Combinando hábilmente el trabajo ilegal con el legal, los bolcheviques se atrajeron a la mayoría de los sindicatos de las dos capitales. Los bolcheviques consiguieron ganar las organizaciones legales porque, pese a las brutales persecuciones del zarismo y a las encarnizadas campañas de los liquidadores y los trotskistas, supieron mantener en pie el Partido clandestino y asegurar una disciplina férrea dentro de sus filas, defender con firmeza los intereses de la clase obrera, mantener estrecho contacto con las masas y librar una lucha intransigente contra los enemigos del movimiento obrero. Sólo los bolcheviques tenían un programa marxista sobre el problema nacional, programa expuesto en el estudio del camarada Stalin, titulado “El marxismo y la cuestión nacional” y en los artículos de Lenin “Sobre el derecho de autodeterminación de las naciones” y “Apuntes críticos sobre la cuestión nacional”.
El gobierno zarista se aprovechó de la guerra para destrozar las organizaciones bolcheviques y ahogar el movimiento obrero. La marcha ascendente de la revolución fue interrumpida por la guerra mundial, con la que el gobierno zarista creía poder salvarse de la revolución.
Cap. 6: El Partido Bolchevique durante el período de la guerra imperialista. La segunda revolución rusa” (1914-marzo de 1917)
Bajo el imperialismo, adquirieron una importancia decisiva en la vida de los Estados capitalistas las potentes agrupaciones (monopolios) de los capitalistas y los bancos. El capital financiero se convirtió en el amo de los Estados capitalistas. En la época imperialista, el capitalismo se desarrolla de un modo extraordinariamente desigual y a saltos: países que antes aparecían en primer lugar desarrollan su industria con ritmos relativamente lentos, mientras que otros que antes eran países atrasados dan un rápido salto, los alcanzan y sobrepasan. La guerra de 1914 fue una guerra por un nuevo reparto del mundo y de las zonas de influencia. Esta guerra de rapiña, en la que se ventilaba el reparto del mundo, afectaba a los intereses de todos los países imperialistas, razón por la cual se vieron arrastrados a ella, en el transcurso de su desarrollo, el Japón, los EE.UU. y otros países.
Ayudaron a la burguesía a engañar al pueblo los oportunistas de la Segunda Internacional. Los socialdemócratas de la Segunda Internacional traicionaron vilmente la causa del socialismo, la causa de la solidaridad internacional del proletariado. Lejos de levantarse en contra de la guerra, lo que hicieron fue ayudar a la burguesía a lanzar a los obreros unos contra otros, bajo el pabellón de la defensa de la patria.
La burguesía rusa esperaba que, lanzándose a la guerra, mejoraría s situación, conquistaría nuevos mercados, se enriquecería con los pedidos y los suministros de guerra, y al mismo tiempo podría, valiéndose de la situación creada por la guerra, aplastar el movimiento revolucionario.
El Partido bolchevique mantuvo, desde los primeros días de la guerra, el punto de vista de que ésta no se había desencadenado para defender la patria, sino para apoderarse de territorios ajenos, para saquear a otros pueblos en interés de los terratenientes y capitalistas, y de que los obreros debían adoptar frente a ella una actitud de lucha decidida.