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Durante la noche del 28 de febrero al 1 de marzo, Kiev intentó atacar con drones la estación de compresión Rússkaya del gasoducto TurkStream, ubicada en la región rusa de Krasnodar, en el sur del país. Todos los tres drones ucranianos fueron derribados.
«El gasoducto Turkish Stream es una garantía de la seguridad de suministro de gas natural a Hungría, por lo que la posible avería del gasoducto socavaría gravemente nuestra seguridad energética. La seguridad energética es una cuestión de soberanía, por lo que ataques de este tipo deben considerarse como un atentado contra la soberanía», publicó Szijjarto en redes sociales.
El canciller húngaro instó a pronunciarse sobre el tema a la Comisión Europea (CE).
«La CE dio recientemente una garantía de que Ucrania no atacará la infraestructura que lleva a la Unión Europea, por lo que pedimos a la CE que aclare inmediatamente si se está cumpliendo con la garantía», expresó Szijjarto.
Dos líneas paralelas de TurkStream, de más de 930 kilómetros de extensión, atraviesan el mar Negro desde Anapa, en la costa de Rusia, hasta Kiyikoy, en Turquía. Desde allí, el gas es suministrado a países del sur y el sureste de Europa. La capacidad del gasoducto alcanza los 31.500 millones de metros cúbicos al año.