El conocido «atado y bien atado» es más que una frase acuñada para expresar que el franquismo dejaba en herencia un régimen, donde la clase dominante no iba a perder un ápice de poder al pasar de la dictadura a la «democracia». El que el propio dictador y su entorno hayan comandado que los Borbones fueran los próximos jefes de Estado, originó que los llamados «representantes políticos» tras la muerte física del dictador,. se pusieran a construir una Constitución apelando (y positivando) a la «paz social», «consensos», «acuerdos», «Pactos de la Moncloa», y, por tanto, renunciando a la lucha de clases y desmovilizando a una sociedad que, en ese momento, ocupaba las calles.
En la Constitución cabemos todos (uno más que otros) se dijo y dice, como si ello fuera una conquista y no una renuncia. Plasmar en la «ley de leyes» la economía de mercado, la monarquía o la prohibición a que los pueblos del estado decidan su futuro, no amerita a festejo alguno si lo que se pretende es cambiar el sistema. El papel de ciertos partidos avalando el «esto es lo que hay» los deslegitima para pedir la complicidad de los y las trabajadoras para defender sus intereses.
En este contexto, vale una pregunta_ ¿No hubiera sido más fácil y sencillo retocar y modernizar la Constitución de la República, la misma que fue amancillada por el fascismo, y dejarnos de milongas y Pacto de la Moncloa con el enemigo de clase? Lo dicho, 6 de diciembre, nada que celebrar salvo en la Casa Real y en el Ibex.