La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores Mao Ning enfatizó que esta infraestructura «es una creación del pueblo panameño y un conducto dorado que promueve la conectividad global».
La vocera recordó que Beijing ha apoyado históricamente la lucha de ese pueblo centroamericano por la soberanía del canal, mencionando las manifestaciones en el gigante asiático durante la década de 1960 en solidaridad con aquel país.
«China continuará respetando la soberanía de Panamá sobre el canal y reconoce su estatus como una vía de navegación internacional permanentemente neutral», añadió.
Mao Ning expresó confianza en que, bajo la eficiente gestión panameña, esta obra seguirá contribuyendo al intercambio entre los pueblos y al bienestar de la humanidad.
Las declaraciones se producen en un contexto de tensiones diplomáticas tras los comentarios de Trump, quien criticó las tarifas y sugirió que Estados Unidos podría buscar recuperar su control.
El presidente de la nación centroamericana, José Raúl Mulino, respondió que el canal es y seguirá siendo panameño, enfatizando la soberanía e independencia de su país.
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Esta infraestructura, inaugurada en 1914 y administrada por Estados Unidos hasta 1999, es una ruta estratégica que facilita el comercio marítimo internacional al conectar los océanos Atlántico y Pacífico.
Desde su transferencia, Panamá ha ejercido plena soberanía sobre la vía, garantizando su operación neutral y eficiente en beneficio del comercio global.
