“Se trata de aviones anfibios Be-200 que se usan en misiones de rescate y extinción de incendios y que, no tienen parangón en el mundo”, destacó la vocera del Ministerio de Asuntos Exteriores del gigante euroasiático.
La vocera citó un artículo de la revista Ekspert la cual indica que en los años 2017-2019, Moscú y Washington intentaron cerrar un contrato de suministro de las aeronaves.
El texto refiere que en 2018 incluso se firmó un acuerdo para la entrega de 10 aviones entre el fabricante Beríev y la empresa estadounidense Seaplane Global Air Services.
Sin embargo, comentó Zajárova, más tarde los socios norteamericanos decidieron adquirir una versión del avión con motores ucranianos de la empresa Motor Sich, que eventualmente se negó a someterse al procedimiento de verificación y certificación de los motores en la Administración Federal de Aviación estadounidense, y el contrato finalmente nunca se llevó a cabo.
«Estados Unidos no sólo no entregó equipos de extinción de incendios a Los Ángeles, y sí a Ucrania, sino que Kiev también bloqueó un acuerdo sobre aviones anfibios que habrían salvado vidas en la nación norteña», resumió la diplomática.
En ese sentido, comparó las acciones de Washington con el popular dicho ruso: «me congelaré las orejas para fastidiar a mamá», en referencia a las acciones de un hijo que, en un aparente acto de rebeldía en época de invierno, no sigue la lógica de su madre y como resultado termina enfermo.
El Be-200 es el único hidroavión de propulsión a chorro del mundo, lo que le proporciona una alta velocidad y un elevado nivel de eficacia a la hora de arrojar agua.
Logra evacuar hasta 12 toneladas de una vez sobre los focos de un incendio. Para almacenarlas solo necesita planear entre 10 y 20 segundos sobre la superficie de un lago, río o mar.
El modelo en cuestión está presente en Rusia, Azerbaiyán y Argelia, y también han participado en la extinción de incendios forestales en Francia, Portugal, Italia, Grecia, Indonesia, Israel y Turquía.