Entre ellos crean los premios y entre ellos se los reparten. Ayer, viernes, el exjefe de la Diplomacia de la Unión Europa (UE), Josep Borrell, recibió el Premio Europeo Carlos V en el Monasterio de Yuste (España).
Fue durante la ceremonia de este premio cuando expresó su crítica a los veintisiete países miembros de la Unión Europea (UE). En su discurso afirmó que Europa está presenciando “la mayor operación de limpieza étnica desde la Segunda Guerra Mundial”, con el objetivo es crear un “centro vacacional” tras la eliminación de los palestinos.
Borrell describió la situación de Gaza como un “genocidio”, y añadió que “la UE no está haciendo todo lo que puede” para protestar e influir en las acciones israelíes.
Igualmente, advirtió a las generaciones más jóvenes de Europa, instándolas a impulsar la “integración financiera y militar lo antes posible” o se arriesgan a ver el colapso de la civilización europea en un mundo moldeado por los autores del caos, como el presidente de EE.UU., Donald Trump.
Borrell se mostró como lo que no es. Por una parte, exteriorizó sensibilidad (ficticia, por supuesto) para con Gaza, pero, por otra, llama a impulsar la “integración financiera y militar”. Sin duda apuesta por la guerra.
Debemos añadir, también, la hipocresía y el cinismo de la intervención de Borrell sobre Gaza. Este individuo fue Alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad de la UE entre 2019 y 2024. El genocidio que supuestamente él ahora condena se estaba dando cuando él ejercía el mencionado cargo. Poco o nada hizo para, desde la UE, intentar parar el exterminio palestino.