“Ante la amenaza del fascismo, el neocolonialismo y el imperialismo en su intento por repartirse el mundo, es urgente que en nuestro Abya Yala unamos esfuerzos y voluntades en torno a las organizaciones revolucionarias y a la Internacional Antifascista (…)”, afirma el documento denominado Manifiesto de Abril.
Enfatiza el texto en que la consolidación de esta unidad a nivel nacional es tarea de todos y todas, como expresión de la vocación unitaria que siempre ha caracterizado a los pueblos de la región.
Según el documento aprobado por los antifascistas bolivianos, esta unidad debe materializarse, sobre todo, en acciones concretas de solidaridad entre nuestros pueblos, gobiernos progresistas y naciones que enfrentan la embestida fascista.
“(…) Esta lucha adquiere especial relevancia en Bolivia, donde el riesgo de caer en manos del enemigo es real debido a la fragmentación y división interna (…)”, ratifica el manifiesto.
Insiste en que, frente a este peligro, es imperativo cerrar filas y evitar por todos los medios que la sedición fascista gane terreno, se legitime y destruya los avances conquistados por el Estado Plurinacional.
Describe que La batalla en el país debe traducirse en “la unidad inquebrantable de todas las fuerzas progresistas y revolucionarias para desenmascarar a una derecha que se disfraza de democracia, denunciando y combatiendo sin tregua sus intentos de resucitar el pasado neoliberal” (…)”.
Reitera el texto que hoy, el enemigo de los pueblos recurre nuevamente a sus métodos fascistas: guerra híbrida, manipulación mediática, sabotaje económico, desestabilización social y la creación de un clima de violencia para imponer su agenda.
En relación con el escenario electoral, donde la derecha busca legitimarse, los antifascistas señalan que “nuestros pueblos pueden demostrar una vez más su madurez, impulsando una candidatura unitaria del campo popular para derrotar a la derecha en las próximas elecciones de agosto (…)”.
Al respecto, sostienen que, en este momento crucial, “nuestras organizaciones sociales, políticas y revolucionarias deben honrar la memoria de los mártires y héroes que cayeron en la lucha por la Liberación Nacional, forjando la unidad revolucionaria necesaria para vencer al fascismo, al neocolonialismo y al imperialismo (…)”.
Concluyen que, solo así, los sectores populares podrán avanzar hacia el horizonte del Vivir Bien y completar la gesta emancipadora con la reconstrucción de la Patria Grande latinoamericana.