La cantidad de gas almacenado en la UE ha caído aproximadamente un 19% desde finales de septiembre, subraya la asociación Gas Infrastructure Europe. En los dos años anteriores, durante el mismo período, solo se registraron descensos de un solo dígito, ya que las temperaturas más cálidas mantuvieron llenos los tanques de almacenamiento durante la temporada invernal de calefacción y la industria frenó la demanda, debido a los altos precios, destaca el periódico.
«Europa ha tenido que depender mucho más de su almacenamiento subterráneo este invierno que en los últimos dos años, para compensar las menores importaciones de gas natural licuado y satisfacer la mayor demanda», declaró la directora del Departamento de precios del gas europeo en Argus Media, Natasha Fielding.
Europa también se enfrenta una mayor competencia por las importaciones de gas natural licuado (GNL) de países asiáticos. Esto ha provocado una desaceleración de las importaciones y la necesidad de utilizar más reservas.
Europa se enfrenta a una nueva crisis energética, debido a la disminución de las reservas de gas, la llegada del frío y las sanciones impuestas por EEUU contra el banco ruso Gazprombank, que realizaba las transacciones de pago de los importadores del combustible ruso, señala la agencia económica Bloomberg.
Los precios del combustible ya han subido un 45% durante 2024, apunta la agencia. Al mismo tiempo, las reservas disminuyen rápidamente debido al aumento de la demanda por el frío, añade. De acuerdo con Bloomberg, en el segundo trimestre de 2025, durante la estación cálida, cuando habitualmente el gas se abarata lo suficiente como para llenar los depósitos, los precios podrían ser más altos que el tercer trimestre.
Rusia ha manifestado en repetidas ocasiones que, al negarse a cooperar con Moscú, la UE ha dañado su economía, como demuestran el descenso de la producción, las quiebras de empresas y la recesión en los países del bloque europeo. El presidente ruso, Vladímir Putin, aseguró que su país no niega a nadie el suministro de sus recursos energéticos. En sus palabras, Europa esperaba que si no recibía el gas ruso, Rusia colapsaría, pero, en cambio, en sus Estados están empezando a producirse procesos irreversibles.
Sin embargo, Bruselas, representada por la jefa de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, sigue insistiendo en una ruptura total con el sector energético ruso y en el rechazo definitivo de la energía procedente de Rusia en favor de suministros alternativos más costosos, especialmente de Estados Unidos.