La deriva autoritaria de Luis Arce

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Juanlu González (Bits Rojiverdes).— El autogolpe de estado en Bolivia se ha consumado definitivamente. Cárceles llenas de presos políticos, represión en las calles, lawfare a discreción, usurpación de siglas, intentos de magnicidio… dan fe de la lamentable situación por la que atraviesa el pueblo boliviano. Una ciudadanía ya absolutamente castigada por la desastrosa gestión económica y social del nefasto presidente Lucho Arce quien, en vez de ocuparse de mejorar la calidad de vida de sus habitantes, ha dedicado la mayor parte de los esfuerzos de la presente legislatura a luchar contra quienes lo auparon al poder, tanto a los cuadros del Movimiento Al Socialismo, como a su enorme base social.

 

Hace pocas semanas insistía en que las encuestas regionales situaban a Arce a la altura de la golpista y asesina Dina Boluarte, a la que ya no quieren ni en su propia casa. Sin embargo, en estos momentos los datos demoscópicos son aún peores para el, por ahora, presidente. Ya no le valdrá la inercia de encabezar el MAS y recibir los votos progresistas de manera automática o con la nariz tapada. Evo Morales acaba de anunciar el partido por el que se va a presentar a la presidencia, el Frente Para la Victoria (FPV), lo que ha desatado una deserción en masa de militantes del MAS. Además, un nuevo instrumento político se atisba en el horizonte más inmediato.

Todas las cartas están ya sobre la mesa. Las cuitas sobre candidaturas de consenso no eran más que vanas ilusiones buenistas alentadas especialmente por los enemigos de Evo. Arce no ganaría las próximas elecciones aunque se presentase solo o contra su propia sombra. Ofrecer apartar de la carrera electoral a Morales, el indiscutible líder boliviano, a cambio de eliminar a un cadáver político, no era más que una treta absurda abocada al fracaso, como así ha sido finalmente. La estrategia de fichar a alguna promesa evista y hacerla cambiar de bando a cambio del apoyo para llevarlo al poder entre algodones, tampoco ha dado resultado. La capacidad de seducción y el carisma de Lucho nunca han sido su fuerte y, enfrentado a su antiguo mentor, es menos que cero.

¿Qué podemos esperar de ahora en adelante? Visto lo visto, el arcismo va a jugar a la contra, es decir, va a tratar por todos los medios a su alcance de impedir que Evo se pueda postular a una nueva presidencia. No es nada nuevo, ya lo lleva intentando mucho tiempo sin éxito, pero es probable que la guerra sucia se recrudezca, sobre todo a partir del mes de abril. En vez de dejar hablar a la ciudadanía en libertad y buena lid, sus esfuerzos van a ir encaminados a inhabilitar al expresidente, aunque ello suponga el ascenso de la extrema derecha y se pongan en riesgo los avances sociales y la recuperación de la soberanía lograda durante las legislaturas de Evo Morales.

Afortunadamente, no lo van a tener fácil, la inhabilitación es un acto reglado por ley y no depende de la voluntad de uno o dos jueces, por muy prevaricadores que sean o por mucho que se hayan formado en la nueva «Escuela de las Américas» para magistrados. Para comenzar, porque solo se inhabilitan candidaturas cuando estas han sido promulgadas oficialmente, cosa que aún no ha sucedido, porque los comicios están previstos para agosto de este mismo año y no han sido convocados. La institución competente para inhabilitar es únicamente el Órgano Electoral Plurinacional, que se activa dentro del periodo de vigencia de una convocatoria concreta a Elecciones Generales.

¿Cuáles son los motivos que pueden anular una candidatura o un candidato? Son muy claros. Como estipula el articulado de la Ley de Régimen Electoral, para aceptar una candidatura, el postulante debe ser mayor de edad (30 años en caso de aspirar a la presidencia), ser de nacionalidad boliviana, estar inscrito en el padrón electoral, hablar como mínimo dos de los idiomas oficiales del país, haber realizado el servicio militar y no estar cumpliendo sentencias condenatorias. Todos estos requisitos los cumpliría Evo Morales sin ningún problema.

Hay otra condición necesaria para ser candidato y es que el postulante no incurra en los supuestos de incompatibilidad establecidos por la Constitución del Estado plurinacional de Bolivia. Estas tienen que ver con la prestación de servicios en empresas nacionales o transnacionales con contratos en vigor con el Estado boliviano, o que se ejerza cargo público —civil o militar— y no haya renunciado a él tres meses antes de la convocatoria electoral. Evo lleva más de 5 años sin ser servidor público, por lo tanto no le afectaría ninguna de estas incompatibilidades.

Finalmente, y es ahí donde más se están agarrando los opositores, el expresidente, el 28 de diciembre de 2023 el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) emitió la SCP 1010/2023-S4 que, supuestamente, impide la reelección discontinua a la presidencia que sí posibilita el Artículo 168 de la Constitución boliviana vigente. ¿Estaría o no entonces Evo Morales inhabilitado de por vida, como repiten la mayoría de medios de comunicacion?. En absoluto. En primer lugar porque TCP no puede usurpar competencias que no le son propias, en este caso del Órgano Electoral Plurinacional. Ya hemos visto cómo Evo, de presentarse, cumpliría todos los requisitos y no se vería afectado por ningún tipo de incompatibilidad o inelegibilidad, que son las bases de cualquier demanda de inhabilitación que pudiera presentarse. Por tanto, El TSE no puede considerar la SCP 1010 como causa de inhabilitación. Aun más, la Convención Americana sobre Derechos Humanos exige que las limitaciones de los derechos fundamentales solo podrían ser aplicadas “conforme a leyes que se dictaren por razones de interés general y con el propósito para el cual han sido establecidas”. Por tanto, si no existen leyes que lo regulen, una sentencia no podría sustituirla.

La cuestión de fondo es si Evo Morales puede presentarse habiendo ostentado el cargo de presidente durante tres legislaturas consecutivas, 2006-2010, 2010-2015 y 2015-2019. Pues bien, para comenzar, el primero de los periodos debe ser excluido del sumatorio, ya que se realizó conforme a la constitución de 1967. También se podría alegar que el último mandato no fue concluido en su totalidad, ya que fue interrumpido por el golpe de estado de Áñez. Además, habiendo pasado casi seis años desde que Evo abandonó la Casa Grande del Pueblo, la prohibición de mandatos consecutivos decae y es perfectamente posible que vuelva a postularse a la presidencia si no hay ley que lo impida, como es el caso. Para colmo de irregularidades, la sentencia tampoco fue emitida por la sala plena del Tribunal Constitucional que es la única instancia competente para interpretar la Constitución boliviana, sino solo por dos magistrados con su mandato caducado, auto prorrogados, que suscribieron la inconstitucional e inconvencional SCP 1010. Las decisiones de ambos, todas, deben consideradas nulas de pleno derecho, como debe serlo también la invención del concepto de reelección discontinua, un puro artificio legal que más parece sacado de la chistera de un mago que de un texto jurídico.

1 COMENTARIO

  1. Muy bien hermano!
    Un periodista ejemplar, ya que todos los medios de comunicación no difunden la verdad, o no difunden porque no se les paga. Pero al final la verdad siempre se descubre.
    Lucho a traicionado a quien le ha dado la oportunidad de ser presidente de un País, para luego perseguirle hasta intentar matarlo tal como hizo el traidor Lenin moreno.
    Bueno un saludo revolucionario a todos los patriotas de la Patria grande.

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