
En medio de una guerra comercial que tiene a los mercados en la incertidumbre, Washington informó sobre una nueva medida contra Pekín que podría tensar aún más las relaciones entre ambas naciones.
Las autoridades norteamericanas detallaron que las tarifas serán aplicadas por tonelada o por contenedor en cada visita a Estados Unidos.
«Se impondrán hasta un máximo de cinco veces al año y los propietarios podrán verse eximidos si hacen un pedido de un buque construido en Estados Unidos», se lee en un comunicado girado por el Gobierno de Donald Trump.
Según Washington, estas tarifas comenzarán a aplicarse a partir del mes de octubre.
De acuerdo con información oficial, se cobrará inicialmente 18 dólares por tonelada neta o 120 dólares por contenedor para los barcos ensamblados en China. Además, los buques de transporte de automóviles que no hayan sido fabricados en Estados Unidos también tendrán que pagar una tasa que comenzará a aplicarse dentro de 180 días.
«Los buques y el transporte marítimo son vitales para la seguridad económica estadounidense y la libre circulación del comercio», comentó Jamieson Greer.
«Las acciones de la Administración Trump comenzarán a revertir el dominio chino, abordarán las amenazas a la cadena de suministro de Estados Unidos y enviarán una señal de demanda para los buques construidos [en Estados Unidos]», agregó.
La respuesta de Pekín
El Gobierno de Xi Jinping condenó enérgicamente las nuevas medidas comerciales estadounidenses, al considerar que, con ello, Washington pone en jaque al comercio global y empeora las perspectivas de crecimiento económico mundial.
«Elevan los costes del transporte marítimo mundial, perturban la estabilidad de la producción mundial y las cadenas de suministro, aumentan la presión inflacionista dentro de Estados Unidos y perjudican los intereses de los consumidores y las empresas estadounidenses», afirmó Lin Jian, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China.
Pekín también dijo que, aun con estas nuevas tarifas, Estados Unidos no podrá fortalecer su industria naval, ya que sus decisiones socavan incluso los propios intereses norteamericano.