de “apologías del terrorismo”, con penas que pueden llegar a los cinco años de prisión, e incluso siete si las opiniones se publican en línea.
Un viejo campeón de la “lucha antiterrorista” francesa, el juez Marc Trevidic, fue de los que alzaron la voz para imponer penas cada vez más severas a los que expresan su opinión. Trevidic fue miembro de sección especial “antiterrorista” de París durante nueve años. Ahora es presidente del Tribunal Penal de Versalles y se echa las manos a la cabeza por el fin de la libertad de expresión en Francia.
“Estamos viendo que llueven sentencias, a veces muy severas, que pueden llegar a varios años de prisión”, se lamenta el magistrado. “Estamos en un auténtico abuso, un uso totalmente indebido de la ley”, añade.
En octubre del año pasado el antiguo ministro de Justicia, Dupont-Moretti, ordenó a sus huestes que fueran intransigentes con los comentarios relacionados con la incursión palestina del 7 de octubre.
Durante el último año la ley se ha utilizado, principalmente, contra los manifestantes que se solidarizan con Palestina. Numerosas publicaciones han sido acusadas de apoyar a Hamás, catalogada como “organización terrorista” por arte de magia en la Unión Europea.
Han aumentado las detenciones policiales. Algunas personas son encarceladas antes de ser llevadas ante un juez, como un militante solidario con Palestina al que detuvieron en Niza recientemente.
Desde el inicio de la guerra en Gaza el año pasado, se han disparado las denuncias por “apología del terrorismo”. Entre el 7 de octubre del año pasado y el 23 de abril de este año, la fiscalía de París ha abierto 386 causas.
Las denuncias afectan a periodistas, investigadores, sindicalistas e incluso parlamentarios. Los denunciantes son asociaciones sionistas reconocidas que pretenden hablar en nombre a los judíos del mundo entero y cuyo objetivo es mantener incólume la imagen del Estado criminal de Israel.La “lucha antiterrorista” siempre encubre el terrorismo de Estado y quien mejor sabe esas cosas es un juez con amplia experiencia en la materia, como Trevidic.
La consigna de una manifestación, un artículo de prensa, una opinión, una crítica o una protesta se han reconvertido en Europa en peligrosos actos de “terrorismo” que pueden conducir a la cárcel a quien se atreve a levantar la voz más de lo debido.
Un sindicalista de la CGT ha sido condenado a un año de prisión por un folleto distribuido tras el 7 de octubre. Otro fue condenado a una multa de 20.000 euros y a tres años de inhabilitación.
En una columna escrita en abril, el periodista Edwy Plenel hablaba de “macartismo al estilo francés” o la imposición de una política del miedo en Europa. Todo para defender a un Estado típicamente asesino, como el israelí.
Pero el miedo es lo más contrario que puede haber a la libertad. Si un Estado, como el francés, lo ha impuesto como política general, es porque se ha metido de cabeza en la dictadura fascista más negra, al viejo estilo de Vichy.
—http://www.presos.org.es/index.php/2024/10/18/el-macartismo-al-estilo-frances-o-la-politica-del-miedo-articulo-de-juanma-olarieta/