Elson Concepción Pérez (Granma).— En no pocas ciudades europeas los termómetros marcaban entre cero y menos cinco grados de temperatura los primeros días del año. Se hacía imprescindible la calefacción, pero otra vez la política, al servicio de intereses foráneos, interrumpiría la circulación del gas, seguro y barato, que llegaba desde Rusia, atravesando por Ucrania.
La subordinación de los gobiernos europeos a lo decidido desde Washington, como parte del plan contra Rusia, y del gran negocio de las armas en Ucrania afecta la vida ciudadana de los europeos, pues dificulta mitigar el frío por la falta de calefacción o por el alto costo de la electricidad.
Unas horas después del cierre del grifo, que trasladaba nada menos que 40 000 millones de metros cúbicos de gas al año, en algunos medios de comunicación del mundo se advertía que Europa volvía a sancionar a sus pueblos con la aceptación de medidas que supuestamente perjudicarían a Rusia.
Recordemos que, a la política de sanciones estadounidenses contra Moscú se unieron gobiernos europeos, que incluso sumaron a las ayudas militares de Washington, millones de dólares para «afianzar a Kiev, antes de que Trump asuma el poder este 20 de enero».
«La responsabilidad de la interrupción del suministro de gas ruso recae enteramente sobre Estados Unidos, Kiev y las autoridades de los Estados europeos que sacrificaron el bienestar de sus ciudadanos a cambio del apoyo estadounidense», dijo la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, María Zajárova, en un comunicado.
La red de tránsito de Ucrania está conectada a los sistemas de gasoductos de Moldavia, Rumanía, Hungría, Polonia y Eslovaquia, y a continuación con los de Austria e Italia. El país más afectado por la decisión de Ucrania será Eslovaquia, puesto que depende de los suministros rusos para garantizar el flujo de, aproximadamente, dos tercios de la demanda, según el sitio digital rt.
Moldavia genera gran parte de su electricidad en una central eléctrica alimentada con gas ruso, y tendrá que reducir su consumo. La medida también afectó a Transnistria, una república moldava autoproclamada, en la cual ya se cortó la calefacción y el agua caliente, informó el sitio Sputnik.
En general, la Unión Europea depende en gran medida de las importaciones de gas ruso, que en 2023 alcanzaron el 85 %.
Al respecto, el primer ministro eslovaco, Robert Fico, ha asegurado que la interrupción del tránsito de gas a través de Ucrania tendrá un impacto «drástico» en todos los países de la Unión Europea, pero no en Rusia. «Es por eso que continuaré aplicando una política coherente orientada hacia los cuatro lados del mundo», dijo el Jefe del Gobierno eslovaco.
Entretanto, en una carta abierta remitida a los dirigentes de la Unión Europea, días antes del cese del suministro, Fico advirtió que la suspensión aumentaría los precios de gas en todo el bloque, lo que se traduciría en un costo anual adicional en 10 000 millones de euros para los hogares y la infraestructura de la ue.
En cuanto a las posibles pérdidas de Rusia, ascenderían a unos 2 000 millones de euros, es decir, solo alrededor del 3 % de todas las causadas a los 27 Estados miembros de la Unión Europea.