El comandante de las Fuerzas Especiales de Estados Unidos en el Indo-Pacífico, Anthony Mastalir, dijo esta semana en la Conferencia sobre Poder Espacial que las capacidades satelitales avanzadas de China son una «preocupación apremiante», tanto para Washington como para Japón.
Por ese motivo, aseguró que, para estar preparados para contrarrestar estas amenazas, ambos países se vieron obligados a fortalecer su asociación espacial.
La colaboración incluye el avance de capacidades compartidas en vigilancia de objetos espaciales para rastrear satélites chinos, «cada vez más sofisticados, capaces de alterar dinámicamente sus órbitas».
En entrevista con el medio asiático Global Times, un experto militar que pidió el anonimato aseguró que la retórica contra la nación asiática empleada por Estados Unidos es, en realidad, un pretexto para ocultar que el país norteamericano planea desplegar equipos de monitoreo avanzado en satélites japoneses para rastrear tecnología china.
«Esta estrategia tiene como objetivo justificar la creciente militarización del espacio por parte de Estados Unidos y su desarrollo de capacidades de guerra espacial, utilizando a China como un adversario ficticio», analizó el especialista.
El Global Times observó que Estados Unidos busca aprovechar la fuerza tecnológica y económica de Japón para asegurar su dominio espacial.
El experto señaló que el país norteamericano busca controlar la tecnología espacial de la isla, lo que «limita significativamente la capacidad de Japón para desarrollar de forma independiente sus capacidades especiales».
Un ejemplo, señala la nota, es que, para monitorear los satélites chinos, Washington le exigió a Tokio que instale sensores de fabricación estadounidense en los satélites QZSS, la versión japonesa del GPS.
«Esto no solo compromete la autonomía tecnológica de Japón, sino que también otorga a Estados Unidos un control sustancial sobre sus actividades espaciales», le dijo al medio el experto.
Y añadió que la participación del país norteamericano en los campos de alta tecnología de Japón, incluido el aeroespacial, «ayudará a asegurar el dominio total de Estados Unidos sobre la tecnología espacial».
Por todo lo anterior, el texto sostiene que Washington pretende dominar todas las áreas estratégicas clave, sobre todo en el espacio, «para asegurar el dominio espacial y controlar la estrategia de alta frontera, permitiéndole menospreciar a otros países y ejercer influencia sobre ellos».
Para ello, explica la nota, Estados Unidos ha proagado continuamente la «teoría de la amenaza espacial China», calumniando y difamando al gigante asiático.
Sin embargo, el país norteamericano es el «mayor impulsor de la militarización y utilización del espacio ultraterrestre, y la mayor amenaza a la seguridad espacial».