Mientras la Franja de Gaza, que está agotada, enfrenta severas restricciones a la ayuda humanitaria, incluido el bloqueo de suministros vitales de combustible, las recientes declaraciones del presidente estadounidense Donald Trump añaden más tensión a una situación ya volátil.
Un artículo en el periódico israelí Haaretz describe las recientes declaraciones e intervenciones de Trump como “tentar al destino”, advirtiendo que podrían hacer descarrilar el acuerdo de alto el fuego en Gaza e interrumpir el proceso de intercambio de prisioneros.
El analista sionista Amos Harel, que escribe para Haaretz, se refiere a Trump como una “fuerza impredecible” cuyas acciones corren el riesgo de intensificar la crisis. El llamamuienti de Trump a la liberación de prisioneros en una sola tanda, divergiendo del enfoque gradual previamente acordado, representa un cambio radical en las negociaciones que podría tener consecuencias peligrosas.
Si bien muchos en la entidad sionista, particularmente aquellos que apoyan el acuerdo de intercambio de prisioneros, habían puesto sus esperanzas en Trump, Harel señala que ahora comparten la “dolorosa frustración” que sintieron anteriormente los críticos, especialmente aquellos de las facciones de derecha.
El artículo destaca además cómo las facciones de derecha en la entidad sionista han acogido con agrado las declaraciones de Trump, viéndolas como una oportunidad para que el primer ministro sionista Netanyahu se retracte de sus compromisos y emprenda acciones militares contra Hamas. Sin embargo, Harel advierte que tales acciones podrían llevar a la muerte de docenas de prisioneros que aún se encuentran detenidos en Gaza.
En conclusión, Harel descarta el optimismo de derecha en torno a la intervención de Trump, subrayando que es poco probable que la fuerza militar cambie la postura de Hamas, particularmente porque el grupo no tiene nada más que perder.
Sugiere que las motivaciones de Trump pueden incluir asegurar un logro regional significativo, como poner fin al conflicto de Gaza, facilitar la normalización con los vecinos regionales del enemigo israelí o incluso asegurar un Premio Nobel de la Paz.
Ayuda limitada y escasez grave
En una flagrante escalada de restricciones, las fuerzas de ocupación israelíes han bloqueado la entrada de combustible comercial a Gaza, a pesar de las claras estipulaciones del protocolo humanitario. Fuentes dentro de Gaza confirmaron a Al-Jazeera que la ocupación también ha detenido el suministro de combustible para servicios esenciales, incluidos los vehículos de defensa civil y municipales necesarios para reparaciones cruciales de carreteras y remoción de escombros.
Además, no se ha permitido la entrada de combustible comercial al enclave, lo que exacerba la crisis humanitaria en curso.
Las mismas fuentes revelaron que solo se ha permitido la entrada a Gaza de unas 53.000 tiendas de campaña de las 200.000 acordadas, y no se ha entregado ninguna de las 60.000 caravanas necesarias para el refugio. También señalaron que solo se ha permitido la entrada de 4 vehículos pesados para la remoción de escombros y la recuperación de cadáveres, a pesar de que el sector necesita 500 de esos vehículos.
Además, la ocupación israelí ha impedido la entrada de materiales de construcción necesarios para reconstruir hospitales y centros de defensa civil. La calle Rashid de Gaza sigue cerrada a los vehículos, y los controles de cruce continúan en la calle Salah Al-Din después de la expiración del plazo de 22 días. No se ha permitido la entrada de equipos a la central eléctrica, lo que dificulta las reparaciones y el restablecimiento de la red eléctrica.