El precio de la vida

«Nuestra estructura médica colapsaría si ellos no estuvieran aquí», subrayó el Primer Ministro de Santa Lucía

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En Santa Lucía, «los médicos cubanos son parte integral de nuestro sistema de Salud», dijo el Canciller de ese país caribeño, quien agradeció, especialmente, la ayuda en la COVID-19. Foto: Mundo Latino
En Santa Lucía, «los médicos cubanos son parte integral de nuestro sistema de Salud», dijo el Canciller de ese país caribeño, quien agradeció, especialmente, la ayuda en la COVID-19. Foto: Mundo Latino

Laura Mercedes Giráldez (Granma).— Insiste la administración de Donald Trump, con Marco Rubio a la cabeza de las acusaciones, en demostrar –sin pruebas y con resultados opuestos a los esperados– que la cooperación médica cubana en el exterior no es más que un «programa de exportación de mano de obra explotadora».

Más de seis décadas son el más válido argumento que refuta tales imputaciones del Gobierno estadounidense, que insiste en desacreditar al pueblo de la Mayor de las Antillas desde cualquier ámbito. Sin embargo, como amor con amor se paga, las respuestas ante las presiones del imperio han resultado en manifestaciones de apoyo a la Isla.

Así lo evidenció el primer ministro de Santa Lucía, Philip J. Pierre, quien hizo hincapié en la presencia de los especialistas antillanos en su país desde 1979, los cuales han contribuido a que el sistema médico de esa nación no colapse. Además, explicó que «trabajan como profesionales, reciben pagos del Gobierno y no tienen un trato especial o diferente al de nuestros médicos locales», dijo.

Por otra parte, el ministro de Asuntos Exteriores, Alva Baptiste, quien tras recibir una nota diplomática de Estados Unidos, «preocupado» por la presencia de personal médico cubano en ese país, aseguró ante la prensa que «los profesionales médicos cubanos son parte integral de nuestro sistema de Salud, respondiendo a los numerosos desafíos que enfrentamos, especialmente durante la COVID-19 (…) queremos agradecer al Gobierno y al pueblo de Cuba por brindarnos ese apoyo», resaltó.

Las amenazas de sanciones y las infundadas acusaciones de Washington como cómplices, han llegado hasta varios países del Caribe, como lo confirmó Ralph Gonsalves, primer ministro de San Vicente y las Granadinas, tras asegurar que «preferiría perder mi visa antes que dejar morir a 60 personas pobres y trabajadoras».

Asimismo, Mia Mottley, primera ministra de Barbados, consideró «injusta e injustificada» la actitud de la Casa Blanca, y manifestó que está preparada, «como otros en esta región, a que si no podemos llegar a un acuerdo sensato sobre este asunto, y el costo es la pérdida de mi visa para Estados Unidos, que así sea».

Sin duda, en la balanza de la justicia, el desprecio de Trump, Rubio y sus acólitos por la solidaridad cubana es menos poderoso que los vínculos de solidaridad y el raciocinio de muchos otros pueblos. La vida y la salud estarán siempre por encima de cualquier «ultimátum» de desesperación.

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