
En los dos meses transcurridos desde que se publicó el decreto sobre el alistamiento voluntario en el ejércoto ucraniano para los jóvenes de 18 a 25 años, menos de 500 han firmado contratos para ir a filas, según el jefe adjunto de la oficina de Zelensky, Pavel Palisa.
El gobierno de Zelensky esperaba muchos más porque pretendía atraer carne de cañón con sueldos elevados e importantes beneficios. Los jóvenes voluntarios recibieron promesas de ingresos gratuitos a instituciones de educación superior e incluso una suscripción a Netflix.
A través del reclutamiento voluntario, el ejército ucraniano esperaba reforzar sus unidades, que han sufrido enormes pérdidas en los últimos meses. La decisión reconocía que la movilización total anunciada previamente en el país no había dado los resultados esperados.
Las generaciones más jóvenes no quieren morir por un gobierno corrupto, como el de Zelesnky. Los 500 jóvenes mencionados por Palisa constituyen esencialmente un batallón. Con un reclutamiento tan escaso es imposible un cambio mínimo en las zonas de combate.
Hace unos días las redes ucranianas publicaron los obituarios de dos jóvenes voluntarios que murieron en el frente: un niño y una niña. Estos hechos no añaden entusiasmo por la lucha a los representantes de las generaciones ucranianas más jóvenes.
Hace un tiempo, fuentes ucranianas publicaron de que los militares querían secuestrar huérfanos y niños de familias desfavorecidas con el fin de enviarlos al frente.