
Pastor Batista Valdés (Granma).— Abril, por intermedio de su cuarto día, no solo vuelve a desbordar alegría en todo el archipiélago cubano, al celebrar nuevos aniversarios la Organización de Pioneros José Martí y de la Unión de Jóvenes Comunistas; sino que deviene, además, expresión de ejercicio de derechos, por parte de los más pequeños de la sociedad.
Fue este mes también el escogido para que alumnos de distintas edades expresaran sus consideraciones acerca del anteproyecto del Código de la Niñez, Adolescencias y Juventudes.
Más allá de lo que pudieron haber concebido y preparado colectivos docentes como los de la Escuela Primaria Arcelio M. Suárez Bernal, la realidad confirmó que, sobre la base de su parecer, empleando sus propias palabras y despojados de la timidez que tal vez signó a generaciones pasadas, niños y jóvenes alzaron sus manos y, de hecho, voces a favor de un mundo mejor a escala de planeta y del derecho a participar, a ser protegidos, comprendidos y a la garantía de un desarrollo pleno, en los ámbitos social, comunitario, familiar…
Hubo cientos, miles de Isabelas, Yadiras, Camilos, Adrianes… aprendiendo (un poquito más) acerca de derechos y también de deberes, aportando ideas o haciendo sugerencias tan fantásticas como la esencia de esa norma que el Parlamento cubano debe aprobar en sesión que promete ser tiernamente histórica.
La combinación, previa al debate, de estampas culturales a cargo de chiquitines, armonizaría de alguna manera con objetivos, preceptos y elementos de un código cuyos únicos y verdaderos dueños llevan hoy pañoleta, mochila y uniformes escolares. Habría así satisfacción en los niños, alivio en los claustros docentes y una enseñanza que deberán aprovechar muy bien padres que ayer no tuvieron la oportunidad de ser protagonistas activos a la hora de conformar una norma llamada a estar marcada, siempre, por la ternura y la sonrisa de los niños ascendiendo por los peldaños calendariales de la vida.
«¿Quién no se emociona al verlos opinar? –meditó Deivy Pérez Martín, primera secretaria del Partido en Sancti Spíritus–. Ahí hay una evidencia más de la prioridad que, aún en medio de este complejo escenario, les sigue concediendo la máxima dirección del país a nuestros niños, adolescentes y jóvenes. Y ahí anida una razón más para continuar defendiendo su derecho pleno al futuro».