La “multipolaridad” es uno de los vocablos de moda, y no por el Polo Sur, ni por el Polo Norte, sino porque la Guerra de Ucrania ha mostrado la debilidad de las potencias dominantes, incluidas las europeas, que se creían el ombligo del mundo.
El Informe de Seguridad de Munich 2025, titulado precisamente “Multipolarización”, sostiene que si bien el mundo aún no es aún totalmente multipolar, está atravesando rápidamente un “proceso de multipolarización”, que lo aleja del orden impuesto por Estados Unidos desde el comienzo de la Guerra Fría (*).
El informe aparece antes de la Conferencia de Seguridad de Múnich, que se celebrará a finales de esta semana. En la nueva “multipolaridad” el poder y la influencia se reparten entre múltiples actores, en lugar de concentrarse en uno solo. El documento analiza los papeles de los actores clave en la nueva era y señala que los “efectos negativos” de la multipolaridad “prevalecen a medida que las divisiones entre las principales potencias crecen y la competencia entre diferentes modelos de orden impide abordar de manera conjunta las crisis y amenazas mundiales”.
El texto analiza el cambio de dirección de la política exterior de Estados Unidos y concluye con un tópico absurdo: lo que ha enterrado la vieja hegemonía mundial no es la aplastante derrota del imperialismo en Ucrania sino Trump. Su regreso a la Casa Blanca ha “enterrado el consenso de política exterior estadounidense posterior a la Guerra Fría”, dice el informe. Desde la perspectiva estadounidense, el antiguo orden es un “mal negocio”. Lo que antes les interesaba, ahora les perjudica.
Los autores describen a Trump como alguien que prefiere la “diplomacia bilateral o transaccional” que da como resultado una mayor “multipolaridad” a medida que los estados compiten por relaciones directas o preferenciales con Estados Unidos en lugar de con otros.
Al analizar la posición de Europa en el nuevo orden, el informe señala que se enfrenta a una tormenta polar perfecta: “Durante la última década, la controversia sobre el orden internacional liberal ha aumentado, desafiando la visión de la Unión Europea sobre el mundo. Hoy esas presiones están llegando a un punto crítico” porque culmina en una crisis para los países del Viejo Continente: la Guerra de Ucrania ha destruido la arquitectura de seguridad cooperativa de Europa, dice el informe, y la interdependencia económica está amenazada por la militarización creciente.
Para encauzar la “multipolaridad” por una “vía positiva”, propone el informe, hay que empezar por “despolarizar”, promoviendo la cooperación entre potencias para reducir el riesgo de conflictos.
La reelección de Trump podría intensificar la crisis del Viejo Continente y reavivar el debate sobre si la Unión Europea necesita convertirse, en palabras de Macron, en un “tercer polo” con una mayor autonomía.
En lo que respecta a la seguridad interna de Europa, el informe acaba con otro tópico: “los extremos políticos, especialmente la extrema derecha”, han ganado votos desde el cambio de siglo. En Europa siete hay gobiernos con partidos de “extrema derecha” y quizá a causa de ello la Conferencia de Múnich ha prohibido la presencia de los partidos alemanes AfD y BSW (Alianza Sahra Wagenknecht).
No obstante, el presidente de la Conferencia, Christoph Heusgen, se justifica diciendo que ambos partidos rechazan el principio central del evento, “Paz a través del diálogo”, que es más falso que un billete de tres euros.
(*) https://securityconference.org/en/publications/munich-security-report-2025