Desde la pandemia de 2020 ya no resulta tan extraño que un periódico, como The Economist, se dedique a pregonar las bondades y beneficios de los medicamentos. Los boticarios acabarán leyendo los medios económicos y las cotizaciones bursátiles de las empresas farmcéuticas.
En lo que va de año The Economist ha dedicado nada menos que cinco reportajes al Ozempic, que es el nuevo bálsamo de Fierabrás (*). El remedio llegó hace tres años para tratar la diabetes y luego lo aplicaron también a la obesidad, con una inyección cada semana.
Pero hoy no hay dolencia en la que no esté presente esta receta. Lo recomiendan para las enfermedades cardiovasculares y renales, y se está probando oara el Alzheimer y la drogadicción.
Es uno de los fármacos “más eficaces de la historia”, dice The Economist, porque promete mejorar drásticamente la vida de más de mil millones de consumidores, “con profundas consecuencias para la industria, la economía y la sociedad”.
La cifra de negocio es impresionante. Por ejemplo, en Estados Unidos el precio de una pluma de Ozempic oscila entre 800 y 1.000 dólares. Basta multiplicar el precio unitario por mil millones de consumidores para entrar en el mercado de los billones de dólares… todos los meses.
Para conseguir cifras más precisas, podemos seguir multiplicando por esa cifra por doce. “Es posible que los pacientes necesiten tomar estos medicamentos durante toda su vida y aún no se han medido los beneficios a largo plazo”, dice The Economist.
El fabricante es Novo Nordisk, que comercializa el fármaco bajo la marca Wegovy para bajar de peso. Por su parte, Eli Lilly fabrica la tirzepatida, que es una alternativa a la anterior.
Pero los monopolios farmacéuticos trabajan para transformar el fármaco en pastillas, cuya producción es más barata que las inyecciones. Primero la comida basura engorda y enferma a millones de personas y luego hay que tomar fármacos para adelgazar.
La magia chamánica no acaba ahí. Los “expertos” dicen que estos fármacos también ayudan con las adicciones. En Estados Unidos los que toman estos fármacos tienen menos probabilidades de sufrir una sobredosis de opioides o abusar del cannabis o el alcohol. Otros hablan incluso de efectos contra el envejecimiento… La farmafia se acerca a la panacea, el elixir de la eterna juventud.
(*) https://www.economist.com/leaders/2024/10/24/its-not-just-obesity-drugs-like-ozempic-will-change-the-world
Nota: Cervantes, que procedía de una familia de curanderos, alude al bálsamo de Fierabrás en El Quijote como una panacea capaz de remediar todos males. En la literatura mágica medieval, Fierabrás (del francés ‘fier-a-bras’) era un gigante.