Raúl Antonio Capote (Granma).— La ofensiva de Donald Trump contra varias agencias federales hizo reflotar el tema de los cuantiosos recursos asignados, durante años, a la Agencia de ee. uu. para el Desarrollo Internacional (Usaid).
El monto recibido por los operadores del caos a nivel global suma cifras multimillonarias. Este dinero, canalizado a través de diversos conductos de financiamiento, sufragó, desde los años 60, numerosas acciones subversivas en las que la cia prefería mantener una apariencia de no involucramiento directo.
Todo parecía marchar a la perfección para la intocable organización que, además de financiar golpes de Estado y revoluciones de colores, enriqueció a cientos de funcionarios corruptos que hacían, con escaso control gubernamental, uso y abuso de los fondos.
Sin embargo, los vientos cambiaron. Nuevos intereses o razones profundas que quizá algún día se revelen la hicieron caer en desgracia, aunque motivos reales abundan, y serían más que suficientes si la ética que mueve a los «inculpadores» fuera genuina.
Gran impacto tuvo, recientemente, la orden de Trump para suspender la cooperación internacional a través de la Usaid.
Durante los años fiscales 2023 y 2024, la organización federal desembolsó unos 1 700 millones de dólares solo en América Latina y el Caribe, según Foreignassistance, un sitio web que publica datos sobre la ayuda internacional de Estados Unidos.
Mucho de ese dinero, sabemos, fue consignado a fines poco humanitarios. El propio Gobierno estadounidense ahora admite que considerables recursos fueron otorgados a la extrema derecha venezolana.
Solo en el año fiscal 2024 se aprobaron 50 millones de dólares para financiar programas de «cambio de régimen» contra Cuba, por medio de la ned y la Usaid.
Todo apunta a que ahora se «cierra el grifo», pero la realidad contradice la decisión del mandatario de congelar los fondos. La zapatilla, al parecer, no quedó ajustada, y el agua sigue fluyendo.
Contradiciendo la narrativa de la Casa Blanca, sectores anticubanos del Congreso y el Gobierno de ee. uu. pretenden incrementar los haberes destinados a la subversión contra la Isla.
Aspiran a que, en el año fiscal 2025, la cifra aumente a 70 millones, a pesar de que está más que demostrado que ese dinero, utilizado para dañar al pueblo cubano, resulta inefectivo en su propósito último: acabar con la Revolución.
Con Marco Rubio «administrando» la Usaid, no es de extrañar que, si se lo permiten, mantendrá el uso de esos fondos para alimentar la maquinaria a la que debe su carrera política.