No, no es una nueva versión de la famosa película. Tiene que ver con el zapatillazo que mis amigos de Ansarolá acaban de dar a EEUU al atacar a un portaaviones y provocar que un avión de combate cayese al mar, según dicen los estadounidenes (si reconoce algo así es porque la cosa no está nada bien para ellos allá). Pero, sobre todo, es el golpe proporcionado al unísono por Rusia y Corea del Norte al reconocer oficialmente la participación de los soldados norcoreanos en la liberación de Kursk después de casi nueve meses de aventura neonazi auspiciada y alentada por la OTAN.
Después de meses especulando con el tema, cuando ambos países lo reconocen resulta que hay silencio. Típico de Occidente. Bueno, silencio, silencio no. Ha habido críticas y anuncios de más sanciones por ello, pero eso ¿a quién le importa? Desde luego ni a Rusia ni a Corea del Norte. Lo más gracioso del caso ha sido la histérica reacción de Corea del Sur, que habla de «violación de la Carta de la ONU» y de «cooperación militar ilegal», algo que, recogiendo lo que dice el Occidente colectivo «socava gravemente la paz y la estabilidad en la región del Pacífico, así como en Europa».
Por supuesto ni es ilegal, puesto que hay un tratado de amistad y cooperación entre los dos países, ni viola ninguna carta de la ONU puesto que se ha combatido solo en territorio ruso.
Es un golpe muy duro el que ha recibido Occidente y la OTAN en particular. Si algo resume lo que ha ocurrido es este gráfico que lo refleja perfectamente.
Hay cientos, si no miles de mercenarios occidentales y «asesores militares» de la OTAN en el país 404, antes conocido como Ucrania y eso sí que no tiene ninguna base legal, ni bilateral ni multilateral tipo ONU.
Pero lo que ha puesto los pelos de punta a Occidente es la siguiente afirmación rusa: «Rusia, si es necesario, también puede proporcionar asistencia militar a la RPDC de conformidad con el acuerdo». No es algo nuevo. Está escrito en el documento de asociación entre los dos países, por lo tanto no hay ilegalidad alguna ni sorpresa. Si se habla de violación del derecho internacional hay que empezar por Irak, Afganistán, Yugoslavia, Libia, Siria, Gaza, Líbano… La lista de tropelías occidentales es larga, muy larga. Todas ellas se han llevado a cabo, y se llevan a cabo, violando claramente la Carta de la ONU.
El análisis de lo ocurrido en Kursk tiene que hacer reflexionar a todo el mundo. El sistema de bloques rígidos y permanentes (tipo OTAN) ha quedado obsoleto y está siendo reemplazado por alianzas situacionales en áreas y zonas específicas. Y, de nuevo, Rusia es la pionera en ello.
Y lanza un mensaje muy claro a la OTAN: tenemos la vacuna para vuestros alardes de enviar tropas al país 404.
Se rompe también otro mito muy extendido en Occidente, producto de su ignorancia: el que Corea del Norte es un vasallo de China. Y esto lanza un mensaje claro a China también, que tampoco es que haya dicho mucho al respecto precisamente.
Ya que nadie lo dice lo voy a hacer yo, metiéndome de nuevo en un charco: la confirmación oficial de esta alianza ruso-norcoreana ha sido seguida de los rumores de nuevos intentos de EEUU de reanudar el diálogo con Corea del Norte.
¿Debilidad de EEUU? Por supuesto. Es un país desestructurado y mucho más débil de lo que aparenta. El hecho de que mis amigos en zapatillas, Ansarolá, hayan derribado ni más ni menos que 22 aviones no tripulados MQ-9 desde que el 7 de octubre de 2023 inició su respuesta solidaria con los palestinos al genocidio en Gaza, y ahora hay que añadir el avión hundido ayer, dice mucho más de lo que creemos.
Corea del Norte ha demostrado una eficacia en combate que no se esperaba nadie, lo mismo que los hutíes de Ansarolá. Súmase a ello la paliza que las «wunderwaffen», las armas maravillosas de la OTAN están sufriendo en el país 404, donde arden igual de bien que sus predecesoras nazis de hace 80 años y se verá cuál es el grado real de la «superioridad militar occidental».
Pero el caso de Ansarolá también rompe mitos. Desde el final de la II Guerra Mundial, EEUU ha recurrido innumerables veces al poder de sus portaaviones para controlar las principales rutas de transporte marítimo del mundo y lanzar ataques contra los oponentes. Si hay por ahí algún militar que lee esta página que me rectifique, pero a mi entender los portaaviones son uno de los pilares fundamentales de la hegemonía estadounidense y un símbolo de su fuerza nacional.
Eso, si es que era así, lo era hasta ayer: un ejército no regular, como sí es el norcoreano, ha sido capaz de obligar a un portaaviones de EEUU a evadirse con los desastrosos resultados que vemos. Es una constatación y otro aviso: Ansarolá está asesorado por Irán, y si su armamento logra estos resultados no parece tan fácil el ataque a Irán.
Trump puede hablar mucho, puede pavonearse de que dirige el mundo como en esta histérica entrevista de ayer, pero la realidad es muy otra. Puede pavonearse con un gasto de un billón de dólares para el Ejército, pero la eficacia deja bastante que desear.
La época en que EEUU, con o sin OTAN, utilizaba la fuerza militar para chantajear, agredir y derrocar gobiernos está quedando atrás. China lo ve. Y muchos otros.
Dado que hace mucho que no hablo de Corea del Norte, me parece que hay que cerrar con un icónico tema del grupo Moranbong que se titula «Tansume». Según el traductor, significa «De un golpe». En este caso, de dos golpes.
El Lince